Sin dudas, se trata de una señal de alarma hacia lo que viene. Por más que fuera esperada, que al final de cuentas, esa señal no puede ser ignorada. Es más, el Gobierno ya sabe que es uno de los principales desafíos para el año que viene, en materia inflacionaria. Está incluida en el dato de inflación mayorista que en la tarde del jueves dio a conocer el Indec.

En el informe oficial está la clave: los precios mayoristas registraron, en promedio, una suba del 6,3%, lo que marcó una aceleración respecto de los meses previos.

Pero lo más preocupante es que los que más subieron fueron los productos importados. Lo hicieron en un 8,2%. Por encima de la suba de los artículos fabricados en la Argentina, que lo hicieron en un 6,1%.

Está claro lo que sucede: las trabas a las importaciones no hacen más que recalentar los precios de los productos que llegan desde afuera de la Argentina.

"Posiblemente esté explicado por un costo de reposición esperado más elevado", sintetiza el último informe de la consultora LCG a la hora de analizar la dinámica inflacionaria.

Inflación: qué está pasando

Por ahora, el mercado convalida esos mayores aumentos porque la demanda interna no se enfrió demasiado a pesar de la aceleración inflacionaria.

Los precios mayoristas registraron una suba del 6,3%, lo que marcó una aceleración respecto de los meses previos

De hecho, en cuanto a los precios al por mayor, se observa una aceleración de los aumentos. Lo contrario a lo que persigue Sergio Massa.

"Luego de dos meses de desaceleración, los precios mayoristas alcanzaron el 6,3% m/m en noviembre, creciendo 1,5 pp respecto a octubre. En términos anuales se ubicaron en un 87,7% (-6 pp respecto al mes anterior)", destaca el reporte de la consultora LCG.

Para tener en cuenta: mientras los precios mayoristas se incrementaron 87,7%, los importados lo hicieron en un 86,3%. El hecho de que esa dinámica se haya dado vuelta en noviembre no hace más que sembrar dudas sobre lo que viene en materia de precios, con los productos importados subiendo más que el resto.

Es lógico lo que sucede: los importadores están remarcando de más porque están cada vez más obligados a ingresar los productos a través del canal extraoficial, donde manda un dólar de $330. Casi un 100% más caro que el precio mayorista del dólar.

Por eso mismo, y a pesar de que algunos funcionarios del gabinete económico se habían entusiasmado con la posibilidad de bajar la tasa de interés aprovechando la desaceleración inflacionaria, no habrá apuro en hacer ese movimiento.

En el equipo económico no quieren correr ningún riesgo adicional. Bajar la tasa sería muy peligroso, asumen. Se vienen, de hecho, múltiples y ajustadísimos vencimientos de la deuda en pesos. Cualquier desvío serían pesos que el Banco Central debería emitir, y que luego irían irremediablemente a recalentar el mercado cambiario.