Este mes de julio terminará con una inflación récord para las últimas décadas, en torno al 8% de acuerdo a las estimaciones del propio Gobierno. Está claro que aquella promesa de Martín Guzmán de que marzo sería el peor mes del año quedará archivada. Y, en todo caso, lo más grave es que la dinámica inflacionaria se sigue agravando.

Es lo que están advirtiendo empresas líderes de varios sectores, pero en especial de la alimentación. Esas compañías están recibiendo fuertes aumentos de precios por parte de sus proveedores: desde harinas, azúcar, latas, papel y cartón, envases de vidrio y otros insumos para producir.

Los incrementos, en algunos casos, superan el 50% y obligaron a los fabricantes a entablar negociaciones de apuro con sus proveedores, en un intento por amortiguar esas subas o de fraccionarlas en varias semanas.

Ese panorama le pone presión a la inflación del mes que viene. Y pone en duda que el Gobierno consiga aunque sea una disminución en la tendencia de los precios, lo que no sólo perjudica a la mayoría de los trabajadores por la pérdida de poder adquisitivo sino que pone bajo cuestión la estabilidad de la economía.

La pregunta, a esta altura, es si este 2022 terminará con una inflación del 85% a 90% o si llegará a los tres dígitos, algo que hasta acá no estaba en los cálculos de nadie. Y menos sin que haya mediado una devaluación abrupta.

Esto es un hecho inédito, incluso para la Argentina: que los precios se comporten como si hubiese habido una fuerte devaluación.

La ministra Batakis debe enfrentar la constante suba de los precios de la economía.

Inflación: ¿nuevas medidas en camino?

En su paso por Washington, Silvina Batakis dejó en claro que no es partidaria de tomar atajos para enfriar el ritmo inflacionario. Durante su estadía en los Estados Unidos, la ministra señaló que la aceleración en el aumento de los precios tiene una raíz macroeconómica, que el Gobierno abordará en los próximos meses.

Dejó en claro que los controles de precios no solucionan el grave problema que enfrenta el país, y que las canastas que pueden diseñarse -tipo el programa de Precios Cuidados- son apenas un paliativo, con un impacto mínimo en la dinámica inflacionaria.

La señal más contundente que dio sobre medidas fue que está dispuesta a cumplir con el acuerdo firmado con el FMI. Que no habrá renegociación de las metas, lo que implicará un ajuste sobre las cuentas públicas.

Batakis aseguró a inversores y analistas de Wall Street que tiene el respaldo político de Cristina Kirchner para aplicar ese ajuste en el gasto público. Algo que todavía no mencionó en sus apariciones públicas.

La ministra mensuró ese ajuste: de entre 1 y 1,1 punto del PIB sólo en el segundo semestre del año que acaba de comenzar. Admitió que ese ordenamiento tendrá "un fuerte impacto en la actividad económica" en lo que resta del año.

En EE.UU., Batakis dijo tener el apoyo de Cristina Kirchner para desplegar un plan de ajuste.

Precios calientes y golpe a la actividad económica

Antes de viajar hacia los Estados Unidos, Silvina Batakis recibió un informe que sacudió las expectativas que la ministra tenía sobre la inflación de este mes: según ese reporte, el IPC de julio llegaría -e incluso podría exceder- el 8%. Un nivel récord de los últimos años.

El informe oficial toma en cuenta los datos de evolución de los precios de "alta frecuencia". Un registro diario sobre los movimientos de los precios de la economía. Los pondera replicando el índice que arma el Indec.

De acuerdo a ese monitoreo, la inflación de este mes alcanzaría el 8%. Y que incluso podría superar ese nivel. Ese registro supera incluso las mediciones que están realizando las consultoras privadas, que advirtieron en los últimos informes que el IPC de julio alcanzaría el 7%.

iProfesional viene dando cuenta del aumento en los costos de los fabricantes, que recibieron incrementos de hasta 50% en los insumos que les venden sus proveedores. Esas empresas ya advirtieron al Gobierno sobre la inevitable presión sobre los precios de la comida. Y también de un agravamiento de los faltantes.

La aceleración inflacionaria terminará impactando en el nivel de consumo, lógicamente. Algo de esto ya se percibió el mes pasado, cuando la suba de los precios era más moderada. 

El impacto político y social de una disparada adicional en los precios de los alimentos puede ser sofocante. Por eso, todas las alarmas están sonando en la Casa Rosada. Aunque por ahora no aparecen respuestas contundentes para evitarlo.

Alta inflación y faltantes, una combinación que golpea a la actividad.

El dólar también empuja a los precios

Aun cuando no haya una devaluación abrupta, la suba diaria del dólar le pone presión a los precios. El ritmo del "crawling peg" se aceleró del 4% mensual al 5,3% mensual en las últimas semanas, lo que retroalimenta las expectativas inflacionarias.

Por eso es relevante lo que haga el Gobierno en las próximas horas. Batakis habló de que las tasas de interés deben ser positivas en términos reales.

Pero una medida aislada, en este contexto, no alcanza para modificar las expectativas del mercado financiero y de los formadores de precios.¿Se anunciará un plan en las próximas horas? ¿Se viene un cambio de Gabinete que vaya en ese sentido de un relanzamiento?

Como viene sucediendo desde hace dos años y medio, nunca queda claro qué quieren hacer Alberto Fernández y Cristina Kirchner.