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Tras el "affaire" Rubinstein, Massa lanza estrategia urgente para recomponer el golpe a su imagen de "superministro"

Massa "cruzó un límite" al nombrar a un hipercrítico de Cristina. Y lo que había sido una señal "market friendly" se transformó en factor de incertidumbre
05/08/2022 - 20:00hs
Tras el "affaire" Rubinstein, Massa lanza estrategia urgente para recomponer el golpe a su imagen de "superministro"

Sergio Massa se encontró, apenas dos días después de asumir el cargo, con su primer gran escollo. Y no, no se trató de la acelerada venta de dólares del Banco Central -que en agosto ya lleva una pérdida de u$s500 millones- sino algo más grave: un cuestionamiento a su "volumen político", justamente el atributo del que carecían sus antecesores y que lo llevó al cargo.

La insólita situación de nombramiento de Gabriel Rubinstein como viceministro por la mañana y el posterior "desnombramiento" a la tardecita del viernes tuvo un efecto devastador para el arranque de la gestión massista. Lo que en un principio había sido un mensaje tranquilizador al mercado terminó por convertirse en un factor adicional de incertidumbre.

Y, lo peor de todo, una puesta en duda sobre si la condición de "superministro" que se le adjudicó a Massa se condice con la realidad o si fue una exageración en la interpretación de periodistas y politólogos.

A esta hora, Rubinstein, que está en el exterior, sigue dispuesto a asumir el cargo, y está a la espera de cómo se resuelva la negociación política entre Massa y el kirchnerismo. Pero todo indica que será difícil avanzar con un nombramiento que resulta irritante para Cristina Kirchner.

¿No tan superministro?

En todo caso, lo que quedó en claro es que el "affaire" ya le está significando un costo político al flamante ministro.Tras un arranque hiperactivo para poner en marcha las medidas esbozadas en su primera conferencia de prensa, ocurrió el primer problema: hubo un anuncio y un "contra-anuncio" en el nombramiento del secretario de Política Económica, el cargo que popularmente se conoce como "viceministro".

Dado que Sergio Massa no es economista de profesión, se generó una expectativa inusual respecto de quién ocuparía el cargo de secretario de Política Económica, en el entendido de que se trataría de la persona que verdaderamente marcaría los lineamientos macroeconómicos. 

Y el mercado había recibido con expectativas favorables la designación de Rubinstein, un reconocido economista que ya anteriormente había ocupado cargos de responsabilidad en los tiempos en que Roberto Lavagna era ministro. Rubinstein es uno de los economistas más consultados por las empresas y suele ser invitado a dar charlas y conferencias. Su consultora GRA se ubica en el top 10 del ranking de los mejores pronosticadores en la encuesta REM que mensualmente realiza el Banco Central.

Gabriel Rubinstein, designado secretario de política económica, es un firme partidario del desdoblamiento cambiario
Gabriel Rubinstein, centro de la primera desavenencia entre Sergio Massa y el kirchnerismo, apenas dos días después de iniciada la gestión

Sin embargo, ya en la noche del viernes, lo que parecía un nombramiento formal, súbitamente quedó en suspenso. Lo que trabó el ingreso de Rubinstein no fueron sus posturas económicas "ortodoxas". A fin de cuentas, en el kirchnerismo ya existe una resignación sobre la necesidad de un ajuste económico, incluyendo una suba tarifaria y algún tipo de corrección cambiaria.

En cambio, preocupaba la señal política del nombramiento: ni bien se conoció la noticia de que Rubinstein sería quien tendría a su cargo "la botonera" de la macroeconomía, salieron a la luz viejas críticas del economista hacia la gestión presidencial de Cristina Kirchner, difundidas en mensajes de Twitter.

Lo cierto es que Rubinstein está lejos de ser una excepción: prácticamente todos los economistas de primera línea han sido críticos del kirchnerismo. Pero en el caso de Rubinstein hubo mensajes cargados de sarcasmo y hasta de contenido ofensivo para Cristina, lo cual superó la capacidad de tolerancia política en el Instituto Patria.

Primer traspié

No está claro si hubo un veto explícito por parte de Cristina o si fue el propio Massa quien decidió dar marcha atrás para no irritar a la vice. Lo cierto es que, según afirman en el entorno del ministro, hubo en el kirchnerismo una queja en el sentido de que Massa había "cruzado un límite" con el nombramiento de Rubinstein.

El enojo era más político que ideológico. A fin de cuentas, antes de que se confirmaba a Rubinstein, Massa había hablado con Marina Dal Poggetto, directora de la consultora Eco Go, una respetada economista formada junto a Miguel Bein. Dal Poggetto es conocida por su visión crítica sobre el desajuste fiscal y por su visión sobre la necesidad de un ajuste del tipo de cambio. Trascendió que, justamente, ese fue el tema que había convencido a Massa de no designarla, dado que el ministro teme las consecuencias de un salto devaluatorio justo en un momento en el que el Banco Central está escaso de reservas.

También se supo que Massa estuvo dialogando con Emmanuel Álvarez Agis, quien ya había ocupado la posición de viceministro acompañando a Axel Kicillof, al final de la gestión de Cristina.

Álvarez Agis resulta mucho más "potable" políticamente hablando para la coalición de gobierno, lo cual no implica que no tenga también una visión crítica sobre las políticas que se han adoptado hasta ahora en materia económica. En su momento, cuando renunció Martín Guzmán, el presidente Alberto Fernández intentó convencerlo de que asumiera el ministerio, pero el economista rechazó el convite, por sentir que no contaría con el margen de acción suficiente como para llevar a cabo su programa.

