La euforia bursátil continúa y la Argentina ya alcanzó a sus competidores en el mundo
La euforia bursátil desatada tras las elecciones del 26 de octubre le permitieron a los activos financieros argentinos escalar hasta niveles parecidos a los que, en promedio, muestran los bonos de otros países emergentes.
El índice que monitorea el riesgo argentino (una canasta de bonos de la deuda) se elevó 28% desde finales de octubre. Subió de 85 a 108,9 puntos, de acuerdo a los registros de la compañía Portfolio Personal Inversiones (PPI).
Con esa recomposición, el índice quedó tan sólo a un 8% del promedio de los emergentes, cuyo índice se sitúa en 117,7 puntos.
Para tener una idea de este recorrido, a comienzos de 2024, la Argentina y el resto de los emergentes estaban igualados.
A partir de ese momento, y producto de la incertidumbre cambiaria y política en la Argentina, los papeles de la deuda argentinos sufrieron una notable desvalorización, y quedaron rezagados respecto de sus similares de los otros países emergentes.
"De cara a hoy, se espera una rueda prácticamente sin actividad debido al feriado estadounidense por el Veterans Day, con volúmenes muy reducidos en el segmento", sugirió el reporte de PPI.
Tasas para abajo
La mejora en el mercado financiero tuvo su correlato inmediato en el mercado de los créditos. Apenas pasado el domingo electoral, el gobierno empezó a trabajar sobre el mercado de los pesos. La baja de las tasas de interés, que se habían disparado en medio de la incertidumbre por el resultado, fue un objetivo prioritario, central, para evitar un colapso de la actividad económica.
Las primeras líneas en reaccionar a esa política del Gobierno fueron las de corto plazo de las empresas. Un préstamo de entre uno a siete días para cubrir el descubierto en cuenta -que llegó a saltar al 190% nominal anual en la previa al 26 de octubre- cayó al 41,1%, según la última estadística del BCRA.
Este ordenamiento, sin dudas, le quita una presión extrema a miles de empresas -sobre todo pymes- que necesitan ese instrumento para el trabajo del día a día.
La baja de la tasa de interés se está dando de manera rápida. Por delante, y para que la tendencia se afiance, queda un requisito por cumplir: que la inflación disminuya.
El ritmo mensual del 2%, de continuar, le va a poner un piso difícil de quebrar. No está claro que esta perfomance pueda mejorar en los próximos meses, aunque en gran parte dependerá de la estrategia de acumulación de reservas que arme el Gobierno y, en relación con este objetivo, el valor del dólar.