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El ambiguo 1° de Mayo de Alberto Fernández: acto piquetero con apoyo crítico y la pasividad cómplice de la CGT

Organizaciones sociales prometen un acto masivo de apoyo al Gobierno pero rechazan la política económica, mientras la CGT hace un guiño a Guzmán y Moroni
24/04/2022 - 08:17hs
El ambiguo 1° de Mayo de Alberto Fernández: acto piquetero con apoyo crítico y la pasividad cómplice de la CGT

Para Alberto Fernández será un 1°de Mayo algo extraño, a tono con el momento político y social del país. Por un lado, verá la postal inusual de una gran manifestación piquetera que, en vez de acusar al Gobierno por incumplir promesas, esta vez va a manifestar su apoyo. En cambio, la CGT parece dispuesta a ausentarse de los actos conmemoratorios pero sin abandonar su apoyo al Presidente.

En realidad, ambas actitudes reflejan cierta ambigüedad: los piqueteros convocaron formalmente a apoyar al Gobierno por su reciente anuncio de un impuesto para captar las "rentas inesperadas", lo cual deja en claro que el principal efecto de ese tributo, que difícilmente obtenga la aprobación del Congreso, es el de lograr cierta distensión entre los socios de la coalición gobernante.

No por casualidad, entre los organizadores destacan las organizaciones más afines con el oficialismo, como el Movimiento Evita -liderado por Emilio Pérsico- y Barrios de Pie -que conduce Daniel Menéndez-.

Se trata de las agrupaciones que están "de los dos lados del mostrador", al tener a dirigentes que también ocupan cargos de funcionarios en el ministerio de Desarrollo Social.

Pero también se hará presente Juan Grabois, uno de los socios díscolos del Gobierno, que había manifestado su apoyo al reciente "acampe" de los grupos más radicalizados.

Para Alberto Fernández, el 1° de Mayo ofrecerá la posibilidad de ver una manifestación piquetera de apoyo, luego de los acampes de protesta
Alberto Fernández podrá de ver una manifestación piquetera de apoyo, tras los acampes críticos

Aunque la convocatoria formal habla de un apoyo al Gobierno, el contenido de la proclama sugiere que el acto podrá tener un tono más de reclamo que de aprobación para Alberto Fernández.

Rechazo al acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, denuncia sobre la insuficiente ayuda que implican los planes sociales -aun tomando en cuenta el nuevo bono de $18.000- y un regreso al planteo sobre la necesidad de un salario universal que sustituya al esquema asistencialista serán los puntos principales del 1° de Mayo.

Es decir, un tono más cercano al que se había visto el año pasado en el acto masivo por el Día de San Cayetano, cuando se oyeron duras advertencias sobre lo frágil de la paz social si desde la política no se buscaban soluciones urgentes para la pobreza.

Entre las frases potentes de aquel día, se sigue recordando la dura advertencia formulada por Grabois: "La relativa estabilidad que se mantuvo durante el tiempo de la pandemia, lograda por algunas medidas del Gobierno y la formidable red de cohesión comunitaria que por décadas tejimos movimientos sociales e iglesias no podrá evitar por mucho más tiempo el estallido del pueblo pobre que quiere algo más que el plato de comida que nuestras ollas populares ofrecen cotidianamente".

CGT, el apoyo de la pasividad

El otro aspecto ambiguo de ese día emblemático será el de la central sindical CGT, que ha mostrado un inusual desapego por la manifestación callejera.

En su reciente reunión de consejo directivo, confirma la cercanía a la línea que han sostenido el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el de Trabajo, Claudio Moroni.

Así, ratifican que la reapertura adelantada de las paritarias son una buena medida para proteger al salario contra la erosión inflacionaria. Y no hace mención a la necesidad de un bono salarial por decreto, que había estado entre los reclamos del sector kirchnerista de la coalición gobernante.

Además, el título del comunicado –"La única salida a la crisis es con más producción y trabajo"- ya implica todo un diagnóstico. Se alinea con la visión oficialista de que la inflación ha sido agravada por motivos externos al país y enfatiza en que la posición sindical debe ser "responsable" para no poner en riesgo la inversión productiva.

"Cada organización sindical, por rama de actividad, conoce mejor que nadie las necesidades de sus trabajadores y las posibilidades empresarias de su sector", afirma el comunicado. Una postura coincidente con la defendida por el ministro Moroni, quien había levantado polvareda al afirmar que, dado que las paritarias funcionan correctamente, eso garantiza la protección del salario sin que el Estado debiera pensar en otro tipo de medida intervencionista.

La declaración apoya también la continuidad de la mesa de diálogo con el sector empresarial para buscar soluciones a la crisis. Lo cual, traducido al ámbito político, implica que la cúpula de la CGT está dispuesta a mantener su apoyo político como contrapeso de los sectores que están motorizando la protesta callejera.

