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Reaparece Cristina Kirchner: expectativa por su discurso frente al plan de dolarización de Milei

Los militantes esperan definiciones sobre las candidaturas. Pero el mercado quiere saber cómo reacomodará su discurso sobre la "economía bimonetaria"
ECONOMÍA - 26 de Abril, 2023

Cuando Cristina Kirchner haga su reaparición pública este jueves en La Plata tendrá un desafío acaso más difícil que satisfacer la demanda de sus militantes para que acepte la postulación presidencial: deberá abordar su tema preferido y recurrente -el de la "economía bimonetaria"- en un país que está sumido en un debate sobre la dolarización total y que, a instancias de Javier Milei, se pregunta si se pueden replicar experiencias como las de Ecuador y El Salvador.

La situación tiene sus paradojas, porque en definitiva está ocurriendo lo que Cristina viene planteando desde octubre de 2020, cuando por primera vez hizo un llamamiento generalizado para que todo el arco político, sin excepción, se sumara al análisis de cómo resolver el problema crónico de un país al que siempre le faltan divisas a pesar de que sus ciudadanos ahorran masivamente en dólares.

"El problema de la economía bimonetaria que es, sin dudas, el más grave que tiene nuestro país, es de imposible solución sin un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales de la República Argentina. Nos guste o no nos guste, esa es la realidad y con ella se puede hacer cualquier cosa menos ignorarla", decía el comunicado de la líder kirchnerista, ya en el primer año de la gestión de Alberto Fernández y en plena pandemia.

A partir de allí, la convocatoria a que toda la clase política reflexionara sobre qué hacer con el país donde la gente rechaza la moneda nacional se ha transformado en su mantra y casi en el eje de su propuesta política.

Lo curioso es que éste es el único tema en el que Cristina baja los niveles de confrontación y abandona las acusaciones sobre problemas heredados, porque reconoce que las dificultades cambiarias la aquejaron durante su período de gestión igual que a Mauricio Macri y a muchos que los precedieron.

"El problema de la economía bimonetaria no es ideológico. No es de izquierda ni de derecha. Ni siquiera del centro. Y no hay prueba más objetiva de esto que la alternancia de modelos políticos y económicos opuestos. Todos los gobiernos nos hemos topado con él", reconoció la vicepresidente.

El debate generado por la propuesta de Javier Milei sobre la dolarización presiona a Cristina a dar una respuesta pública en el sentido opuesto

Los dólares del colchón, en el centro del debate

Pero claro, las coincidencias se terminan a la hora de hacer propuestas sobre cómo recuperar la confianza en la moneda y abandonar las crisis cambiarias. Porque para Cristina el problema -como dijo el año pasado en el acto por los 100 años de YPF- es que "en Argentina el deporte nacional es apoderarse de las reservas del Banco Central".

En aquel momento, y en presencia de Alberto Fernández, la vice reclamó medidas más duras sobre el control de las divisas, algunas de las cuales han sido adoptadas en estos últimos días, como la limitación para que las empresas endeudadas en el exterior puedan obtener dólares a precio oficial para cancelar sus intereses.

Pero, sobre todo, su obsesión ha sido el masivo ahorro de los argentinos en moneda extranjera. El Banco Central calculó que hay unos u$s200.000 millones en billetes físicos atesorados por los argentinos fuera del sistema bancario, y que cuando a eso se suma las inversiones en inmuebles y los depósitos no declarados en el exterior, la cifra puede llegar a duplicarse.

Con esos números en mente fue que Cristina, hace un año, planteó un proyecto de ley para "recuperación de la fuga de capitales", que buscaba el ingreso de u$s70.000 millones por conceptos de multas. Fue en su momento una iniciativa que generó mucha polémica, entre otras cosas porque incluía la delación premiada.

Pero, sobre todo, porque incluía una originalidad en el plano diplomático: presuponía un apoyo concreto de Estados Unidos, ya fuera mediante el señalamiento de evasores argentinos con cuentas en ese país o a través de su influencia sobre el FMI para encontrar los dólares "fugados".

Los expertos tributaristas la habían denostado por inconsistencias técnicas y afirmaban que, en el fondo, no dejaba de ser un blanqueo de capitales. En definitiva, el proyecto no obtuvo luz verde del Congreso, pero logró con creces el objetivo político de instalar en el primer plano el tema del masivo ahorro en dólares como un problema económico a combatir.

El contraataque de los dolarizadores

Ahora, Cristina se encuentra con que su tema preferido de política económica está en el tapete, pero con un sentido exactamente opuesto al que ella ha planteado históricamente. Es decir, los dolarizadores no consideran que la tendencia a ahorrar en dólares sea parte del problema, sino de la solución.

Mientras la líder del kirchnerismo quiere un gran acuerdo nacional que analice cómo hacer para que los dólares "del colchón" puedan ser captados por el Estado, los partidarios de Javier Milei debaten cuál es la mejor forma de que esa masa de dinero pase a ser un circulante que sustituya a los pesos. Para esta nueva corriente, lejos de pensar en el "cepo" como un destino inevitable que hasta el FMI admite a regañadientes, el país debería liberalizar por completo su cambio, haciendo del dólar una moneda de curso legal y con capacidad para ser usada en todos los contratos.

En sus últimas apariciones públicas, Cristina renovó su convocatoria a un diálogo nacional para resolver la "economía bimonetaria"

Hasta ahora, Cristina se refirió apenas tangencialmente a la propuesta de Milei, cuando el tema recién empezaba a instalarse en la agenda nacional. Fue durante una de sus últimas apariciones públicas, cuando recibió un título honoris causa de la Universidad de Río Negro.

