Más moneda local, menos dólares: Uruguay busca incentivar su peso, a la inversa de Argentina
El Banco Central de Uruguay inició una estrategia para desalentar el uso del dólar en la economía local. El presidente de la entidad monetaria busca convencer a los ahorristas de uno de los países más dolarizados de América Latina de que su vínculo con la moneda estadounidense resulta negativo tanto para el funcionamiento de la economía como para el rendimiento de sus ahorros.
A partir del próximo año, Guillermo Tolosa, titular del Banco Central uruguayo, prevé avanzar con una serie de medidas orientadas a promover el uso del peso uruguayo. La iniciativa forma parte de un plan más amplio para desarrollar el mercado de capitales local, con el objetivo de facilitar el acceso al financiamiento para empresas, personas y también para el propio Estado. Tolosa tiene previsto presentar el viernes los lineamientos de la política monetaria y los ejes del proceso de "desdolarización" del Banco Central.
Medidas para incentivar el uso del peso
Entre las primeras acciones que analiza el Banco Central se encuentran mayores exigencias de capital a los bancos para determinados préstamos otorgados en dólares, junto con la eliminación de encajes para algunos depósitos en pesos. La intención es incentivar a las entidades financieras a ampliar el crédito en moneda local.
Otras iniciativas en evaluación incluyen la obligación para las empresas que fijan precios en moneda extranjera de exhibir también los valores en pesos. El desafío es significativo en un país donde más de dos tercios de los depósitos bancarios están nominados en dólares. La preferencia por la moneda estadounidense se consolidó durante períodos de alta inflación y depreciación cambiaria en la segunda mitad del siglo XX.
En la actualidad, los cajeros automáticos permiten operar tanto en pesos como en dólares, y las transacciones de mayor valor, como la compra de autos o inmuebles, suelen realizarse en moneda estadounidense.
El impulso desdolarizador del presidente Yamandú Orsi marca un contraste con la situación de la Argentina. Del otro lado del Río de la Plata, Javier Milei impulsa reformas laborales que habilitarían el pago de salarios en dólares o en pesos. Aunque sus propuestas monetarias más extremas permanecen en suspenso, durante la campaña había planteado la posibilidad de eliminar el peso, cerrar el Banco Central y adoptar el dólar como moneda.
Tolosa sostiene que la fuerte presencia del dólar en Uruguay responde a hábitos heredados de épocas de inestabilidad, que el país ya habría dejado atrás. "Soltemos por favor de buena vez el chupete", expresó en septiembre ante referentes empresariales. "Tu poder adquisitivo cuando invertís en dólares va a ser muy volátil. Invertir en dólares en un contexto así es una especie de timba, de casino".
Guillermo Tolosa: "Están perdiendo dinero ahorrando en dólares"
La iniciativa de Uruguay se inscribe, además, en un debate internacional más amplio sobre el rol del dólar. Si bien pocos anticipan una pérdida inmediata de su hegemonía global, la mayor competencia entre monedas, las tensiones geopolíticas y los déficits fiscales de Estados Unidos han afectado parte de su atractivo.
Según datos del Fondo Monetario Internacional, la participación del dólar en las reservas de los bancos centrales cayó del 71% a comienzos de siglo a cerca del 59% el año pasado. En el caso de Uruguay, los activos en dólares dentro de las reservas descendieron del 90% en marzo al 84% en septiembre, tras la asunción de Tolosa.
El Banco Central apunta a lograr avances concretos en el desarrollo de mercados en pesos y en la reducción de la dolarización durante la gestión actual. Para respaldar su postura, Tolosa afirmó que los uruguayos pierden poder adquisitivo al ahorrar en dólares: las cuentas corrientes en esa moneda habrían perdido la mitad de su capacidad de compra en las últimas dos décadas. Además, la escasez de depósitos en pesos limita la oferta de crédito, ya que la regulación restringe los préstamos en dólares a quienes perciben ingresos en moneda local.
No obstante, especialistas advierten que para modificar de manera sostenida el comportamiento de los ahorristas será necesario alcanzar y sostener una inflación más baja, cercana al 3% anual, frente al objetivo actual del 4,5%. En los últimos años, la política monetaria restrictiva comenzó a mostrar resultados: la inflación se mantiene dentro del rango de tolerancia del Banco Central desde hace dos años y medio y se ubicó cerca de la meta oficial durante seis meses consecutivos.