No es Mendoza: dónde queda la ruta del vino más exclusiva de Argentina

Un nuevo destino comienza a destacarse en el mapa de los paladares más exigentes: Córdoba, y más precisamente, la Ruta del Vino de los Valles Calchaquíes, que se presenta como la más exclusiva y exótica del país.

Solo hay que desviarse un poco de la ruta que trascurre entre La Cumbre y Villa Giardino y luego andar escasos kilómetros por el campo para encontrar este viñedo con restaurante. Ahí, Sean Towers comenzó en 2015 la tarea de implantar vides de Malbec, Cabernet Franc y Sauvignon Blanc, principalmente, en un campo donde su madre se dedicaba al cultivo de las frambuesas.

En aquellas latitudes descubrió otros conceptos referidos al consumo del vino, una aproximación más relajada, menos formal.

Esas ideas fueron tomando forma en su cabeza de a poco hasta que decidió empezar con este emprendimiento que lleva un nombre poético y muy astronómico, Nébula. Algo parecido sucedió a la hora de bautizar su primer y por el momento única etiqueta – hasta hoy llevan dos cosechas vinificadas– a la que llamo Meteorito. Todo muy lejos de las convenciones vitivinícolas y muy cerca de su pasión por el cosmos.

Este emprendimiento surgido casi de forma accidental está captando cada vez más atención gracias a su propuesta única, alejada de las convenciones clásicas del mundo del vino.

Cómo es el viñedo con restó en medio de la nada

Pero Nébula no es solo vino. En cuanto las primeras vides comenzaron a crecer, Sean y su hermana Virginia decidieron ampliar el proyecto y darle vida a un espacio gastronómico. En medio de un campo abierto y rodeado de sierras, instalaron un container que oficiaba de cocina. Así empezaron a ofrecer picadas y vinos cordobeses durante los veranos.

Con el tiempo, el espacio evolucionó. Hoy Nébula cuenta con un restaurante más amplio, un bar cuidadosamente diseñado y un encantador beer garden ideal para ver el atardecer con los viñedos de fondo. La asociación con Joaquín Fraga, creador del prestigioso restaurante mendocino Azafrán, fue clave para consolidar el crecimiento del emprendimiento.

A la hora de comer, el menú de Nébula es sencillo pero sofisticado. El concepto es cocina de tres pasos, con opciones que varían según la temporada. Todo se prepara al horno de barro, a la plancha o a la parrilla. Entre los platos destacados, el "Menú Envero" permite disfrutar desde las 12hs a 15:30hs un almuerzo de 3 pasos por tan solo $38.000 en donde las opciones son las siguientes:

Ensaladas

• Ensalada con frutas caramelizadas y semillas;
• Gazpacho, langostinos, merquén crujiente;
• Tartare de Trucha curada, manzana e hinojo.

Plato principal

• Cerdo confitado y crujiente, manzanas y chañar;
• Corte de ternera del dia, papa ahumada y cebollas caramelizadas;
• Coliflor a la plancha con romesco, almendras y albahaca.

Postre

• Chocolate, cerveza negra y maní;
• Lavanda, Azafran y miel;
• Frutos rojos y Peperina;
• Incluye café Nespresso;

-Menú infantil: entradita principal postre bebida $14.500

El alma del vino, en cada detalle

Más allá de la comida, Nébula ofrece una experiencia enológica completa. Las catas de vino se organizan con un enfoque lúdico y sensorial. La idea es que los asistentes se relajen, disfruten y se dejen sorprender por la historia del emprendimiento, mientras prueban vinos guiados por explicaciones que apuntan más al disfrute que a la técnica.

El entorno, sin dudas, es otro de los grandes atractivos. Con una vista panorámica de las sierras cordobesas, el atardecer en Nébula se convierte en un espectáculo en sí mismo. El lugar se llena de música: DJs, bandas de jazz o incluso orquestas sinfónicas se suman al ambiente, transformando el espacio en un escenario cultural.

Para los que buscan tranquilidad, el mediodía también es una excelente opción. Almorzar bajo la sombra de los árboles, con una copa de vino en la mano y el sonido del campo de fondo, es parte de la magia que ofrece este rincón único de la provincia de Córdoba.

Cómo y cuándo visitar Nébula

Llegar a Nébula requiere una pequeña travesía. El lugar está ubicado en Av. Constituyentes KM1, en el Barrio Santa Cecilia de Thea, entre Villa Giardino y La Cumbre. No hay señalización llamativa ni grandes carteles; la experiencia comienza desde el momento en que uno se desvía de la ruta y se adentra en el campo.

Durante el verano, el lugar abre todos los días tanto al mediodía como al atardecer. En temporada baja, la atención se limita a los fines de semana. Como el sitio es al aire libre, se recomienda consultar el pronóstico antes de ir, ya que las lluvias pueden afectar la experiencia.

Para el almuerzo, se sugiere hacer reserva, ya que las mesas son limitadas. Por la noche, el sistema es más informal, tipo self service, aunque conviene llegar temprano para disfrutar del lugar.