En su presentación ante la 77° Asamblea General de Naciones Unidas, el presidente Alberto Fernández apeló al atentado contra la vicepresidenta Cristina Kirchner para advertir a la comunidad internacional sobre un supuesto resurgimiento de la "violencia fascista" al calor de la pandemia y la guerra Rusia-Ucrania, y un peligro para las "democracias", en un intento por lograr apoyo internacional contra los "discursos de odio".

Todo el primer tramo del discurso del Presidente estuvo dedicado al hecho que sacudió a la política argentina y llevó al Gobierno a ponerse en alerta sobre la "violencia política" y el "odio" en un contexto político local diferente al que viven otros países y atravesado también por el avance de una causa judicial por presunta corrupción contra la vicepresidenta.

Sin embargo, tras agradecer "la solidaridad que la Argentina ha recibido del mundo entero por el intento de magnicidio" contra Cristina Kirchner, el mandatario intentó instalar el tema en la agenda internacional con una mención al "fascismo", un problema que en buena parte de Europa conocen a fondo.

Luego de indicar que el ataque a la vicepresidenta "buscó alterar una virtuosa construcción colectiva que el año entrante cumplirá cuatro décadas de vida" en la Argentina, Fernández agregó: "Estoy seguro que la violencia fascista que se disfraza de republicanismo no conseguirá cambiar ese amplio consenso al que adhiere la inmensa mayoría de la sociedad argentina".

El uso de la figura del fascismo por parte del Presidente fue acompañado por lo que pareció una advertencia a los demás países respecto de la posibilidad de que se extienda globalmente lo que fronteras adentro suele denominarse "la grieta" y que ponga en riesgo a todas las democracias.

Para Fernández, "los discursos extremistas y violentos proliferaron" por "la desazón que generó la pandemia y los efectos económicos de la guerra" y empezaron a "sembrar el sentimiento antipolítico" que puede "poner en crisis el mismo Estado de Derecho".

Ante la ONU, Alberto Fernández alerto sobre la "violencia fascista" tras el atentado a Cristina Kirchner

"Quienes buscan debilitar y erosionar las democracias, tienen intereses específicos que los lleva a promover la polarización extrema. No aceptemos resignados esa situación. Generemos un enérgico rechazo global a quienes promueven la división en nuestras comunidades", reclamó el Presidente.

Alberto Fernández y el "odio": ¿curiosa advertencia a la ONU sobre Internet?

La "polarización" que se genera en las redes sociales más populares ante casi cualquier controversia política y económica es un tema de estudio desde hace ya varios años, al que los países centrales le prestan atención. Basta recordar la investigación en Reino Unido y Estados Unidos sobre el rol de la empresa Cambridge Analytica en el proceso del Brexit y la elección de Donald Trump.

En su discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas, Fernández rozó ese tema y lo relacionó en cierto modo con sus referencias previas al "odio" y la "violencia fascista". Fue quizás uno de los párrafos de su discurso que pasaron más desapercibidos, a pesar de que hizo un llamado a prestar atención a lo que ocurre en las redes sociales.

"La ONU es el ámbito propicio para que la comunidad internacional encuentre los acuerdos necesarios que garanticen mantener un ciberespacio libre, abierto, estable, seguro y sobre todo pacífico, donde desde el anonimato no se siembre el odio y la violencia", expresó el Presidente.

Esa mención al "anonimato" y el rol que suele jugar en Internet, pronunciada mientras se refería a la lucha por "la igualdad social" en "la era digital" y la necesidad de "universalizar el acceso a las Tecnologías de la Información y la Comunicación", cobra relevancia a la luz de sus reflexiones anteriores sobre el riesgo que, a su juicio, encaran las democracias del mundo.

Frases principales del discurso

En lo que fue su primera participación presencial en la Asamblea de Naciones Unidas, el Presidente volvió a referirse a la pandemia de Covid-19 como un problema que "transparentó las enormes desigualdades que soporta la población mundial".

El mandatario siguió la "línea Massa" de apostar por la imagen de una Argentina como proveedor mundial 

"¿Es justo que la fortuna de solo 10 hombres representen más que los ingresos del 40 % de la población mundial? ¿Es ético que la pandemia se haya cobrado cuatro veces más vidas en los países más pobres que en los ricos?", preguntó el mandatario, quien sostuvo que se debe denunciar el "modelo de acumulación que concentra el ingreso en pocos mientras millones quedan sumergidos en la pobreza".

Al respecto, señaló: "Las injusticias que observamos sólo se agravarán si las posiciones extremas se instalan, si las guerras se sostienen en el tiempo profundizando el hambre y si una inflación persistente termina por corroer los ingresos de los más débiles".

En ese marco, el jefe de Estado volvió a hacer referencia a la situación de la deuda externa que aqueja a la Argentina más que a cualquier otro país en la actualidad, debido al préstamo de u$s44.000 millones concedido por el FMI. "Es un endeudamiento que mi gobierno no generó pero que afronta con toda seriedad", subrayó.

Tras señalar que "las naciones endeudadas padecen mucho más los efectos del sistema establecido", el mandatario se refirió al tema del cambio climático que preocupa a los gobiernos de países como Estados Unidos y Francia y sugirió nuevamente la necesidad de establecer una relación entre medidas ambientales y deuda.

"No todos somos igualmente responsables de la crisis climática. Ni América Latina y el Caribe ni África revistan en la primera línea de emisión de carbono. Las responsabilidades definitivamente deben ser diferenciadas y ello exige aliviar en la emergencia el esfuerzo de quienes no fueron culpables", sostuvo el mandatario.

AMIA, Malvinas y exportaciones

Como en cada presentación de la Argentina ante este foro, Fernández remarcó "los legítimos e imprescriptibles derechos de la Argentina sobre las Islas Malvinas" y la negativa del Reino Unido a ante "el llamado a reanudar las negociaciones respecto de la disputa", al tiempo que advirtió que ese país "agravó la controversia por su llamado a la explotación ilegal de recursos" en el archipiélago.

Alberto Fernández, ante la Asamblea de la ONU.

También reiteró el llamado a la República Islámica de Irán para que "coopere para avanzar en la investigación" de los atentados contra la Embajada de Israel de 1992 y contra la AMIA de 1994.

No obstante, el Presidente no abandonó el objetivo estratégico que encara el Gobierno en los últimos meses de atraer inversiones y aumentar exportaciones para aliviar la crisis económica y robustecer las alicaídas reservas de dólares del Banco Central. Intentó reforzar el rol de "proveedor" mundial que busca jugar el país bajo su administración.

"La Argentina cumplirá su rol como productor y exportador confiable de alimentos nutritivos y de calidad, también como proveedor de tecnologías aplicadas a la producción de alimentos", señaló el mandatario y agregó: "Así como debemos garantizar la seguridad alimentaria debemos acceder en condiciones de seguridad y previsibilidad a la energía".

Atento al grave problema que encara Europa en materia energética, Fernández subrayó que la Argentina está "incrementando la producción para proveer al mundo de energías limpias y de aquellas que, como el gas natural, permiten reducir la emisiones de carbono durante la transición" y destacó sus reservas de gas y petróleo de gas no convencional, así como de litio.