• 19/12/2025
ALERTA

El dólar vuelve a mirar de reojo el techo de la banda: la señal que la City no puede ignorar

Con el BCRA recalibrando bandas y el CCL mirando el techo, la City reevalúa si el dólar se estabiliza o prepara otro salto fuerte sin aviso en 2026 ya.
19/12/2025 - 09:20hs
El dólar vuelve a mirar de reojo el techo de la banda: la señal que la City no puede ignorar

El dólar oficial opera este viernes 19 de diciembre a $1475, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1451. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1552 (+0,1%), y el MEP se ubica a $1498 (+0,2%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia, a $1490.

El dólar volvió a quedar en el centro del tablero financiero argentino, pero no por un salto abrupto del precio contado, sino por un cambio de reglas que obliga al mercado a recalcular escenarios. En los últimos días, la conversación dejó de girar únicamente alrededor de la inflación y pasó a enfocarse en una pregunta más amplia: qué tan sostenible puede ser el equilibrio cambiario si el programa busca, al mismo tiempo, desinflar y recomponer reservas.

El nuevo marco propone una dinámica distinta para las bandas: ya no se trata solo de "contener" al tipo de cambio como herramienta antiinflacionaria, sino de organizar un esquema donde la acumulación de divisas tenga un rol más explícito. Ese giro, en la práctica, modifica incentivos: impacta en las expectativas de brecha, en el apetito por instrumentos en pesos y en el costo de "defender" niveles del dólar cuando el mercado se acerca a zonas sensibles.

La reacción inicial se vio rápido en los activos financieros y, sobre todo, en el termómetro psicológico de la City: la idea de que el tipo de cambio podría moverse dentro de un marco más previsible, aunque no necesariamente más libre. Pero el mercado no compra promesas: pide ejecución. En ese punto, el debate se vuelve más fino y menos binario. No es "dólar planchado" versus "devaluación", sino si el sistema puede generar oferta de divisas genuina por debajo de los techos operativos.

Con un verano cargado de vencimientos, metas y expectativas, el dólar aparece como el precio que resume todos los dilemas. Y, como siempre, no alcanza con mirar una cotización: hay que observar bandas, brecha, reservas, tasas y la capacidad real de sostener el nuevo equilibrio.

El giro de las bandas y el nuevo centro de gravedad del dólar

Desde 1816 señalaron que el mercado venía reclamando una política más decidida de acumulación de reservas y que el anuncio de una "nueva fase" fue suficiente para empujar a la baja los rendimientos de los bonos, hasta marcar mínimos de la era Milei. En esa lectura, el mensaje fue claro: el programa deja de tener un único objetivo y reconoce un trade-off entre desinflación y recomposición de divisas, con impacto directo en el precio del dólar y sus expectativas.

Para Delphos, el cambio más sensible es técnico, pero decisivo: las bandas pasarán a ajustarse por inflación observada con rezago, lo que reduce el sesgo a la apreciación real del peso que se acumulaba cuando la inflación corría por encima del ritmo del crawl. Esa modificación, destacaron, mejora la consistencia del régimen al limitar el riesgo de que el tipo de cambio real se atrase mientras la nominalidad sigue alta.

Los expertos de 1816 remarcaron que el Gobierno no avanzó hacia lo que parte del mercado hubiera preferido —una liberalización más plena, con menos regulaciones—, pero sí introdujo cambios significativos. En particular, el techo de la banda deja de funcionar como ancla atrasada, un detalle que reconfigura la discusión sobre "qué tan caro o barato" está el dólar dentro del esquema.

Sus analistas apuntaron que este nuevo centro de gravedad se ve en las pantallas: el mercado puede festejar un rally de bonos, pero si las cotizaciones financieras se sostienen por encima del techo operativo, el esquema queda tensionado. En otras palabras, el dólar ya no es solo un precio: es una prueba permanente de consistencia.

Reservas: la promesa que el dólar va a testear todos los días

Desde 1816 explicaron que uno de los interrogantes centrales es si el nuevo esquema permitirá compras significativas de reservas. Y ese punto, para el mercado, no es menor: la mejora en bonos puede convivir con un dólar financiero exigente si la acumulación de divisas no aparece con fuerza y continuidad. Allí, la clave es si habrá oferta privada suficiente de dólares por debajo del techo de la banda.

