El permiso oficial para el retorno de la gastronomía y los hoteles, al menos hasta ahora, les viene significando poco y nada para los actores del rubro. Así lo reconocen en las organizaciones que nuclean a los empresarios de ambos segmentos, quienes sostienen que la medida hasta ahora sólo pudo ser aprovechada por un puñado de restaurantes -siempre con rentabilidad mínima- mientras que para la hotelería el contexto resulta el peor por efecto del veto total al turismo y la desarticulación de ferias y congresos.

En concreto, desde que el oficialismo de la Ciudad dispuso el retorno de los alojamientos para casos de viajeros por trabajo o atención médica, sólo 8 emprendimientos volvieron a abrir sus puertas. Se trata de menos del 1 por ciento de los hoteles instalados en Capital Federal -alrededor de 1050-, según informaron a iProfesional fuentes de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC).

En cuanto a la gastronomía, las reaperturas con la modalidad de mesas y sillas en la vereda comprenden hoy un acumulado de 1950 comercios. Esto equivale a menos del 20 por ciento del total de puntos comerciales del rubro distribuidos en la Ciudad -del orden de los 10.000-.

Lo acotado de la cifra responde en gran medida a que el Gobierno porteño estableció que sólo pueden instalar lugares fuera de los salones aquellos gastronómicos que cuenten con permisos para ello previos a la imposición de la cuarentena.

Al margen de este gran detalle, desde la AHRCC también dieron cuenta de establecimientos que no reabrieron más allá de contar con esta habilitación "porque económicamente no les conviene regresar ni siquiera de esta forma".

"La imposibilidad de volver con mesas en terrazas y espacios públicos como pedimos, en plazas, parques o ramblas, complicó a muchos restaurantes a los que no les conviene instalar un puñado de lugares en las veredas", comentó a iProfesional Ariel Amoroso, presidente de la AHRCC.

"Reabrir como se permite implica ampliar el número de personal en la cocina en algunos casos hasta llegar a los casi 10 empleados, luego activar entre 4 y 5 mozos. Estamos hablando de 15 sueldos. Para empatar ese costo necesitás recaudar tres veces el sueldo que estás pagando. Para muchos no tiene sentido reabrir para, con suerte, hacer 20 cubiertos diarios", añadió.

Sólo los emprendimientos con permisos otorgados previo a la pandemia pudieron sacar mesas a las veredas.

Amoroso sostuvo que, desde que se emitió la luz verde para el sector, la recaudación tope alcanzada "apenas anduvo cerca del 20 por ciento de un día normal en la previa a la pandemia". Expuso que en áreas de la Ciudad como Puerto Madero la mayoría de los restaurantes continúa cerrados.

"Es una zona donde un comercio promedio ostenta hasta 300 plazas. Reabrir con toda la estructura para atender 20 mesas por día, que es la cantidad que con suerte podrían instalar fuera del salón, no les sirve en absoluto. Eso explica porque la mayoría optó por seguir sin funcionar más allá de lo dispuesto en términos políticos", dijo.

El mal momento no pasa

Amoroso sostuvo que, sin una ampliación de las posibilidades de funcionamiento, el sector gastronómico seguirá sin levantar cabeza y continuarán los cierres.

"Necesitamos que se les otorgue habilitación a todos los emprendimientos que deseen atender en las veredas, no sólo a los que ya tenían permiso. También, que se habiliten terrazas, patios y espacios al aire libre en general. Recién después de eso sería importante comenzar a evaluar el regreso a los salones", comentó a iProfesional.

"De esa forma, podríamos tener al 50 por ciento del segmento gastronómico en actividad. Tal como están planteadas las cosas ahora la actividad sigue por demás de complicada. El sector da empleo a 60.000 personas sólo en Capital Federal: no podemos darnos el lujo de seguir perdiendo puestos de trabajo como ha ocurrido en estos meses", agregó.

La ausencia de turistas y la suspensión de congresos y ferias complica la supervivencia de los hoteleros.

Por último, el directivo se expresó sobre el drama que viven los hoteles. "Sin turismo por efecto de las restricciones internas y el cierre de fronteras, el sector sigue sin una alternativa para su recuperación. Al mismo tiempo, no habrá congresos ni ferias al menos hasta el año próximo. De ahí que para casi la totalidad del segmento la invitación a reabrir no le resultó útil en absoluto", aseguró.

"De un total de 1050 alojamientos, sólo 8 decidieron retomar la actividad. La demanda por ejecutivos que vienen a la Ciudad, o personas que arriban a Buenos Aires por cuestiones vinculadas a la salud, es mínima. Para los hoteles no hubo mejoría en absoluto", concluyó.