• 13/12/2025
ALERTA

¿Se desploma?: las 5 señales que pueden mover al dólar en las próximas semanas

El futuro del tipo de cambio dependerá de reservas y del margen que deje la banda para remonetizar sin encender nuevas presiones. ¿Alcanza con bajar tasas?
13/11/2025 - 17:20hs
¿Se desploma?: las 5 señales que pueden mover al dólar en las próximas semanas

El dólar oficial cerró este jueves 13 de noviembre a $1.430, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negociaba a $1.406 ubicándose así a 6,9% del techo de la banda cambiaria, lo que marca niveles no vistos en un mes.

En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vendía a $1.481 (+0,1%), y el MEP se ubicaba en $1.455 (+0,34%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia a $1435.

El mercado cambiario argentino atraviesa una fase en la que la calma puede ser tan engañosa como frágil. Tras el envión financiero que siguió a las elecciones, el dólar volvió al centro del debate. La euforia inicial dio paso a un escenario más complejo: el tipo de cambio opera se aleja del techo de la banda y, aunque la demanda de cobertura bajó, persiste la tensión entre estabilizar el mercado y acumular reservas.

La política monetaria comienza a reordenarse. Las tasas en pesos caen, el Tesoro logra refinanciar deuda con éxito y el Banco Central reduce sus instrumentos más cortos. Todo esto sugiere un intento de normalización, pero el margen para comprar dólares sigue acotado por la cercanía del tipo de cambio al límite superior de la banda. La gran pregunta es si este esquema puede sostener la estabilidad sin sacrificar el objetivo de recomponer reservas, clave para fortalecer la credibilidad económica.

De esta manera, el mercado identifica cinco señales clave que marcarán el rumbo del dólar en los próximos meses: la baja sostenida de tasas, el alto rollover y el estiramiento de plazos, la capacidad del BCRA para recomponer reservas, el comportamiento de los flujos privados de divisas, y la percepción del mercado sobre el régimen de bandas, que hoy descuenta un dólar por encima del techo proyectado para 2026.

Señales inmediatas: liquidez, tasas y licitaciones exitosas

Desde Ecolatina explicaron que la semana pasada dejó una señal alentadora: el Tesoro logró un rollover superior al 100%, extendió plazos y redujo presiones de corto plazo. Además, el Banco Central bajó la tasa de simultáneas, lo que llevó la curva de tasa fija a niveles más bajos y aplanó el rendimiento promedio.

Según los analistas, el Tesoro inyectó cerca de $6,5 billones al mercado, distribuidos entre encajes bancarios y pasivos remunerados del BCRA. Esta combinación, junto con el estiramiento de plazos de deuda, constituye el eje de una nueva normalidad monetaria que busca estabilizar sin depender de la emisión excesiva.

Ecolatina sostiene que el tipo de cambio tenderá a estabilizarse si el proceso de remonetización avanza acompañado por una recomposición gradual de reservas. Pero advierte que la banda cambiaria sigue siendo una restricción importante: el mercado ya anticipa un dólar por encima del techo proyectado para enero de 2026.

En ese escenario, el BCRA debería actuar con prudencia: recomprar divisas mejora el balance, pero hacerlo sin espacio dentro de la banda podría generar tensiones. Por eso, la prioridad de corto plazo pasa por mantener la calma financiera y aprovechar el "respiro" que ofrecen las tasas más bajas para reforzar la estabilidad cambiaria.

El nudo de fondo: bandas, reservas y "Punto Anker"

Desde 1816 remarcaron que, incluso con el entusiasmo poselectoral, el dólar spot se mantiene cerca del techo de la banda. En lugar de dejar que el tipo de cambio bajara, el Gobierno optó por desarmar coberturas privadas por unos USD 4.100 millones (entre futuros y bonos dólar linked) y reducir las tasas del mercado de cauciones desde 60% a 21% TNA.

La consultora planteó un interrogante clave: ¿es compatible este esquema de bandas con la acumulación sostenida de reservas? Las metas acordadas con el FMI ya fueron revisadas a la baja y aún lucen difíciles de alcanzar. Con las reservas netas lejos de los objetivos, el debate sobre cómo recomponerlas vuelve a cobrar fuerza.

