La estrategia del Gobierno para reducir la presión sobre el dólar y acumular reservas
Tras la licitación clave, el dólar vuelve a concentrar la atención del mercado en un contexto donde la política cambiaria, las decisiones monetarias y el escenario macroeconómico se cruzaron de lleno. Expertos relevados por iProfesional comentaron que la fuerte suba del tipo de cambio spot vista el mes pasado, seguida de una leve corrección, no representó un caso de sobrerreacción cambiaria, aunque expuso la sensibilidad del mercado frente a la dinámica de la oferta y demanda de divisas. Coincidieron en que la normalización del flujo comercial y las medidas para moderar la liquidez resultaban claves para sostener la estabilidad.
Los analistas señalaron que el gasto en turismo se acercó a niveles récord, lo que mantuvo una presión constante sobre las reservas. En paralelo, destacaron que la inflación se mantiene en niveles mínimos desde 2017, aunque el verdadero desafío sería confirmar en agosto si la depreciación reciente del peso no alteraba ese comportamiento. Subrayaron que el control del tipo de cambio era determinante para contener la transmisión a precios.
Asimismo, indicaron que las recientes medidas sobre encajes bancarios provocaron un fuerte drenaje de liquidez del sistema financiero, obligando a las entidades a desprenderse de pases pasivos y títulos públicos. Si bien esta estrategia logró reducir la liquidez sobrante y reactivar el carry trade, tuvo como contracara el encarecimiento del crédito y un impacto negativo sobre la actividad, que ya mostraba señales de estancamiento.
Para los especialistas, el objetivo común de estas acciones fue evitar una escalada del dólar en la recta final del año, reforzando la acumulación de reservas y estabilizando expectativas. Sin embargo, advirtieron que el equilibrio alcanzado era frágil y dependía de sostener un flujo comercial sólido, contener el gasto en divisas y evitar que el endurecimiento monetario profundizara la desaceleración económica.
Inflación: señales alentadoras en un contexto sensible
Para analistas del sector, la reciente depreciación nominal podría no ser negativa si logra recomponer el tipo de cambio real sin trasladarse plenamente a precios. Hasta julio, la inflación se mantenía en niveles mínimos desde 2017.
El interrogante es agosto: allí se definirá si el salto del dólar alteró el régimen inflacionario. Modelos que ponderan en un 70% la evolución de salarios y en un 30% el tipo de cambio nominal mostraban para agosto una proyección de inflación cercana al 3% mensual, siempre que el spot se mantuviera alrededor de $1.350 y los salarios acompañaran la dinámica reciente.
Si la inflación efectiva se acerca más al 2%, se interpretaría que la demanda no convalida un traslado total de costos, lo que limitaría el "pass-through" cambiario. Este escenario daría margen para estabilizar expectativas en el corto plazo.
En definitiva, el desafío es mantener la estabilidad cambiaria suficiente para que la corrección del dólar no se convierta en un motor inflacionario.
FMI: flexibilización de metas y oportunidad para acumular reservas
La última revisión del acuerdo con el FMI redujo la meta de reservas netas para fin de año en u$s6.500 millones y postergó la próxima evaluación hasta el primer trimestre de 2026. Esto implica que el stock actual, cercano a -u$s6.600 millones, debería mejorar alrededor de -u$s3.200 millones en diciembre.
Para lograrlo, se necesitaría un incremento de u$s3.500 millones en reservas netas, que, en términos brutos, podría ascender a unos u$s6.000 millones considerando pagos y vencimientos. Entre las herramientas habilitadas, el Banco Central podrá realizar compras diarias sistemáticas de dólares dentro de la banda de flotación.
Si la mitad de ese monto se obtuviera de esta forma, bastaría con adquirir unos u$s30millones diarios durante los 101 días hábiles que restan del año. El éxito dependerá de la coordinación entre el flujo comercial, el gasto en turismo y la política cambiaria.
La lectura de la consultora 1816 es que esta flexibilización brinda margen, pero el equilibrio sigue siendo frágil. Un shock externo o interno podría reactivar tensiones en el mercado.
Encajes: la jugada para absorber pesos y calmar el dólar
En paralelo, la política monetaria endureció las condiciones de liquidez. Según Eco Go, el aumento de encajes bancarios generó un déficit equivalente al 4,1% de los depósitos en pesos, más un 0,9% extra por el crecimiento del stock en julio. Esto obligó a los bancos a reunir cerca de $6 billones adicionales para cumplir con las exigencias del Banco Central.
La medida llevó los encajes de cuentas remuneradas de money markets al 40% y redujo del 9% al 5% el porcentaje integrable con títulos, aplicando la misma suba sobre cauciones y pases pasivos. Esto forzó a las entidades a desarmar posiciones en pases pasivos por $1,7 billones y vender títulos públicos por $3,2 billones, parte de los cuales fueron absorbidos por el propio Central.
Como resultado, las cuentas corrientes de los bancos en el BCRA mejoraron en $2,5 billones, aunque todavía por debajo del promedio estimado para el mes. El endurecimiento monetario buscó, principalmente, desalentar la presión sobre el dólar en un contexto electoral.
Efectos colaterales y riesgo sobre la actividad
La absorción de liquidez redujo el excedente de pesos, impulsó las tasas de interés y favoreció el "carry trade". Con un dólar más estable, los inversores mostraron mayor apetito por activos en pesos. Sin embargo, Eco Go advierte que este esquema encareció el financiamiento para empresas y familias, profundizando un escenario económico con estancamiento desde febrero.
Al mismo tiempo, el menor circulante y la estabilidad del tipo de cambio redujeron el traspaso del salto de julio a los precios, lo que ayudó a contener la inflación en el corto plazo. Para el Banco Central, esta es una victoria táctica, aunque condicionada a que la economía no se enfríe más de lo previsto.
El riesgo es que la política monetaria restrictiva, si se prolonga, frene la recuperación y complique el cumplimiento de metas fiscales y de actividad. El balance entre estabilidad cambiaria y dinamismo económico seguirá siendo clave en los próximos meses.
Un equilibrio delicado hacia fin de año
La combinación de medidas del FMI, la intervención cambiaria y el endurecimiento monetario configura un escenario con mayor previsibilidad, pero no exento de riesgos. Consultoras como 1816 destacan que el reto central es sostener un flujo comercial sólido y evitar saltos bruscos en contextos de bajo volumen.
Eco Go, por su parte, resalta que la absorción de pesos es efectiva para frenar la volatilidad, pero puede generar tensiones en el crédito y la actividad. En el último tramo del año, la coordinación de estas políticas será decisiva para evitar que episodios puntuales se transformen en crisis de confianza.
El dólar seguirá siendo el termómetro del mercado. Y, con un equilibrio tan frágil, cada dato de inflación, cada flujo de comercio exterior y cada movimiento del Banco Central serán observados con lupa por operadores e inversores.