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Cinco vinos de alta gama de Finca Flichman que hay que probar

La bodega comandada por el enólogo Germán Berra apuesta por un espíritu clásico pero con una visión moderna para sus vinos tope de gama
29/04/2019 - 16:25hs
Cinco vinos de alta gama de Finca Flichman que hay que probar

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Recorrer el portfolio de vinos de la bodega Finca Flichman es una interesante experiencia porque permite ver cómo se expresan los terroirs de Tupungato, en Valle de Uco, y los de Barrancas, en Maipú, a partir de la visión de un mismo enólogo, Germán Berra, quien conoce la bodega y sus fincas como nadie.

Además, resulta interesante porque, en los últimos años, el estilo de los vinos fue actualizándose, pero sin golpes de timón ni movimientos bruscos. De manera sutil, sin tratar de reinventar la rueda pero sí mirando un poco hacia dónde iba la vitivinicultura a nivel global, Finca Flichman avanzó con un refresh que le permite hoy estar ofreciendo vinos de alta gama, con espíritu clásico pero con el pulso bebible que pide el mercado.

Y la familia de vinos que responde a estos preceptos es Dedicado, una línea de partida limitada conformada por seis etiquetas de las cuales elaboran, en total, no más de 60.000 botellas por vendimia.

En términos históricos, los blends fueron grandes responsables de haber cimentado la fama de esta familia de vinos. Y esa esencia, en gran parte se mantiene. "Los cortes te permiten combinar lo mejor de cada variedad. Los buenos cortes son mejores que la simple suma de sus componentes, y es ahí cuando digo '¡lo logré!'", plantea Germán.

"El estilo que buscamos va por el lado de la complejidad, el largo de boca y la mezcla de aromas. Son vinos que una vez abiertos van cambiando en la copa a medida que respiran, una experiencia única", agrega el enólogo, en diálogo con iProfesional.

En cuanto a los Malbec, que también tienen un espacio preponderante en Dedicado, la bodega viene realizando un trabajo con mucho foco puesto no ya en el terruño como concepto general sino en las particularidades que fueron encontrando en las fincas y que muestran una calidad superlativa.

Esta investigación la iniciaron en 2010, bajo el nombre "Proyecto Microterroir", y con la guía del experto Pedro Parra.

"El proyecto consiste en determinar unidades homogéneas de suelo en viñedos plantados con Malbec, y determinar las cualidades gustativas de los vinos obtenidos en cada una", explica Germán.

"Las particularidades las plasmamos en un mapa que dibuja zonas irregulares de cada suelo que nosotros llamamos polígonos, representando cada uno un tipo particular de suelo. Cada polígono es distinto y, en promedio, son de 2.000 metros cuadrados cada uno. En total, determinamos seis unidades de suelo básicas en nuestros viñedos y, a partir de allí, realizamos análisis físicos y químicos de cada suelo, con calicatas, para observar el perfil de suelo, las capas que lo forman, así como su textura", detalla.

Luego, elaboraron las uvas de cada polígono de suelo. "Es increíble cuán diferentes pueden ser seis vinos de una misma parcela y elaborados exactamente igual", plantea, para luego agregar que "en la cata hemos obtenido los mejores resultados en suelos calcáreos con presencia de piedras en profundidad y suelos limo arenosos profundos".

Y el resultado se puede ver en los Malbec de Tupungato, que muestran hermosas texturas y una frescura que les imprime mucha vida, sin perder la elegancia.

Para entender más qué ofrece hoy la bodega bajo la línea Dedicado, te recomendamos cinco etiquetas:

Dedicado Tupungato Vineyard Chardonnay 2016 ($804)

 

Es todo lo que está bien en un Chardonnay: puro equilibrio. Hay fruta blanca, un dejo tropical, suaves notas lácticas, trazos que aporta la barrica, pero no hay sobremadurez. Y si bien su paleta es rica y muy expresiva, no anticipa un vino demasiado goloso. Y esto se comprueba en el paladar: corre más delgado que largo, mostrando una energía ácida intensa, incluso masticable, pero el suave dulzor de la fruta y de la madera lo compensará. Un blanco para paladares universales.

Dedicado Malbec Tupungato Vineyard Malbec 2015 ($804)

 

Un rico Malbec, con una fruta roja intensa, muchas especias y flores y una barrica que no reniega de un papel coprotagónico, aportando aromas que recuerdan al caco y a la nuez moscada. En boca es un vino caudaloso, con buen músculo, sucroso pero no dulce. El mérito es que es súper bebible, gracias también a sus taninos impecablemente trabajados y a su acidez constante, que le da un giro incluso vibrante. Un Malbec muy actual.

Dedicado Tupungato Vineyard Blend 2016 ($804)

 

Con corazón de Malbec y Cabernet Sauvignon y un toque de Merlot, esta trilogía de grandes cepas le da vida a este blend de paleta sofisticada y equilibrada, donde dominan las frutas rojas y negras y las especias, pero dándole lugar a unos frescos toques herbales y balsámicos, junto a una madera que es pura integración. De paladar largo y súper texturado, este ejemplar siempre se las arregla para ser ágil y siempre elegante. Bebible, con una linda cuota de frescura que refuerza su persistencia.

Dedicado Barrancas Vineyard Blend 2016 ($804)

 

Desde el comienzo, sorprende con un rico dejo herbáceo, que recuerda al tomillo y al orégano. Luego sí entran sus clásicas notas de frutas rojas y una barrica que aporta trazos de chocolate y suaves tostados. En boca es un vino que va in crescendo, ganando en volumen y apoyado en sus taninos redondos, firmes pero a la vez dóciles. Dejará, en cada sorbo, una sensación de gratificante frescura pero la elegancia siempre será su marca registrada. Qué bueno que es redescubrir el terruño de Barrancas y qué interesante que el corazón de este vino sea el Syrah, que merece un lugar más destacado entre los consumidores.

Dedicado Gran Malbec 2015 ($1.283)

 

Malbec que habla el lenguaje de la alta gama con esa clásica amalgama entre la fruta roja y negra saludablemente madura, una intensa capa floral y una barrica que acompaña y le suma capas y complejidad, con algo de cacao y un recuerdo sutil a caja de habanos. Lo interesante es que hay un pulso que se anticipa fresco, pero a años luz de ser un vino chispeante. Y esto se ratifica en boca: largo, fluido, de acidez marcada, acompasada por unos taninos granulsos de pulso dulzón. Concentrado y de larguísimo recuerdo, seguro vas a sentir que acabás de comer unas ricas ciruelas maduras y jugosas.