Licitación tranquila para Caputo: alargó los plazos, renovó toda la deuda y bajó las tasas
En la primera licitación de noviembre, Luis Caputo logró adjudicar $8,5 billones, con lo que obtuvo un nivel de rollover del 111%. De esta manera, logró cumplir con varios objetivos en medio de un clima favorable que surge de las recientes elecciones de octubre.
Así lo indicó este miércoles el ministerio de Economía, al dar a conocer los resultados, en la que se recibieron ofertas por un total de valor efectivo de $9,38 billones, y se adjudicó un total de valor efectivo $8,50 billones. Además, pudo convalidar tasas del orden del 2,5% mensual, a la vez que la nueva deuda empieza a colocarse a plazos a partir de agosto de 2026.
Luis Caputo revonó toda la deuda en la primera licitación de noviembre
"La Secretaría de Finanzas anuncia los resultados de la licitación del día de la fecha, en la que se recibieron ofertas por un total de valor efectivo de $ 9,38 billones, y se adjudicó un total de valor efectivo $ 8,50 billones", señala en un comunicado, tras lo cual dio a conocer el resumen de los totales de la licitación.
LECAP/BONCAP
- Al 27 de febrero (S27F6) $2,237 billones a 2,59% TEM, 35,92% TIREA.
- Al 31 de agosto (S31G6) $1,916 billones a 2,5% TEM, 34,49% TIREA.
- Al 30 de abril de 2027 (T30A7) $1,288 billones a 2,48% TEM, 34,23% TIREA.
CER
- Al: 31 de marzo (TZXM6) $1,053 billones a 9,5% TIREA.
- Al 30 de octube (TZXO6) $0,658 billones a 9,48% TIREA.
TAMAR
- Al 31 de agosto (M31G6) $1,323 billones con un margen de 5%.
De esta manera, Caputo logró colocar deuda que vence en 2026 y 2027, con tasas más bajas respecto a las licitaciones previas. Puede considerarse como parte de la nueva estrategia del Gobierno a partir del triunfo en las elecciones.
Caputo, envalentonado tras el éxito electoral: el mercado ahora no tiene apetito por el "seguro anti devaluación"
La licitación anterior, la primera después de las elecciones legislativas, fue una primera señal por parte de Toto Caputo sobre cuáles serán sus prioridades en el futuro inmediato. Recordemos que en aquel entonces Caputo adjudicó $6,8 billones, lo que representó un rollover del 57,18% sobre los vencimientos de deuda. Si se esforzaba en tener un "rolleo" completo de los $11,3 billones que vencían, eso sería interpretado como que aún temía una corrida cambiaria. Si, como ocurrió, sólo hacía un rollover parcial y dejaba pesos "sueltos" en el mercado, eso implicaría que escuchó el reclamo del mercado por una baja de las tasas de interés.
Es cierto que los inversores tampoco le dejaron mucha opción, porque el total de títulos que aceptaron comprarle apenas alcanzaba para que la renovación de deuda llegara a un 70%. En otras palabras, había un "operativo clamor" en el sistema bancario por aliviar la situación de aguda iliquidez que en los últimos días mantuvo las tasas en niveles insosteniblemente altos.
En definitiva, Caputo inyectó $4,5 billones, cambiando radicalmente la actitud que había tenido en las licitaciones previas a la elección, cuando se esforzó por no dejar ni un peso sobrante en el mercado. Su preocupación en ese momento era la caída en la demanda de dinero por parte del público, que lo hacía sospechar que cada peso "excedente" iría inevitablemente a ponerle presión al dólar.
Fue por eso que, en una de sus medidas más polémicas, no había dudado en aumentar el nivel de encajes obligatorios de los bancos después de una licitación fallida. Fue una manera de que los bancos compraran "por las malas" los bonos que no habían querido tomar voluntariamente.
Ahora, en cambio, al dejar liquidez circulando en el mercado, está dando un mensaje implícito: en el nuevo escenario político, y tras la abrupta caída del índice de riesgo país -la supresión del "riesgo kuka", al decir del ministro-, ahora ya no hay peligro de que todos los pesos vayan corriendo a tomar cobertura dolarizada.
Adiós al "seguro anti devaluación"
El punto que más celebró el Gobierno en la licitación anterior es el desinterés del mercado por los bonos "dólar linked", que se pagan en pesos, pero están indexados al tipo de cambio oficial. Implica un drástico cambio de actitud por parte del mercado, que en las licitaciones previas a la elección casi no aceptaban otro título que no fuera el que ofrece el "seguro anti devaluación".
De hecho, en la última licitación, el 15 de octubre, ante un vencimiento relativamente pequeño de $3,8 billones, Caputo apenas pudo "rollear" el 47% del monto, y los pesos que le dieron los inversores fueron exclusivamente a cambio de bonos dólar linked.
Además, hace un mes, en su afán por contener la demanda de dólares por parte del público, Caputo recurrió a una estrategia que sorprendió al mercado: le canjeó al Banco Central estos bonos que ajustan por dólar -conocidos como Lelink- por letras en pesos a renta fija que Santiago Bausili tenía guardadas como parte de los activos del Central.
El monto de esa operación, traducido a dólares, fue de u$s1.700 millones. Y, a continuación, el BCRA salió a venderlos –"reventarlos", dijeron varios analistas del mercado"- a un precio bajo, que de hecho suponía casi un subsidio de la tasa de cobertura.
Más pesos para financiar la economía real
De alguna forma, Caputo se dio el gusto de reflotar el "Punto Anker", una de las claves de su plan económico, del que hace muchos meses no se hablaba. En los buenos tiempos en que abundaban los dólares -sobre todo, después del blanqueo de capitales- era común que los bancos ofrecieran menos "rolleo" respecto de la deuda que vencía, pero el gobierno afirmaba que no se trataba de un síntoma negativo, sino que era una demostración de que la economía estaba creciendo.
El argumento que defendía el gobierno era que, a diferencia de lo que ocurría en el gobierno peronista -en el que no había demanda de crédito y entonces el 70% de los plazos fijos terminaban invertidos en títulos del BCRA o bonos del Tesoro- ahora los bancos preferían usar la liquidez para dar crédito. "Hicimos que los bancos volvieran a trabajar de bancos", era la frase preferida del ministro.
Y, efectivamente, durante el segundo semestre de 2024 y el arranque de este año hubo un crecimiento acelerado, tanto en los préstamos para el consumo como en la financiación a las empresas. Pero después del brusco desarme de las LEFIs y de la corrida hacia el dólar, las tasas saltaron a niveles incompatibles con el crédito.
A partir de ese momento, el diagnóstico de Caputo era que el ruido electoral había llevado a una caído en la demanda de pesos y que, por lo tanto, era la obligación del Tesoro absorber liquidez, porque se corría el peligro de un rebrote inflacionario.
Los bancos nunca se mostraron conformes con su "torniquete" monetario extremo, que implicó una nueva regulación en los encajes -pasaban a medirse en forma diaria y no mediante promedio mensual-. Los ejecutivos se quejaban de que esa medida dificultaba la operatoria diaria y que elevaba las tasas de interés a un punto que resultaba incompatible con el crédito al sector productivo.
Ahora, lo que Caputo está buscando es que la mayor liquidez pueda inducir una baja de las tasas y que, como en los momentos del Punto Anker, los pesos que salieron del Tesoro tengan como destino la financiación de la economía real.