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¿Nueva estrategia cambiaria?: el BCRA negocia con el FMI un esquema de bandas de flotación

Como adelantó iProfesional, Caputo busca mayor flexibilidad para intervenir. Tendría un techo de entre $40 y $44 y un piso de entre 32 y 36 pesos
21/09/2018 - 08:31hs
¿Nueva estrategia cambiaria?: el BCRA negocia con el FMI un esquema de bandas de flotación

Una vez más la economía argentina se enfrenta a una nueva disyuntiva: cuál es el sistema de tipo de cambio más adecuado para enfrentar los numerosos problemas que al acechan.

En tal sentido, la discusión que se plantea entre los economistas es de vieja data ya que no existe una solución única o ideal que permita hacer frente al mismo tiempo a un crítico déficit de cuenta corriente, junto a un elevado déficit fiscal y una inflación que lejos de ceder, aumenta.

Que no exista una receta única se vio reflejada en la práctica desde abril de este año hasta la actualidad con la evolución del tipo de cambio, que pasó de un considerable atraso a un nivel que es considerado como excesivo.

Ese camino ascendente se transitó con sucesivas idas y vueltas en la forma de enfrentar el problema por parte de las autoridades económicas, ya que se pasó de las pequeñas intervenciones a poner un techo al precio en $25 con posturas de u$s5.000 millones, que cuando se dejaron de lado generaron esa disparada que llevó al dólar a los $40 actuales.

En el medio, comenzó a prevalecer la recomendación del FMI, a partir del acuerdo suscripto con el Gobierno de dejarlo flotar. Todo ello en medio de una discusión en la que el tema era si lo más adecuado era dejar que el precio fuera hasta donde tenía que ir, sin sacrificar reservas pero con el costo de una inflación desbocada, o por el contrario, tratar de dominarlo, aunque con el consiguiente riesgo de perder reservas que no sobran. 

Pero ahora, comenzaron a surgir trascendidos sobre la posibilidad de aplicar un nuevo esquema, que se basaría en un sistema de bandas, a partir del cual el Banco Central cambiaría su estrategia de “flotación sucia” y pasaría a un esquema de bandas de flotación que iría entre los 32 y los 44 pesos para domar al dólar.

Como adelantó iProfesional, el titular de la entidad monetaria, Luis Caputo habría consensuado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) modificar la estrategia en el mercado cambiario. Tras el ensayo de las subastas de divisas y las intervenciones “sorpresa” del BCRA, ahora trabajará estableciendo un piso y un techo dentro del cual permitirá mover al precio del dólar.

Superado el techo o perforado el piso, el Central tendría manos libres para hacer volver al precio del dólar al interior de esas bandas.

Según se pudo consignar de fuentes estrechamente vinculadas con la negociación Gobierno-FMI, se habla de una banda cambiaria bastante amplia: un techo que va de los 40 a los 44 pesos y un piso de entre 32 y 36 pesos. Si el dólar supera el techo, el Central vendería divisas, si perfora el piso, saldría a comprar.

¿Cómo funcionan las bandas cambiarias?

Cuando se habla de bandas cambiarias, los expertos se refieren a un rango dentro del cual puede moverse libremente el tipo de cambio. Si este se topa con el techo o piso de la banda, la política cambiaria pasa a ser una de tipo de cambio fijo. Así, si se ubica sobre el techo de la banda, el Banco Central vende divisas de forma tal de que este baje hacia el interior de la banda, pero si se ubica por debajo del piso, el Banco Central compra divisas de forma tal de que el tipo de cambio suba hacia el interior de la banda.

Más allá de esta definición general, existen dos tipos de bandas de fluctuación:

- Simétricas o fuertes: Son aquellas que pivotan en torno a un tipo de cambio central oficial. Por ejemplo +/- 1% y pueden ser revisados en forma frecuente. En este caso, existe un grado limitado de discreción en la política monetaria. Cabe señalar que la autoridad monetaria puede mantener los tipos entre estos márgenes a través de una intervención directa o también de un modo indirecto, influyendo en las tasas de interés.

- Asimétricas o débiles: también conocida como tipos fijos entre bandas horizontales. En este caso, el tipo fluctúa más de un 1%. Existe un grado limitado de discreción en la política monetaria.

