Si queremos realmente trabajar por la inclusión económica, financiera y social en los países de América latina, debemos concientizar sobre la importancia del seguro y cerrar la gran brecha que existe en la actualidad.

En 2020, un reporte realizado por Swiss Re mencionaba que las seis economías más grandes de la región (la Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú) representan más del 80 por ciento (11 billones de dólares) de la brecha total de protección de la mortalidad en América latina.

Uno de los retos más apremiantes que enfrenta el mundo del seguro es la necesidad de reducir la brecha de cobertura. Una de las claves para cambiar esta realidad radica en llegar a más personas a través de pólizas digitales utilizando la tecnología que la gente ya tiene a su alcance. Y al mismo tiempo, garantizarle al cliente que adquirir y administrar su póliza será sencillo, rápido y con un costo accesible.

Sin embargo, para lograrlo debemos abordar el desafío que representa la capacidad de acceder y utilizar la tecnología, y cerrar la brecha de habilidades tecnológicas y financieras.

Con 380 millones de usuarios de teléfonos móviles, casi el 60 por ciento de los habitantes de la región tienen acceso a la tecnología que hoy es la más utilizada para el día a día de las personas.

Desde consultas en línea, turnos, banca móvil, entretenimiento, información, hasta compras y comunicaciones. No obstante, no todas las personas aprovechan al máximo el potencial de estas aplicaciones, por lo que resulta crucial promover el uso de las herramientas tecnológicas entre quienes podrían ser asegurados.

La aplicación de tecnología enriquece al mercado del seguro.

Visibilizar al seguro digital

Cuantas más personas estén "alfabetizadas" digitalmente, más se expandirá el mercado asegurador, lo que se traducirá en costos más bajos para los usuarios finales.

Además de la necesaria capacitación en habilidades digitales y en el uso de las tecnologías de la comunicación, necesitamos mejorar la concientización sobre las ventajas del seguro en la vida cotidiana – más allá de los seguros obligatorios - en términos de lo que puede significar para las finanzas familiares, para resguardar activos y llevar tranquilidad en caso de eventos imprevistos.

En resumen, nuestro desafío actual consiste en que los consumidores sepan que existen pólizas digitales adaptadas a sus necesidades y accesibles en las plataformas digitales que utilizan a diario, y que el seguro es necesario y está a su alcance.

Actuar de manera aislada no permite aprovechar el potencial de una cooperación articulada. Empresas, instituciones educativas, el ecosistema emprendedor, ONG especializadas, y gobiernos locales, más que sumar fuerzas deben multiplicarlas porque entendemos que todos somos partícipes y protagonistas de la inclusión digital y financiera, y que la educación es un factor clave para cerrar estas brechas.

Lo que importa, al final del día, es haber servido para solucionar, aunque sea en parte, diferentes aspectos de la vida de aquellas personas en las que queremos impactar positivamente.

El camino es la inversión en capacitación, la promoción de la inclusión digital, el respaldo a programas internacionales de formación en competencias digitales, la innovación y la creación de herramientas que faciliten el acceso a seguros para todas las personas, para contribuir así a la inclusión financiera.

Diego Naveira

Estas acciones son parte de la importante labor de responsabilidad social que llevamos a cabo y también de los objetivos que nos planteamos con el fin de impulsar una región más inclusiva, más resguardada y segura, mediante soluciones y productos que mejoren la calidad de vida de las personas hoy y en el futuro, y que permitan el progreso económico en todos los sectores de la sociedad.

(*) Líder de ESG y Compliance de Klimber.