Héctor Daer, principal dirigente de la CGT, acaba de dar un mensaje de apoyo al Gobierno, al adherir a la política salarial sin reclamos por bonos establecidos por decreto
Héctor Daer, principal dirigente de la CGT, acaba de dar un mensaje de apoyo al Gobierno

El reflejo de una mayor dispersión de ingresos

El 1° de Mayo dejará en evidencia más que nunca la dispersión de ingresos que se está produciendo en este momento de la economía, en el que se agrandan las diferencias entre asalariados e informales, así como entre los trabajadores que están representados por sindicatos poderosos y los que tienen menos capacidad negociadora.

Mientras Héctor Daer y sus compañeros de la cúpula cegetista verán por TV el acto protagonizado por las organizaciones piqueteras, se consolida un nuevo piso de ajuste salarial para los mayores convenios, que ya se acercan a porcentajes de 60% anual, como acaba de ocurrir en la paritaria de comercio, que alcanza a 1,2 millón de asalariados.

La referencia que había tratado de marcar originalmente el ministro Guzmán era de 40%, cuando todavía confiaba en terminar el año con una inflación menor al 51% registrado en 2021. Luego ese número se corrigió al 45%, que fue el porcentaje aplicado a la negociación del gremio docente antes del inicio de las clases, en una señal para el resto de los trabajadores estatales.

También ese 45% fue la cifra tomada para programar las subas escalonadas del salario mínimo, que a su vez es la referencia que determina la evolución de los planes como el Potenciar Trabajo -que asiste con medio salario mínimo a 1,2 millón de beneficiarios- y los demás programas de ayuda social.

La denuncia sobre la insuficiencia de esos planes logró ser apenas mitigada por el anuncio del nuevo bono de ayuda, pero en absoluto garantiza que la protesta vaya a bajar su volumen. De hecho, casi al mismo tiempo que Guzmán dio a conocer la noticia, el Indec informó que la canasta básica familiar -es decir, el ingreso de un hogar tipo para estar sobre la línea de pobreza- había ascendido a $89.690.

La cifra implica una suba de 7%, por lo que la perspectiva no es halagüeña: tomando un cálculo conservador en el que la canasta básica se encarece al mismo ritmo que el promedio inflacionario, entonces la línea se ubicará para diciembre próximo en unos $117.000, mientras el salario mínimo se ubicará en $47.850. Esto implicará que en un hogar donde se perciban dos salarios mínimos, el ingreso estará 18% de la línea de pobreza, si el Gobierno no hace una revisión que trate de compensar la erosión inflacionaria.

El otro acto, con tono crítico

Como ya es habitual, habrá otro acto del 1° de Mayo en paralelo, este sí sin ambigüedades y con neto tono opositor, protagonizado por los partidos de izquierda, que se darán cita en la plaza de Mayo -peligrosamente cerca de la otra concentración, que tendrá su escenario en la intersección de la 9 de Julio y Avenida de Mayo-.

En ese acto, una de las figuras principales será Eduardo Belliboni, líder del Polo Obrero, la organización social con más presencia en la protesta callejera, organizadora del masivo acampe frente a la sede del Ministerio de Desarrollo Social.

"Basta de polenta", el elocuente mensaje que los piqueteros no alineados con el Gobierno dejaron a fin de año

Belliboni no sólo ha criticado al Gobierno, sino que también desafió a las otras organizaciones piqueteras, a cuyas dirigencias acusó de estar traicionando los intereses de sus militantes al priorizar sus cargos de funcionarios.

Y fue el impulsor de protestas con momentos de tensión, como que derivó en una toma del ministerio por parte de militantes, que con granos de polenta escribieron sobre el suelo un elocuente mensaje al Gobierno: "Basta de polenta".

Alberto, entre Máximo y el tractorazo

Todavía no está claro qué rol jugará ese día el kirchnerismo, y en especial La Cámpora, su organización con mayor capacidad de movilización, que viene de realizar una gran demostración el pasado 24 de marzo, en la que sin tapujos mostró su oposición al acuerdo con el FMI.

A juzgar por sus posturas recientes, puede presumirse que Máximo Kirchner se sentirá más consustanciado con el tono del acto del Polo Obrero y los partidos de izquierda. Aunque, por afinidad política, debería compartir el espacio con las organizaciones sociales que prometen llevar 300.000 personas a Plaza de Mayo.

En todo caso, a Alberto Fernández le quedará la satisfacción de ver un acto que, al menos desde lo formal, proclamará su adhesión al Gobierno. Y, sobre todo, podrá dar una respuesta a los actos de protesta contra la política oficial, como el "tractorazo" convocado por los productores rurales que se resisten al intervencionismo estatal.