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Mercosur, en la encrucijada: insistir con la OCA estilo europeo o adoptar la "teoría del vuelo de los gansos"

Nueva cumbre presidencial: mientras se vuelve a poner de moda la convergencia a la moneda común, otra corriente reclama que Brasil cambie tipo de liderazgo
30/06/2023 - 20:06hs
Mercosur, en la encrucijada: insistir con la OCA estilo europeo o adoptar la "teoría del vuelo de los gansos"

Lejos de una discusión académica de claustros universitarios, el debate sobre el futuro del Mercosur se dirime entre tácticas dilatorias y estrategias profundizadoras de la integración con cadenas manufactureras en que empresas de los países socios subcontratarían entre sí la provisión de materias primas, mano de obra, bienes intermedios y ensamble de productos, para competir en mercados extraregionales gracias a reducir aranceles con nuevos TLC. 

El alineamiento de Brasil y Argentina para promover el pago en moneda local de su comercio exterior, coordinar luego una divisa digital común circunscripta a dichos intercambios, hasta llegar a una moneda única binacional o regional, ha entretenido cuatro veces al bloque en contradicciones retóricas de sus gobiernos sobre cómo y cuándo, mientras hoy sus técnicos no terminan de definir los pasos del mecanismo.

Tiene, mientras, un fin táctico discursivo: decir ante China lo que quiere oír para que a la vez escuche Estados Unidos, se moleste y reaccione atendiendo al Cono Sur, sin dejarlo abandonado en brazos ajenos cual hizo Donald Trump y buena parte del cuatrienio del presidente Joe Biden.    

De poco sirve amenazar a la Casa Blanca sobre evitar su dólar -respaldado con bonos que compran Japón y China-, si los acuerdos de integración y TLC, China o el comercio global nos commoditizan, demandando productos agroganaderos, petróleo, gas, litio o tierras raras. El proceso de industrialización, o de reindustrialización en el caso argentino, halla que su manufactura es exportada sobre todo a Mercosur y a los países latinoamericanos bajo el waiver de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI). Si vamos a exportar ‘charque’ (carne salada del siglo XIX) la divisa común no ayudará en nada.

El sur tal vez exista

Las críticas a la insoportable levedad del "Sur" -la moneda común imaginada por Lula-Fernández- vale extenderlas a las del efímero "peso real", boceto de realismo mágico de Bolsonaro-Macri solamente binacional.

El experimento de una moneda común, con falta de dólares, terminaría por convertir al Banco Central do Brasil en la autoridad monetaria de la divisa conjunta de ambos, por sobre el BCRA. Es el mismo efecto que dolarizar. En vez de Miguel Pesce en el BCRA, se dependería de Jerome Powell, amo de la Reserva Federal. 

Una divisa de varios países puede ser mucho más eficiente que la nacional, según la hipótesis demostrada en 1961 por Robert Mundell en el "Area Optima de una Divisa" (OCA).

La escasez de divisas llevó a reflotar la idea de que el Mercosur converja a una moneda común, algo sobre lo que los expertos se muestran escépticos
La escasez de divisas llevó a reflotar la idea de que el Mercosur converja a una moneda común, algo sobre lo que los expertos se muestran escépticos

Las condiciones con que a nivel global se contradijo en enero a los presidentes Lula y Fernández no son otras que las del canadiense Mundell para tener una divisa regional. Se demostró que los dos socios estratégicos del bloque no llenan ni hoy ni hace 20 años los requisitos, por sus inflaciones bipolares y pues hace tiempo que no son sus mercados relevantes en el comercio exterior, como es China para todo Mercosur.

La libre movilidad de personas y mano de obra eran para él tan importantes como la de bienes y capital, que siempre tienen a su orden el poder de comerciantes e inversores, para concretar el mercado laboral único que equilibre costos del desarrollo de los socios, dando flexibilidad a los precios y sueldos, sin dejar de prestarle apoyo a las áreas menos elegidas por tales flujos. La unión monetaria no es solo sumar; es una intrincada imbricación potencialmente explosiva.

