Según el Monitor TIC de la Ciudad de Buenos Aires, existe un ecosistema de 5.500 pymes vinculadas al sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la Argentina, que emplean alrededor de 140.000 personas en el país y 100.000 personas solo en el área metropolitana de Buenos Aires.

Más del 90 por ciento de estas empresas son compañías que emplean a menos de 50 personas. Se trata de empresas Pymes o MicroPymes que en 10 años crearon la cifra impactante de 40.000 nuevos puestos de trabajo solo en la ciudad de Buenos Aires.

En los años de mayor incidencia, el 20 por ciento de lo que produce este sector fue por exportaciones. Por lo cual podría inferirse que más de 25.000 personas trabajan en el sector en todo el país en el desarrollo de servicios para el exterior.

No se trata solamente horas de trabajo de profesionales: hay infinidad de casos de compañías que exportan productos de alto valor agregado, convirtiendo el talento en propiedad intelectual.

Este ecosistema es un círculo virtuoso: nuestras empresas toman "trainees" y "juniors" que se convierten con el tiempo en personas experimentadas que generan productos y servicios de valor agregado que a su vez alimentan en forma positiva ese ciclo.

Es propiedad intelectual que se genera en la Argentina, y aquí tributa ganancias. Todas las personas que aquí se contratan, cumplen con todas las condiciones que fija la Ley, tienen cobertura legal de obra social, aportan al sistema de jubilaciones y las empresas cumplen con todos los requisitos que marca la Ley de Contrato de Trabajo.

Sería clave poder multiplicar y ampliar los programas que permitan la inserción laboral de los jóvenes.

¿Qué necesita el sector del software para seguir en crecimiento?

Tenemos hoy varios problemas similares al resto de la economía productiva. En lo principal, dificultades para pagar servicios al exterior (servidores en la nube o licencias de software de base). Nos vemos afectados por la pérdida de competitividad debido a la brecha entre tipos de cambio.

Esta situación genera una gran asimetría: una empresa extranjera contrata talento local en dólares en forma precarizada, pagando con cuentas en el exterior, y divide por tres los costos que tiene una empresa local que exporta al mismo destino y contrata cumpliendo todos los requisitos y regulaciones locales.

Esta situación produce a su vez un gran daño al ecosistema. El sector externo demanda en forma habitual perfiles experimentados, pero si las empresas locales pierden competitividad o desaparecen frente a esa fuerte y desigual competencia, disminuye la posibilidad de formación de los perfiles iniciales para el futuro desarrollo del sector.

¿Es tarde? Claramente que no, porque el sector sigue creciendo. Pero es importante encender las alarmas en forma temprana, porque desde el sector visualizamos que el crecimiento podría ser mucho mayor si estos factores pudieran atenuarse. Si, por el contrario, se dispara la demanda internacional de talento, el ecosistema puede afectarse rápidamente a corto plazo.

Fuera de esta dificultad, la otra gran necesidad del sector es la generación de talento. Es triste ver que existen enormes bolsones de pobreza y desempleo, y al mismo tiempo, saber que existen puestos de trabajo sin cubrir en las empresas de tecnología, donde se pagan en promedio salarios superiores en un 60 por ciento al resto de le economía y no existen limitaciones de género, edad ni geografía.

Desde el inicio de la pandemia notamos desde el sector un cambio importante: hoy la tecnología es percibida como un motor de ascenso social, y hay infinidad de personas de todos los sectores que intentan convertirse o formarse y poder sumarse a nuestro sector.

Marcelo Di Chena

La clave de la formación

El Estado ha colaborado tanto a nivel nacional como regional, con infinidad de programas de formación, articulados con universidades y clusters de tecnología como el nuestro, lo que ha permitido que exista una oferta importante de recursos trainees que en muchos casos tienen habilidades técnicas insuficientes para ser insertadas en las empresas.

Es muy importante mantener estas iniciativas. Sin embargo, esos recursos "trainee" necesitan una formación intensa dentro de las compañías, que muchas veces implican un año o más de formación complementaria y la asignación de recursos experimentados que los contengan y terminen de formar.

Sería clave poder multiplicar y ampliar los programas que permitan la inserción laboral de los jóvenes que se forman con incentivos fiscales y ajustes a la ley de pasantías o de formación, que agilicen la contratación de estas personas cuando consiguen el primer empleo en tecnología.

Por último, y pensando a cinco o diez años, es clave fortalecer la formación en ciencias, matemática y tecnología, desde los últimos años de la primaria. Hoy menos del 20 por ciento de los estudiantes que terminan la secundaria, tienen los conocimientos básicos de matemáticas que se requieren en los contenidos.

Hay que revertir fuertemente esta situación, ya que el otro 80 por ciento no tiene chances de formar parte de nuestro sector, salvo en posiciones periféricas o secundarias, donde la lógica o la matemática no es clave, como si lo es en posiciones de programación, ciencia de datos u otras posiciones similares.

La tecnología, el software, la inversión en I+D, la investigación y la ciencia, fueron claves en los procesos de crecimiento de países como Irlanda, Israel o Corea del Sur. Puede ser clave en la Argentina con las medidas adecuadas y convertirse en uno de los motores de la recuperación de nuestra economía, especialmente por su capacidad de crear empleo y divisas con mínimas inversiones en infraestructura.

Hay infinidad de casos de compañías que exportan productos de alto valor agregado, convirtiendo el talento en propiedad intelectual.

En los próximos 10 años, con las medidas adecuadas, el sector puede sumar más de 300.000 empleos y triplicar las exportaciones del sector, a valores cercanos a los 7.500 millones de dólares anuales. En los últimos 10 años hemos duplicado el empleo y las exportaciones, por lo cual es una meta totalmente alcanzable.

(*) Socio fundador y CEO de MasterSoft y prosecretario del Polo IT de Buenos Aires.