Arriazu anticipa un fuerte salto de las exportaciones: "Lo peor de la balanza comercial ya pasó"
El economista Ricardo Arriazu, una de las voces más escuchadas por el presidente Javier Milei, realizó una presentación que combinó previsiones alentadoras y advertencias sobre el rol de la política en la economía. Ante unas trescientas personas, invitado por Mediterránea Valores y Acciones SA de Córdoba, el economista repasó el escenario económico actual y trazó una hoja de ruta para los próximos dos años.
Arriazu abrió su exposición con una idea central: "La confianza es la base de la economía". Y sostuvo que la Argentina, por primera vez en mucho tiempo, tiene condiciones para iniciar un período de expansión sostenida.
El dato clave para el Gobierno: qué dijo Ricardo Arriazu sobre la balanza comercial
A su juicio, "lo peor de la balanza comercial ya pasó" y el país entró en una fase de recomposición que, si se mantiene, habilita un crecimiento del 6% del PBI en 2026.
Uno de los tramos más desarrollados de la conferencia fue el análisis del agro. Arriazu proyectó una recuperación significativa de la producción agrícola: de 138,5 millones de toneladas en 2023/24 a 157,8 millones en 2025/26, con subas marcadas en maíz y soja.
La soja pasaría de 48,2 a 52 millones de toneladas y el maíz de 57,5 a 63 millones, mientras que el trigo treparía de 13,9 a 23 millones y el girasol de 5,1 a 5,7 millones. Traducido en dólares, el valor total de la cosecha subiría de u$s45.761 millones a u$s49.767 millones, un incremento superior a u$s5.000 millones.
Según explicó, el salto agrícola se explica por la mejora climática tras el último ciclo de El Niño y por la recuperación de expectativas del sector: "Cuando el productor tiene expectativas claras, abre el campo, paga deudas y compra maquinaria. El clima acompañó y la liquidez también".
Arriazu también se detuvo en la situación fiscal. Destacó el superávit del 0,1% y señaló que ese nivel "alcanza" para normalizar el frente financiero. Marcó, además, que la eliminación de las retenciones podría discutirse "hacia fines de 2026", siempre y cuando se preserven las cuentas públicas.
Sobre el endeudamiento, afirmó que la Argentina exhibe una de las menores cargas reales del mundo si se consolida la deuda del Tesoro y el Banco Central: "La deuda neta de la Argentina se ubica en apenas el 19% del PBI". Sin embargo, aclaró que el país sigue enfrentando resistencia en los mercados porque "fuimos estafadores seriales". La reconstrucción de credibilidad, insistió, será lenta.
En ese sentido, recordó que la reacción posterior a las elecciones fue inmediata: el riesgo país cayó de 2.300 puntos a 620, y consideró que "puede llegar a perforar los 500 si el Gobierno no comete errores cambiarios".
El respaldo de Estados Unidos y las reformas estructurales necesarias
También subrayó el rol del financiamiento estadounidense: el swap de 20.000 millones de dólares con Estados Unidos -que no funciona como el de China, aclaró- permite reforzar reservas y ganar tiempo. Lo definió como un respaldo "único en la región".
Arriazu sostuvo que la economía entró en una fase donde la capacidad instalada ociosa puede activarse rápidamente si aumenta la confianza: "En Argentina hace quince años que no se invierte. Entonces, si sube la demanda, la capacidad ociosa se activa rápido. Lo que define el ciclo no es la productividad, sino el ánimo de los agentes".
El economista también reclamó reformas estructurales y rechazó el atajo de la devaluación permanente: "Siempre quisimos el camino fácil de devaluar, pero eso dura tres meses y se acaba. Hay que pedir la hormona del crecimiento, no que te devalúen el metro".
El cierre dejó una mezcla de advertencia y esperanza: "Este país siempre arruinó sus oportunidades. Ahora tiene otra vez una chance. Si mantiene el equilibrio fiscal, fortalece las reservas y consolida la confianza, puede crecer más de cinco puntos por año. Pero como siempre, no tengo la menor idea de lo que vamos a hacer".