El riesgoso juego de la OCA

Casi como una bicicleta, la teoría mundelliana de la Optimum Currency Area fue pensada para mercados abiertos que, si paran, no funcionan, por lo que se debe medir la performance de indicadores en movimiento para permanecer alerta.

Mundell proyectaba ese control 40 años antes de que sucediera: priorizaba en su tètrade de condicionantes que los países miembros fueran sometidos a lapsos iguales para tener que medir los mismos datos macro, como insumo para cuidar la emisión monetaria relacionada con el desempeño de las economías, precios y tasas, cual hace hoy el Banco Central Europeo.

Desde el edificio de Frankfurt adonde está el BCE, presidido por la ex FMI Christine Lagarde en un directorio sentado en una palestra circular de madera, se puede ver al río Meno cruzar la ciudad gracias a que la alta construcción está completamente vidriada, a imagen de la transparencia que postula. Si hay que aumentar tasas más que EE.UU., no importa si no gusta a algún gobierno en campaña electoral. En las constituciones y en la práctica política, Mercosur está a años luz.  

Teoría de los gansos salvajes

Al Mercosur le conviene menos dispendio de energía en emular a la Unión Europea en el Juego de la O.C.A. hacia una moneda común, sin una previa estabilidad monetaria, control fiscal y coordinación macroeconómica entre sus socios, que ya lo intentaron cuatro veces sin éxito. Técnicos bancocentralistas buscaron adaptar la serpiente monetaria y ni una cascabel les salió.

Vale más copiar el modelo de desarrollo de los tigres asiáticos, con Japón de líder, descripto por el economista nipón Kaname Akamatsu en la teoría de "Migración de gansos salvajes voladores" (1962). Estos vuelan en V con el líder más fuerte al frente -que hace más esfuerzo pues al mover alas permite al más débil menos desgaste atrás- aumentando dos tercios la potencia de vuelo conjunto. La industrialización de Asia oriental fue en una bandada inicial y luego segundas formaciones. El avance económico devino de la relación de pares regionales, al invertir, transferir tecnología, importar bienes intermedios y subcontratar procesos u obreros.

Representación gráfica de la teoría de los gansos salvajes aplicada al modelo de industrialización liderado por Japón en el sudeste asiático
Representación gráfica de la "teoría de los gansos salvajes" aplicada al modelo de industrialización liderado por Japón en el sudeste asiático

La teoría describe que "el desarrollo establece una división del trabajo regional desembocando en redes de producción. Gráficamente, se representa como una formación de gansos alineados sucesivamente tras las naciones industrializadas en orden de diferentes etapas de crecimiento y de posición en la cadena de valor en un patrón de vuelo de ganso" (Unctad, 1996).

El líder de la bandada en el sudeste asiático fue Japón que empezó a producir encargos de EE.UU. cada vez más complejos (por ejemplo, las TV color), por lo que traspasó los menos complejos (las TV blanco y negro) a países de segundo nivel recién industrializados (Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Hong Kong), luego los de ASEAN, cerrando "la formación China, Vietnam y Filipinas".

Una bandada sin líder

Al migrar los gansos salvajes, el rol del líder es hacer el mayor esfuerzo para abrir el "camino" cortando el viento, para luego trabajar en bandada como equipo para que los menos fuertes o más pequeños se integren escalonada y encadenadamente a procesos de provisión y proceso industrial regional transfronterizo para aprovechar a exportar y meterse a nichos conseguidos.

El Mercosur inicial, que vivió en los 90 sobre una paridad irreal de plata dulce sustentada en descapitalizarse vendiendo las joyas de la abuela para sostener su moneda igualada al dólar- terminó su luna de miel en 1998 compitiendo por inversiones extranjeras en sus territorios para fabricar automóviles o laboratorios que produjeran medicinas para venderle a socios. Y se empantanó porque fue bueno para desviar comercio al mundo por el de la región, pero no para combinar recursos, eficiencias o potencialidades para exportar juntos al resto del globo.

