Massa busca oxígeno: negocia acuerdo de precios y salarios, mientras intenta conseguir dólares para la economía
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La incipiente baja en las cotizaciones de los dólares financieros, que registraron caídas por primera vez en 12 jornadas, no alcanzó para tranquilizar las fuertes tensiones en la economía real. Se sabe que los más alterados son los mercados de por sí dolarizados: desde el automotor hasta el electrónico. La máxima preocupación en las últimas horas, no obstante, atravesó al sector más sensible por su impacto social: el de los alimentos.
Distintas empresas de primera línea consultadas por iProfesional coincidieron en remarcar que en ese rubro se está dando una ola de ajustes de parte de los proveedores de la industria alimenticia. Algunos de los proveedores, directamente, suspendió sus entregas ante la volatilidad del mercado cambiario.
Lo más común de las últimas horas fueron aumentos que, en promedio, alcanzaron al 15% de un solo saque. Se trata de mercadería que va de cartón, envases, vidrio y plásticos, que forman parte del costo de la industria.
En este contexto el ministro Sergio Massa anunció que convocará a un acuerdo de precios y salarios por 90 días para intentar estabilizar la situación económica. Lo hizo tras reunirse con la cúpula de la CGT y referentes de los movimientos sociales en la sede de Hacienda.
"Hay que dar certidumbre en precios y salarios", resaltó Massa, y dijo que espera un "sendero de 90 días de estabilidad". La idea es, a partir del sábado, convocar a todos los sectores a una mesa de diálogo, donde también se incluirá a empresarios.
El problema es que las compañías evalúan reclamar a Sergio Massa una revisión total del programa de "Precios Justos". Básicamente, con el tope de aumentos de 3,2% que los fabricantes entregan directamente a los supermercados. Son unos 30.000 productos de la canasta básica que se venden en las grandes cadenas.
Las empresas pretenden que el ministro les habilite aumentos más fuertes tanto para mayo como para junio. Y volver a negociar en ese momento, de acuerdo a la dinámica inflacionaria.
Un contexto lleno de incertidumbre
El ministro de Economía hará todo lo que tenga a mano para evitar una devaluación brusca. Lo volvió a dejar en claro en las últimas horas cuando dispuso la intervención del mercado cambiario, a pesar de la prohibición que le había impuesto el FMI.
"Massa le dijo al Fondo que eso también entraba en revisión porque él tiene la obligación de mantener la estabilidad en el país", enfatizó una fuente muy cercana al ministro.
Esa obsesión del titular de Hacienda se vincula con la cuestión política y social: de frente a la campaña y las elecciones, no está dispuesto a aceptar una devaluación que lleve a la inflación a por lo menos 15% mensual. Y a atravesar un período de incertidumbre total ante la escasez de dólares en las reservas del BCRA.
En este contexto, Massa -aseguran en Economía- también se pondrá muy duro frente a los formadores de precios, en especial del sector de la alimentación. Por eso mismo, adelantan cerca del ministro, le pedirán detalles a las fábricas sobre los movimientos en sus costos.
El escenario es muy complejo, como en el resto de la economía: con el agravante de que se trata de un rubro muy sensible en términos sociales, y que ya viene con una aceleración acelerada.
La clave del fin de semana largo
En sectores empresarios aguardan con ansias los próximos pasos del ministro. Existe un consenso de que Massa está obligado a dar novedades en pocas horas.
No hay mucho tiempo. Básicamente porque su esquema de intervención para que no se escapen las cotizaciones de los dólares no puede durar mucho más que las próximas 48 horas. "Sin dólares, no hay solución creíble ni estructural", dijeron, con preocupación, desde una compañía grande del sector alimenticio.
Lo concreto es que el Gobierno pueda mostrar que consigue dólares en Washington. La cuestión -llegado el caso- refiere a cuáles serán las condiciones que ponga el Fondo Monetario para adelantar desembolsos.
Por ahora, el organismo se mostró sensible a la gravedad del shock climático en la Argentina, que secó a la economía de dólares. Un impacto de u$s20.000 millones imposibles de compensar para un país como Argentina, que no tiene acceso a los mercados voluntarios de crédito ni puede asimilar el shock habilitando una devaluación. Se trata de alternativas que tomaría cualquier país con una economía "normal".
Mientras tanto, Massa tomó la decisión de poner bajo suspenso el acuerdo con el FMI y abrir la puerta a una renegociación urgente.
Precios más calientes que nunca
Hasta las turbulencias en el frente cambiario, la inflación de abril pintaba para un 7% como piso. Un 7,5% venían proyectando en el Banco Central. Hasta que la dinámica cambiaria se ensombreció y llevó más incertidumbre a la economía real.
La suba de precios se desparramó por distintos sectores. Enseguida impactó sobre los rubros más dolarizados, pero también a otros que no dependen tanto de las importaciones y el precio del billete verde.
Uno de los grandes problemas en la Argentina es que desde el fabricante al comerciante, toda la cadena adquirió una gran gimnasia cuando el mercado cambiario se traba o directamente se agita, como sucede esta semana.
Rápidamente se suspenden las ventas y se agravan las remarcaciones de precios, en una economía que ya viajaba a más del 100% de inflación.
El sector de los alimentos no escapa a las presiones. Un segmento que ya mostraba alzas mensuales cercanas al 10%, ahora sufre otro sofocón.
Todo un desafío para el Palacio de Hacienda, que había tejido trabajosos acuerdos de precios pero que, con el dólar blue en el aire y sin divisas suficientes, tendrá que asegurar que -al menos- no se agrave la dinámica.