Cabe señalar que el sistema de bandas cambiarias es diferente al denominado "crawling peg". Este es un sistema de tipos de cambio definido por dos principales características:

- Un valor nominal fijo de la divisa que es frecuentemente revisado y ajustado debido a factores de mercado como la inflación;- Una banda de tipos en la cual puede fluctuar.

Como el Fondo Monetario Internacional lo define, en el sistema “crawling peg”, la divisa es ajustada periódicamente en pequeñas cantidades a un tipo fijo o en respuesta a cambios en ciertos indicadores cuantitativos, como los diferenciales de inflación pasada en relación a los principales socios comerciales, diferenciales entre el objetivo de inflación y las expectativas de inflación en los principales socios comerciales.

El tipo crawling peg puede ser establecido de manera prospectiva (ajustando dependiendo del tipo fijo preanunciado y/o de la inflación proyectada) y su aplicación limita las políticas monetarias, en un grado similar al de una zona objetivo o de bandas. Estas características permiten una progresiva devaluación de la divisa que tiene un efecto menos traumático en la economía de un país.

Además, esta técnica ayuda a prevenir, o al menos a amortiguar, la especulación sobre la divisa. Es por estas razones, que es comúnmente usado para monedas débiles, en particular las de América latina.  

Una ventaja adicional es que ayuda a prevenir, o al menos a amortiguar, la especulación sobre la divisa. En rigor, según sostienen en el mercado, el nivel del dólar parece suficiente para equilibrar los flujos externos y para que las reservas alcancen como back up para la base monetaria.

La idea es que con sólo mantener la devaluación en línea con la inflación, podría estabilizarse el mercado cambiario sin perder competitividad y dando señales claras para la fijación de precios.

Al Fondo no le gusta, pero...

Por ahora se trata de un acuerdo “de palabra” que, a regañadientes o no, ha sido aceptado por el Fondo, que no simpatiza con el mecanismo de bandas.

Si bien las fuentes del Fondo que fueron consultadas no desmintieron ni confirmaron esta posibilidad, sólo se limitaron a reiterar las declaraciones del director de Comunicación del organismo, Gerr Rice, quien ratificó su apoyo a la Argentina y al presupuesto presentado por Hacienda, cuya meta es un déficit fiscal cero para el año que viene.

 
Rice dijo que el staff del organismo que está en Buenos Aires y el Gobierno "han hecho avances importantes" y han logrado "progresos importantes". El vocero agregó: "Estamos trabajando duro para concluir con estas conversaciones en poco tiempo".
 
Para lograr el objetivo de estabilizar la moneda, la entidad que dirige Luis Caputo jugará un rol fundamental ya que la banda se moverá gracias a su intervención en el mercado mediante subastas y ventas a contado y futuro, técnicas a las que ya recurrió en las últimas semanas, junto con la colaboración de ventas de los denominados bancos “amigos” o bancos oficiales.

De esta forma, el Gobierno abandonaría definitivamente la política de la “libre flotación” que impulsó el expresidente del Banco Central Federico Sturzenegger y que apuntaba a que el tipo de cambio flote libremente en el mercado sin la posibilidad de que se lo manipule y el precio se fije por la interacción de la oferta y la demanda.

Si bien en el acuerdo original firmado hace apenas algunas semanas, el compromiso con el Fondo Monetario Internacional apuntaba en esa dirección, fueron los acontecimientos que vivió el mercado los que llevaron a que el organismo cediera y se vio obligado a darle el visto bueno al Central para que comenzara a intervenir nuevamente en el mercado.

Si bien inicialmente, solo autorizó que parte de los fondos de la ayuda del acuerdo fueran subastados, luego permitió que la entidad utilizara sus reservas para calmar la plaza y avanzar en la recuperación de la confianza.

Los movimientos de los últimos días indicarían que para el mercado la corrida cambiaria que arrancó en abril habría llegado a su fin.

En el Banco Central piensan parecido. Ayer por la tarde, la cúpula del Banco Central -Luis Caputo, Gustavo Cañonero y Pablo Quirno- se reunió con un grupo de agentes de Bolsa, administradores de fondos comunes de inversión y aseguradoras.

