• 4/12/2025
ALERTA

Swap activado con EE.UU.: cómo se usó, qué revela del BCRA y por qué podría tensar al dólar

El Tesoro usó dólares del swap para pagar al FMI y reforzar intervenciones. El ajuste contable revela reservas negativas y un margen cambiario menor.
14/11/2025 - 10:00hs
dolar

Tras el histórico anuncio comercial entre Estados Unidos y nuestro país, el dólar oficial opera este viernes 14 de noviembre a $1430, en la pizarra del Banco Nación. En el segmento mayorista, la divisa se negocia a $1411. En cuanto a los dólares financieros, el contado con liquidación se vende $1486 (-0,1%), y el MEP se ubica a $1462 (-0,2%). Por último, en el segmento informal, el blue se negocia, a $1435.

El uso del swap de monedas entre Argentina y Estados Unidos volvió a instalar dudas entre expertos de mercado, sobre el verdadero estado de las reservas y la capacidad del país para cumplir con sus compromisos sin tensar el mercado cambiario. Todo comenzó el 5 de noviembre, cuando el Banco Central le compró cerca de US$808 millones al Tesoro para que pudiera afrontar el pago de cargos e intereses al Fondo Monetario Internacional sin recurrir al mercado. Dos días más tarde, los depósitos del Tesoro en dólares dentro del BCRA se desplomaron en aproximadamente US$810 millones, quedando reducidos a apenas US$100 millones.

La confirmación desde Estados Unidos de que ya estaba activada una parte del swap bilateral —un mecanismo total de US$20.000 millones— terminó de completar la escena. Dentro del balance del Banco Central aparecía una partida de US$2.755 millones en la línea "Otros Pasivos", un monto que analistas del mercado vinculan directamente al tramo habilitado del swap. Según especialistas, este tipo de operaciones se contabiliza como deuda de corto plazo y debe restarse del cálculo de reservas netas.

La revelación llegó en una rueda financiera más tranquila por el feriado en Estados Unidos, pero alcanzó para reordenar la lectura del mercado sobre la posición externa argentina. La próxima publicación del balance semanal del BCRA será determinante para conocer el impacto final y el margen real que queda para estabilizar el dólar.

El movimiento dejó una conclusión inmediata: la asistencia del BCRA al Tesoro, sumada a la activación del swap, ayudó a descomprimir la presión cambiaria en el corto plazo, pero también incrementó el nivel de compromisos inmediatos que enfrenta la autoridad monetaria.

Para qué se usó el swap y cuánto alivió la presión

La activación parcial del swap tuvo dos destinos centrales. Por un lado, permitió al Tesoro adquirir Derechos Especiales de Giro por unos US$796 millones, con los que cumplió el pago de intereses al FMI sin necesidad de desprenderse de reservas propias. Por otro, aportó liquidez para intervenciones cambiarias por aproximadamente US$1.900 millones en las semanas previas a las elecciones del 26 de octubre, según estimaciones privadas.

Este doble uso brindó oxígeno en un momento político y financiero delicado. Evitó presiones sobre los dólares financieros y contuvo un posible salto en la brecha cambiaria. Sin embargo, la contracara quedó visible en el balance: una parte del swap activado se suma automáticamente como pasivo de corto plazo con Estados Unidos, lo que obliga a restarlo del cálculo de reservas netas.

Desde Portfolio Personal Inversiones (PPI) explicaron que este tipo de herramientas mejora la foto inmediata, pero deteriora la medición estructural. Los dólares ingresan como activo, pero generan un compromiso exigible que reduce el margen operativo del Banco Central frente a cualquier shock. Esa es la razón por la que el swap puede descomprimir tensiones hoy, pero complicar el cumplimiento futuro de metas.

Aunque funcionarios estadounidenses describieron la activación como "acotada", no se difundieron los detalles exactos. Esa falta de precisión genera un componente de opacidad habitual en estas operaciones, que el mercado siempre sigue de cerca. Pese a ello, el swap cumplió con su objetivo central: ganar tiempo en un momento electoral y evitar un salto brusco en los dólares libres.

Reservas netas: el cálculo ajustado enciende alarmas

Una vez incorporado el pasivo del swap, el panorama cambia de manera significativa. Antes de esa corrección, las reservas netas se estimaban en torno a US$909 millones. Pero si se descuentan los US$2.755 millones registrados en "Otros Pasivos", el saldo se vuelve negativo y rondaría los –US$1.814 millones. Desde PPI advirtieron que este nivel no se veía desde abril, cuando la medición había llegado a –US$10.933 millones antes del desembolso del FMI por US$12.000 millones.

Aunque la liquidez total del Banco Central —incluidos los Derechos Especiales de Giro— se ubicaría cerca de US$17.288 millones, esa cifra no compensa el deterioro en la medición neta, que es la que mira el FMI para evaluar la capacidad de intervención. El pago reciente de intereses y cargos al Fondo, sumado a la activación del swap, profundizó la fragilidad del balance.

El país aún espera un desembolso de US$1.037 millones previsto para enero de 2026, que aportará alivio pero no resolverá el desequilibrio de fondo. Con reservas netas negativas, un mercado expectante y obligaciones inmediatas, la sensibilidad cambiaria aumenta y cualquier ruido externo puede amplificar la volatilidad.

La fotografía actual muestra un esquema con poco margen para maniobrar. Los analistas coinciden en que la evolución de los próximos balances será decisiva para medir si el Banco Central puede evitar un mayor drenaje en los dólares financieros.

Las metas del FMI, en su tramo más difícil

La activación del swap y el pago reciente al Fondo dejaron la meta de acumulación de reservas en su nivel más exigente desde la firma del acuerdo. De acuerdo con cálculos de PPI, el Banco Central todavía necesita sumar cerca de US$9.350 millones para cumplir con el objetivo de fin de año. A eso se suman otros US$13.550 millones para alcanzar la meta intermedia de mediados de 2026.

El desafío es considerable: el país enfrenta una oferta de divisas limitada, un acceso restringido al financiamiento y una demanda que continúa firme. Para cumplir con las metas, será necesario un aporte significativo de exportaciones, un refuerzo del financiamiento externo o una mayor intervención sobre la demanda de dólares.

Consultoras privadas advierten que, en este escenario, la hoja de ruta del Banco Central quedó más estrecha que nunca. Las reservas netas en negativo, los mayores pasivos de corto plazo y la presión del calendario del FMI forman un triángulo que condiciona la política cambiaria.

En un contexto donde el margen para errores se achica, cada decisión —desde la intervención en el mercado hasta el uso de instrumentos de corto plazo— se vuelve determinante para evitar un salto en el dólar o un deterioro mayor del balance.

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