Cuál es el secreto para detectar los radares de velocidad y evitar severas multas
En la Argentina, los controles de velocidad en rutas, avenidas y autopistas no se identifican únicamente a través de carteles viales que indican "radar vigila" o "fiscalización de velocidad". Existe también una señal menos conocida, ubicada directamente sobre el pavimento, que permite reconocer la presencia de un sistema de control electrónico: una figura geométrica pintada o visible en el asfalto que marca el lugar exacto donde se encuentran los sensores.
Se trata de las denominadas "espiras", un dispositivo ampliamente utilizado en el país para la medición de velocidad y el monitoreo del tránsito. Estas espiras consisten en bobinas de cables instaladas debajo del asfalto, generalmente con forma cuadrada o rectangular, que funcionan como sensores capaces de detectar el paso de los vehículos. Su uso está homologado y constituye la tecnología más extendida en los radares fijos de velocidad en la Argentina.
Qué son las espiras y cómo funcionan
Las espiras son sensores electromagnéticos que se colocan bajo la superficie de la calzada. Cuando un vehículo pasa por encima de ellas, se produce una alteración en el campo magnético que el sistema registra. A partir de esa información, los dispositivos asociados pueden cumplir distintas funciones, desde contar vehículos hasta calcular su velocidad de circulación.
Según explicó Martín Viale, profesor de Sistemas Inteligentes de Transporte de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el número de espiras instaladas en un tramo determina el tipo de medición que se realiza. "Para contar vehículos se suele utilizar una sola espira en el pavimento; ahora bien, para detectar la velocidad de los vehículos se necesitan dos: porque dependiendo del tiempo que un vehículo demora entre pisar una espira y la otra, el sistema puede calcular la velocidad de los vehículos", señaló.
En los controles de velocidad, las dos espiras se instalan a una distancia determinada entre sí. El sistema registra el momento exacto en que el vehículo pasa por la primera y luego por la segunda. Conociendo el tiempo transcurrido y la distancia entre ambas, el radar puede calcular la velocidad con precisión.
Cómo identificar un radar de velocidad en el pavimento
La presencia de dos cuadrados o rectángulos marcados en el asfalto, generalmente uno detrás del otro en el mismo carril, es un indicador claro de que en ese punto existe un radar que mide la velocidad. Estas marcas pueden observarse tanto en avenidas urbanas como en rutas y autopistas, y suelen pasar desapercibidas para muchos conductores. Este método es el más habitual en el país y forma parte de los sistemas de fiscalización electrónica permanentes. En la mayoría de los casos, las espiras están asociadas a una cámara instalada sobre un poste o pórtico, que registra la infracción cuando se supera el límite de velocidad permitido.
Además de las espiras, existen otros tipos de radares utilizados en la Argentina. Entre ellos se encuentran los radares Doppler, que funcionan mediante ondas electromagnéticas para medir la velocidad de los vehículos. Este tipo de dispositivos suele emplearse en controles móviles o rotativos, como los que se instalan temporalmente en operativos viales. Sin embargo, su presencia es menos frecuente que la de los sistemas fijos basados en espiras.
El control de la velocidad es uno de los ejes centrales de las políticas de seguridad vial. Diversos estudios han señalado que el exceso de velocidad es un factor determinante en la gravedad de los siniestros de tránsito. En ese sentido, los radares cumplen un rol clave para reducir los riesgos asociados a la circulación vehicular.
De acuerdo con datos citados por el ingeniero civil y planificador urbano Juan Del Valle, la instalación de cámaras de fiscalización de velocidad contribuye a disminuir la siniestralidad vial entre un 20% y un 37%. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un estudio específico reveló que el 57% de los siniestros fatales registrados involucró situaciones de exceso de velocidad.
Estos datos explican la expansión de los sistemas de control electrónico en distintos puntos del país, tanto en zonas urbanas como en corredores interurbanos. La señalización previa, junto con la visibilidad de los dispositivos y las marcas en el pavimento, forma parte del esquema de prevención y fiscalización establecido por las autoridades de tránsito.
El rol de las espiras en la gestión del tránsito
Más allá de la fiscalización de infracciones, las espiras cumplen un papel relevante en la planificación y gestión del tránsito. Al funcionar como sensores de paso vehicular, permiten recolectar información en tiempo real sobre la cantidad de autos que circulan por una vía y sobre el nivel de ocupación de carriles y calles.
"Una calle o carril tiene una capacidad teórica, por ejemplo, 800 vehículos por hora; con el sensor se puede saber si está cerca de esa capacidad. Si el número supera ese límite, hay congestión", explicó Viale. Este tipo de mediciones resulta clave para evaluar el funcionamiento de la red vial y tomar decisiones basadas en datos concretos.
El conteo vehicular que realizan las espiras se utiliza para diseñar estrategias orientadas a mejorar la circulación. Entre ellas se encuentran medidas como la promoción del transporte público, la implementación de carriles exclusivos o la reconfiguración de intersecciones y semáforos para optimizar los tiempos de viaje.
En autopistas y accesos urbanos, la información recopilada permite identificar franjas horarias de mayor demanda, conocidas como horas pico. Con esos datos, las concesionarias y organismos de control pueden analizar ajustes en la operación de las vías, como la modificación de tarifas en determinados horarios, con el objetivo de distribuir de manera más equilibrada el flujo vehicular y reducir los niveles de congestión.
Uso de espiras en semáforos y accesos
Las espiras también se emplean en sistemas semafóricos inteligentes. En las bajadas de autopistas, por ejemplo, se instalan sensores para detectar la acumulación de vehículos detenidos. Cuando el sistema identifica que una fila de autos comienza a extenderse y podría llegar a la autopista principal, el semáforo puede extender automáticamente la luz verde para descomprimir el tránsito y evitar situaciones de riesgo.
Este tipo de aplicaciones busca prevenir bloqueos en puntos críticos de la red vial, donde una congestión mal gestionada puede generar demoras significativas o aumentar la probabilidad de siniestros.
Asimismo, en zonas sensibles como las inmediaciones de hospitales, las espiras cumplen una función específica vinculada a la circulación de vehículos de emergencia. Según explicó el docente de la UBA, estos sensores pueden detectar el paso de una ambulancia y provocar el cambio automático del semáforo a luz verde, facilitando el desplazamiento en situaciones de urgencia.
Tecnología y fiscalización en el tránsito argentino
La utilización de espiras como herramienta de medición y control forma parte de un esquema más amplio de incorporación de tecnologías al sistema de tránsito argentino. Estos dispositivos, combinados con cámaras, semáforos inteligentes y centros de monitoreo, permiten una gestión más precisa de la circulación y una fiscalización basada en registros electrónicos.
Para los conductores, reconocer las señales asociadas a estos sistemas, como las marcas geométricas en el pavimento, resulta útil para comprender dónde y cómo se realizan los controles de velocidad. No obstante, las autoridades remarcan que el cumplimiento de los límites establecidos debe mantenerse en todo momento, independientemente de la presencia visible de un radar.
En un contexto de crecimiento del parque automotor y de alta densidad de tránsito en áreas urbanas y corredores estratégicos, los sensores de espira continúan siendo una de las herramientas centrales para el control, la planificación y la mejora de la seguridad vial en la Argentina.