Fue un encuentro muy distendido que se realizó en el Salón Bosch. Caputo -quien se mostró bastante relajado- explicó que de él dependen los aspectos monetario y cambiario del acuerdo con el FMI, en tanto el frente fiscal está en manos de Economía.

A los invitados les quedó la sensación de que con el nuevo acuerdo que están alcanzando con el FMI, el Central entiende que el tipo de cambio encontró un equilibrio, y que ahora se puede comenzar a pensar en el mediano y largo plazo.

Para justificar que el tipo de cambio alcanzó el equilibrio, señalan la nueva situación en que quedó la macro tras la devaluación del 50% en lo que va del año. Caputo señaló la mejor situación fiscal y la fuerte contracción del déficit de cuenta corriente, es decir el rojo que se produce porque se gastan más dólares que los que ingresan.

Un ejemplo de esto es el desplome de los gastos de los turistas argentinos en el exterior. Abundan en que, además, se está observando una caída en la demanda de divisas para dolarizar carteras del público en general.

El otro dato objetivo que les permite suponer que la corrida cambiaria terminó es el fuerte ingreso de dólares que se produjo esta semana para comprar Letras en pesos. Hoy las reservas del Banco Central crecerán en al menos 700 millones de dólares por ese motivo.

El ingreso de divisas -especulativas, golondrinas, para carry trade o para el motivo que fuere- puede plantear nuevamente el desafío no ya de controlar capitales que pueden darle demasiada volatilidad al tipo de cambio, sino el de la presión a la baja del precio del dólar, sobre todo cuando hacia fin de año empiecen a entrar los dólares de la cosecha fina.

En el Gobierno calculan que a la cotización de estos días, el tipo de cambio real se parece al de 2009 o 2010, cuando el país no padecía déficit fiscal ni de cuenta corriente.

Según el economista Gabriel Zelpo, "si las bandas cambiarias fueran las que trascendieron y en las cuales intervendría el BCRA, estaríamos hablando de un tipo de cambio real comparable con el de la cota inferior, el promedio histórico y en la superior, de los más altos históricos".

Para el economista y director de MB Inversiones, Diego Martínez Burzaco, “el esquema que están pensando es atractivo para determinar el sendero del dólar en medio de un año electoral y después del golpe de confianza que generó la corrida cambiaria en 2018".

"Creo que, a priori, esos rangos que están circulando habilita la posibilidad de que entremos nuevamente en un año de atraso cambiario, considerando que la inflación se ubicaría por encima del rango máximo de flotación”, agrega.

No obstante, Burzaco planteó que ahora “habrá que ver cómo presenta el nuevo esquema el equipo del BCRA, si permiten flexibilidad al ajuste de dichos rangos en función de la evolución de la inflación”. 

Por su parte, para el economista y director de EstudioEcoGo, Federico Furiase, “si el FMI hace el aumento del préstamo y pone u$s15.000 o 20.000 millones más en las reservas del Banco Central, con flexibilidad para que intervengan el mercado de cambios y además te adelanta desembolsos, cerrando el programa financiero, ahí simultáneamente estarían minimizando riesgo cambiario y riesgo de default”.

Si bien los inversores anticipan una divisa más estable, esto no significa que los cimbronazos vayan a desaparecer, más aún si provienen del exterior. En tal sentido, se pueden apuntar la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la crisis en Turquía o la devaluación en Brasil, entre otros tantos coletazos.

En lo que respecta a los bonos, que están correlacionados con estabilidad cambiaria, lo relevante pasará por la compresión de los spreads.

En lo que va del mes, se empezó a esfumar la sensación de que un default de la deuda estaba cerca, lo que contribuyó a que el riesgo país bajara 15% en septiembre."Cuando el inversor avizora paz cambiaria vuelve a apostar por los bonos, que estaban pagando tasas por encima del 10% en dólares", señaló un importante banquero privado.

"Se trata de un reacomodamiento del mercado que podría volverse una tendencia si finalmente llegan buenas noticias de las negociaciones con el Fondo, algo que el mercado espera con ansias", concluyó.