1816 señaló que el equipo económico busca aplicar el llamado "Punto Anker", que consiste en aceptar un rollover menor al 100% en las licitaciones del Tesoro, interpretando la diferencia como demanda genuina de dinero. Sin embargo, el margen es limitado: los depósitos del Tesoro en el BCRA rondan los $6 billones, un nivel bajo en términos históricos.

La alternativa preferida tanto por el mercado como por el FMI sería remonetizar comprando divisas. Con una Base Monetaria equivalente al 4,5% del PBI, todavía hay margen para crecer en términos reales si la inflación continúa bajando. Pero el dilema persiste: comprar dólares en este contexto puede tensionar la banda y reavivar expectativas devaluatorias.

Catalizadores externos y el "trade" que ya no condiciona

Para 1816, el riesgo político se disipó y el superávit fiscal ofrece margen para una política más previsible. En ese marco, la compra de reservas sería "la frutilla del postre" para el caso argentino. Si Estados Unidos ya dolarizó su posición —al retirar sus pesos de las Letras del BCRA y trasladarlos a "otros pasivos"—, el famoso "trade de Bessent" dejaría de condicionar las decisiones de política cambiaria.

Esa eventualidad daría al Gobierno más libertad de acción y reduciría las tensiones entre las metas del FMI y las preferencias del Tesoro estadounidense. En paralelo, los analistas destacaron la suba de más del 10% en la soja durante el último mes, lo que podría implicar USD 1.400 millones adicionales de ingresos por exportaciones.

Aunque los precios FOB argentinos aumentaron menos que los de Chicago, 1816 considera que el efecto neto es positivo: mejora los términos de intercambio y suma oxígeno a la balanza comercial.

Desde Ecolatina, en cambio, pusieron el foco en la consistencia: más allá del viento de cola, la acumulación genuina de reservas dependerá del aporte del sector privado. Si los flujos reales y financieros acompañan, la estabilidad cambiaria será sostenible; de lo contrario, cualquier shock podría reabrir la volatilidad.

Curvas, oportunidades y lo que descuenta el mercado

De acuerdo con 1816, los bonos en dólares aún conservan potencial de suba. Con rendimientos superiores a otros países emergentes de alto riesgo, la consultora mantiene su preferencia por los Globales largos y recomienda rotar del GD30 al AL30 por un spread de legislación que considera excesivo.

En el mercado de pesos, las tasas fijas bajaron con fuerza y el Tesoro dejó de licitar letras de corto plazo. La inflación implícita a seis meses cayó al 1,8% mensual promedio, desde el 2% previo a las elecciones. Además, los duales lucen atractivos por el carry que ofrecen y por su bajo costo de cobertura.

Ecolatina, por su parte, destacó que la baja de tasas a niveles de 22% TNA contribuyó a descomprimir el mercado monetario. Pero advirtió que el régimen de bandas puede quedar tensionado si la demanda de pesos no se consolida. El mercado, sostienen, ya valúa un dólar por encima del techo de la banda hacia enero de 2026, una señal de cautela que no debe ignorarse.

Ambas consultoras coinciden en que la clave de corto plazo estará en la coordinación entre el Tesoro y el Banco Central. Si las compras de reservas logran sostenerse y el flujo de dólares comerciales mejora, el dólar podría encontrar un nuevo piso de estabilidad. Pero si la banda se vuelve demasiado estrecha, la presión podría reactivarse.

Qué mirar hacia adelante

Para Ecolatina, la extensión de plazos y la estabilización de tasas son señales positivas, aunque todavía insuficientes para garantizar una estabilidad prolongada. Recomiendan seguir de cerca las próximas licitaciones del Tesoro y el ritmo de compras de reservas del BCRA como indicadores adelantados.

Desde 1816, el foco está en el mismo punto: sin una acumulación sostenida de reservas, la capacidad del Gobierno para remonetizar la economía quedará condicionada. El "Punto Anker" es útil, pero de alcance limitado; su éxito dependerá de que el flujo externo refuerce el frente cambiario.

Ambas visiones convergen en que, con superávit fiscal, menor volatilidad política y un escenario global favorable, la política económica enfrenta una oportunidad única para consolidar la calma. Pero cualquier desajuste entre tasa, dólar y liquidez podría devolver la volatilidad.

El futuro del dólar argentino se definirá en la intersección entre reservas, tasas y banda cambiaria. Si el BCRA logra comprar divisas sin romper el esquema y la baja de tasas no reaviva la cobertura, la estabilidad podría consolidarse.

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