Entre sus primeras definiciones, Sergio Massa descartó que un
Sergio Massa publicó un mensaje en las redes sociales en la noche del sábado, para revertir la sensación de parálisis tras el "affaire Rubinstein"

La contraofensiva de Massa

Lo cierto es que Massa se encontró con una urgencia. El "affaire Rubinstein" lo puso en una situación incómoda, en la que el mercado empezó a dudar de su autoridad y su margen de acción en el ministerio. No por casualidad, publicó en un horario muy inusual -el sábado a las 19 horas- un extenso mensaje en las redes sociales, en las que hizo un repaso de todas las acciones realizadas desde el día de su asunción.

Se trata, básicamente, de un detalle de su agenda de reuniones y de comunicaciones realizadas a las diferentes reparticiones de la administración pública, para que se pusieran en práctica las nuevas normas de disciplina presupuestaria y para que empiece la faz operativa del incremento tarifario. El objetivo evidente fue mostrar a Massa con el control de la gestión y sin el menor atisbo de parálisis. Pero en su mensaje no hubo la mínima mención al nombramiento de Rubinstein. Fue un tema que, naturalmente, le recordaron sus seguidores con mensajes irónicos en Twitter.

Para empeorar la situación, Massa fue salpicado por otra situación enojosa: la censura que denunció Viviana Canosa, conductora de un programa hiper crítico del Gobierno en la señal A24, propiedad de Daniel Vila, un empresario estrechamente ligado al ministro.

Esos dos temas estuvieron entre los "trending topic" de las redes desde la noche del viernes, sin que la estrategia comunicacional de Massa haya podido bajar el ruido político. Para colmo, también se está generando un nerviosismo creciente en las redes respecto de los depósitos en dólares del sistema bancario, ante la imparable pérdida de reservas del BCRA.

En consecuencia, la expectativa del mercado es que el problema generado tras la contramarcha en el nombramiento de Rubinstein sea subsanado antes de la apertura del mercado del lunes, de manera de aplacar el nerviosismo del mercado.

¿Massa prepara un desdoblamiento cambiario?

Mientras tanto, la sensación que quedó flotando ya desde el viernes es que Massa estaría dispuesto a avalar un desdoblamiento cambiario. Esa fue una de las medidas defendidas en los últimos tiempos por Rubinstein, a quien Massa quería confiarle la gestión macroeconómica.

En un artículo titulado "El correcto comienzo de Batakis", hace un mes Rubinstein aconsejaba a la ministra perseverar en el esfuerzo fiscal y tratar de dar seguridades a los comerciantes e industriales sobre que no se cortaría la importación de insumos imprescindibles. Desde su punto de vista, eso implicaría una nueva política cambiaria.

"Si se nos permite ahorrar, viajar al exterior, pagar con tarjeta afuera, al valor de un dólar diferente al del MULC (por ejemplo un mercado MEP), OK. Si con eso, y alguna medida adicional se descomprime la compra de insumos y bienes importados de uso corriente y extendido (por ejemplo ¡café!), se entiende en esta economía en "emergencia", que coquetea con la hiperinflación", argumentaba el hoy viceministro.

Rubinstein alertó sobre el peligro que implica la restricción para la importación de insumos de primera necesidad en un momento de alta inflación
Rubinstein alertó sobre el peligro que implica la restricción para la importación de insumos de primera necesidad en un momento de alta inflación

Su visión, como la de muchos de sus colegas, era que la restricción de importaciones era una de las peores medidas que se podían tomar, porque obligaba a muchas empresas a usar sus propios dólares para importar, lo que llevaba a que los costos de producción o comercialización quedaran valuados al del mercado MEP. Es decir, que la inflación actual ya contuviera, de hecho, el efecto de una devaluación para productos de consumo masivo.

Para Rubinstein, con un desdoblamiento que canalizara los gastos dolarizados no prioritarios en el mercado paralelo, se conseguiría dar un corte a la pérdida de reservas del Central y volver a un proceso de acumulación. Y, además pronosticó que de esa forma se lograría estabilizar el "contado con liqui" aunque se mostró poco optimista sobre una baja sustancial de la brecha respecto del tipo de cambio oficial.

La advertencia sobre las deudas dolarizadas

Pero Rubinstein viene alertando, además, sobre el riesgo del problema inverso, el de subfacturación de las exportaciones: "En el pasado hemos visto situaciones en las que por ejemplo Paraguay exportaba más soja de la que producía. Significa que había soja argentina que se exportaba desde ahí".

Y también puso la lupa sobre otro problema menos comentado, pero que significa un alto costo en reservas para el Banco Central: "Hay empresas que se dan maña para cancelar todo lo que pueden de deuda, aprovechando que consiguen acceso al tipo de cambio oficial y aunque sea tratan de pagar un porcentaje de lo que deben".

¿Será un indicio de lo que viene? Lo cierto es que muchos de los balances corporativos que arrojaron grandes márgenes de rentabilidad -aun cuando la actividad comercial no haya mostrado grandes mejoras- tienen como factor clave, precisamente, la ganancia que se produce al cancelar deuda dolarizada que se "licúa" ante una caja en pesos que crece al ritmo de la inflación.

Era uno de los motivos de fricción entre Cristina Kirchner y el renunciado Martín Guzmán. La vice se quejaba de la laxitud con la que se les daba dólares a quienes debían pagar deudas dolarizadas, y el ex funcionario recordaba que, en 2020, el kirchnerismo había rechazado su propuesta para que esas empresas endeudadas no accedieran al tipo de cambio oficial sino que pagaran el del mercado paralelo.