Para Delphos, el anuncio busca justamente mejorar esa ecuación: habilitar una acumulación de reservas más sostenible, reabasteciendo el proceso de remonetización sin abandonar la batalla contra la inflación. En ese marco, destacaron la incorporación de un esquema de compras preanunciadas en el mercado oficial con un tope de participación ligado al volumen promedio, y flexibilidad para ejecutar operaciones en bloque si el contexto lo justifica.

Los expertos de 1816 añadieron un matiz: aun cuando el 5% diario funciona como guía, la instrumentación dejó espacio a discrecionalidad. No solo por la referencia del volumen, sino por cómo se medirá y ejecutará en la práctica. Esa ambigüedad, para el dólar, importa: el mercado tiende a exigir reglas claras cuando la variable a estabilizar es la expectativa.

Sus analistas también subrayaron que existe espacio para remonetizar (el Gobierno plantea USD 10.000 millones en 2026 como escenario base), pero la gran duda es el "cómo". Si la remonetización ocurre con compras genuinas del BCRA en el mercado oficial, el dólar puede ganar estabilidad. Si no aparece oferta suficiente, el esquema depende más de intervenciones, coordinación y credibilidad.

Brecha y dólares financieros: el techo como frontera psicológica

Desde 1816 señalaron que la reacción inicial fue excelente en bonos, pero el comportamiento del CCL dejó una señal incómoda: la cotización terminó operando por encima del techo de la banda en el arranque posterior a los anuncios. Ese dato, resaltaron, no es anecdótico: si los financieros se sostienen arriba del techo, se complica el camino para flexibilizar ciertas restricciones y se vuelve más difícil que el mercado "valide" el nuevo régimen sin fricciones.

Para Delphos, el nuevo marco reduce el riesgo de episodios defensivos de ventas de reservas cuando el spot se acerca a la banda superior, justamente porque el esquema corrige el sesgo a la apreciación real. Pero, al mismo tiempo, remarcaron que el riesgo de cola sigue existiendo: una ampliación de la brecha cambiaria puede alterar los incentivos y reabrir tensiones en el dólar financiero.

Los especialistas de 1816 plantearon además que el inversor promedio —y el FMI— probablemente preferirían menos intervención y menos regulaciones, pero también reconocieron un hecho: el enfoque aplicado hasta ahora coincidió con una fuerte compresión del riesgo país. La lectura para el dólar es directa: el mercado tolera cierto grado de administración si el resultado final es estabilidad con tendencia a normalización.

Sus analistas apuntaron que el techo de la banda se convirtió en una frontera psicológica: si el dólar financiero insiste en cruzarla, alimenta la idea de "precio atrasado"; si vuelve a ubicarse por debajo con brecha contenida, el esquema gana aire. En ese juego, la brecha no es un detalle: es la variable que define qué tan creíble luce el sendero.

Tasas, pesos y el "carry" bajo un dólar más previsible

Para Delphos, el nuevo régimen fortalece la ecuación de riesgo de las estrategias de carry en pesos porque preserva el proceso de desinflación con reglas operativas y herramientas de esterilización, al tiempo que mejora la consistencia cambiaria. En particular, sostuvieron un sesgo favorable para instrumentos ajustados por inflación, ya que el nuevo marco acota el downside incluso en escenarios de convergencia al techo de la banda con brecha baja.

Desde 1816 remarcaron que el mercado celebró el anuncio con una baja adicional de rendimientos, lo que sugiere que los inversores le asignan valor a un programa que equilibra objetivos macro. En clave dólar, eso significa que el "precio" del riesgo cambiario se abarata si el mercado cree que habrá reservas y reglas para evitar saltos desordenados.

Los expertos de Delphos detallaron que el BCRA priorizaría la administración de liquidez mediante operaciones con instrumentos del Tesoro en pesos y repos con entidades financieras, pactadas diariamente a una tasa definida con referencia al mercado secundario, mientras normaliza encajes y sostiene herramientas que buscan comprimir tasas cortas. Ese marco, para el dólar, es relevante porque ordena expectativas y reduce la probabilidad de shocks por descalces monetarios.

Sus analistas cerraron con una advertencia que el mercado ya convirtió en mantra: el anuncio mejora fundamentos, pero el veredicto lo dará la ejecución. Si el BCRA logra ubicarse comprador, si la brecha retoma un sendero bajista y si el techo de la banda deja de ser un imán para el dólar financiero, el escenario base es de mayor estabilidad. Si falla alguno de esos engranajes, el dólar volverá a ser el termómetro de todas las tensiones.

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