Si Brasil no se decide a liderar a su región, entonces lo hará China, fue la advertencia de Sergio Abreu, secretario general de la Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI), gran paraguas de acuerdos de complementación económica de México a Argentina y Mercosur.

Hace una docena de años que el tándem Brasil-Argentina trabó a la bandada el lograr acuerdo comercial alguno. Es más, el actual gobierno brasileño se preocupó en retrasar el visto bueno a los dos únicos TLC con "acuerdo de inicio" en el texto y que sus antecesores lograron en 2019 con Unión Europea y Singapur.

"No lo veo ideológicamente, sino geopolíticamente -puntualizó Abreu-: mientras la región no tenga una política común, la paciencia estratégica de China seguirá avanzando".

Las últimas cumbres presidenciales del Mercosur evidenciaron las tensiones por la insistencia de los socios menores en buscar acuerdos comerciales con otras regiones
Las últimas cumbres presidenciales del Mercosur evidenciaron las tensiones por la insistencia de los socios menores en buscar acuerdos comerciales con otras regiones

Ante la Garganta del Diablo y de UE

En la cumbre semestral del bloque en Puerto Iguazú, el 4 de julio, al borde de la desafiante Garganta del Diablo, el tema sobrevolante será qué responder ante la "garganta" de la UE, que es la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que vino a hablar con los presidentes de Brasil y Argentina este mes. Un embajador acreditado en Brasilia manifestó que "Von der Leyen en su visita a Lula fue objeto de destratos sin antecedentes y nadie del gobierno fue a escucharla ante la CNI de industriales".

Brasil retrasó todo junio su posición hasta luego que Lula se reuniera con el presidente de Francia. Informó a mitad de mes al Grupo Mercado Común que ya tenía "consideración técnica" terminada pero le faltaba la decisión política, que enviaría a sus socios a fin de mes sin tiempo a que se trate entre negociadores del GMC en Puerto Iguazú. Mercosur consensuará luego del 4 de julio antes de ir a Bruselas el 17, donde ya no habrá anuncio político de acuerdo.

¿Brasil trata de desesperar a la UE?, le preguntamos a un jefe negociador. "¿Y al Mercosur?" contestó irónicamente. Igual, el día después -si hubiera trato con UE-, vendrá el dilema sobre si sabremos bien aprovecharlo.

El futuro canciller paraguayo, Rubén Ramírez Lezcano, admitió a iProfesional que la falta de cadenas transfronterizas es una de las fallas más notorias del Mercosur en 20 años, porque "hemos visto que en aquellos sectores donde efectivamente se pudieron integrar cadenas, éstas han sido muy eficientes, porque ante restricciones comerciales que se podían imponer dada la competitividad de uno sobre el otro, fueron resueltas mediante este mecanismo".

El entrante canciller guaraní admite que "Mercosur, en diferentes períodos, ha avanzado y se ha detenido, generando frustraciones en muchos sectores económicos, en varios países y en la sociedad en su conjunto, por lo que hay que resolverlo de forma innovadora y constructiva".

Si Lula quiere ejercer la cabeza en la punta de la V de la migración de su bandada, más le vale no planear giras para, al volver a Brasil cacarear infografías por su Twitter, diciendo que en un solo tour aéreo de 13 días "atrajo inversión extranjera" directa por "97 billones de reales para Brasil" (50 billones de China, 32 de Portugal, 12,5 de Emiratos Árabes Unidos y 2,5 billones de EE.UU.). A esa hora justa del post, Alberto Fernández le contaba sus cuitas urgentes por Zoom.

Convendría mejor volar organizados como bandada, a ofrecer manufacturas a terceros mercados, fruto de la conjunción de esfuerzos en cadenas que superen los límites geográficos políticos para que bienes intermedios o autopartes fluyan entre industrias de los países socios. 

O sea que hay líder autodeclarado, reconocido por una Argentina económicamente debilitada y admitido por los dos más chicos, pero no asume liderar la V, cortar el viento y abrir avances. 

(*) Carlos Montero Gaguine es analista de política internacional y editor de La Síntesis Económica Mercosur