Ese día, la vicepresidente fue más lejos que en sus intervenciones anteriores y planteó que el problema de la economía bimonetaria ya a esta altura excede una mera cuestión económica y que está en la propia base de la estabilidad democrática del país.

Y realizó una sugestiva diferenciación entre los dirigentes opositores, a quienes convocó a hablar "sin adjetivaciones, sin estereotipos, sin clichés". Dejó en claro que el llamamiento incluía a Horacio Rodríguez Larreta, de quien elogió su definición sobre que "quien dice que el cepo puede levantarse desde el primer día es un chanta".

En cambio, también dejó en claro su desinterés en hablar con quienes proponían una dolarización de la economía, algo que incluía a Milei pero que también podría interpretarse que alcanzaba a Patricia Bullrich, quien ha hablado sobre la legalización de un sistema bimonetario.

Su rechazo a esas iniciativas fue explícito: "El otro día un empresario muy importante me hablaba del caso de Ecuador, y yo recomiendo que los que están pensando en eso, se den una vuelta por Ecuador", fue una de sus frases más llamativas, en alusión al único país sudamericano que dolarizó por completo su economía.

Su advertencia es que, en ese tipo de reforma monetaria, quienes más sufren son las clases medias, que verán recortada su capacidad de consumo. "Los planeros que cortan las calles no son los que van a tener el problema, porque ellos no son los grandes consumidores en dólares", apuntó en una frase explícitamente dirigida a un sector de la sociedad que suele mostrarse hostil al kirchnerismo.

Pero no terminó de ahondar en el análisis técnico sobre cómo se daría la dolarización, a qué tipo de cambio se convertirían los pesos y cuáles serían las consecuencias para la economía. Es decir, los temas de los cuales ahora se discute cotidianamente en medios, redes sociales y foros empresariales.

El "Cedin", un intento frustrado de Cristina Kirchner por sustituir al dólar como moneda de las operaciones inmobiliarias

Los intentos frustrados de Cristina

Es por eso que, en su próximo discurso, el mercado tendrá la expectativa no sólo de si da pistas sobre su eventual postulación presidencial sino, además, sobre qué respuesta le dará a la ofensiva dolarizadora.

Hasta ahora, Cristina no ha dado precisiones sobre su plan para "resolver la economía bimonetaria", aunque sí ha insinuado algunas medidas de su plan des-dolarizador.

Para empezar, están sus intentos frustrados de dar la "batalla cultural" contra la dolarización de los ahorristas. Durante su segunda presidencia, hizo un llamamiento a que los ahorristas vendieran sus dólares para pasarse a plazos fijos en pesos, con el argumento de que así se ganaba más dinero por las altas tasas de interés.

Fue un fracaso: ni sus propios funcionarios le hicieron caso, al punto que retó en público a Aníbal Fernández por haberse negado a convertir sus ahorros. Y hasta aceptó el "reto" público de Víctor Hugo Morales, quien planteó que esas convocatorias sólo eran creíbles si los propios funcionarios daban el ejemplo y pesificaban su patrimonio.

Pero el intento más fuerte -y su fracaso más grande- en este terreno fue el intento de un título emitido por el Banco Central -llamado Cedin- que debía sustituir a los dólares en las operaciones del mercado inmobiliario. Era, en términos reales, una cuasi moneda, que algunos compararon con el CUC de Cuba, y que nunca terminó de ser aceptada por los propietarios.

En definitiva, el Cedin movió un volumen muy escaso y le confirmó a Cristina lo difícil que resulta que los argentinos voluntariamente acepten cambiar sus dólares por un título emitido por el Estado argentino.

CFK contra el dólar

Lejos de aceptar un régimen de "dólares para todos", Cristina ha dejado en claro que quiere un sistema en el cual el Estado incremente su nivel de intervención, de manera de asignar las divisas a aquellos sectores que sean considerados prioritarios.

En sus últimas intervenciones remarcó la necesidad de un control mucho más eficaz sobre el comercio exterior, de manera de evitar que se repita lo que ocurrió en la primera mitad del período de Alberto Fernández, cuando a pesar de que se registraban altas cifras de exportaciones, el Banco Central no lograba acumular divisas.

En un acto planteó el poco sentido que tiene el potencial de Vaca Muerta para generar u$s30.000 millones en exportaciones o que haya un boom en la explotación de litio si luego esos dólares "no se cuidan" o se produce "un festival de importaciones".

Para CFK, se debe reformular el control del comercio exterior, de forma tal que los recursos de Vaca Muerta no se transformen en "fuga" sino en acumulación de reservas del BCRA

Aunque ella no lo mencionó, hubo quienes interpretaron sus definiciones como el intento de instaurar un nuevo IAPI, como se conocía al legendario instituto del primer peronismo, que intermediaba en el comercio, comprándole directamente -a un tipo de cambio regulado- la producción al sector agropecuario y gestionando directamente la exportación.

Además, Cristina planteó que el superávit de cuenta corriente debe ser un objetivo prioritario, mientras que el equilibrio fiscal puede sacrificarse en momentos de enfriamiento de la economía, como forma de incentivar la actividad.

Y planteó que el Banco Central debe ser más restrictivo en el otorgamiento de divisas para las empresas que tienen que cancelar deudas en dólares, a tal punto que pidió una nueva carta orgánica para la entidad.

Pero, sobre todo, la "madre de todas las batallas" para Cristina es el combate al ahorro dolarizado, lo que desde su óptica política se define como "fuga de capitales". El consenso nacional al que ella aspira es uno que encuentre la fórmula para que los argentinos saquen sus dólares debajo del colchón y los cambien por pesos o algún título valor que les genere confianza.

En este momento, es una propuesta que luce más difícil aun que concretar la dolarización que propone Milei.

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