iProfesional

En Wall Street pronostican dólar a $106 para el final del primer año de un eventual gobierno de Alberto F.

En el mercado creen que seguirá la tensión con el dólar y bonos. Calificadoras a punto de poner en default al país. Incógnitas sobre el futuro económico
19/08/2019 - 06:08hs
En Wall Street pronostican dólar a $106 para el final del primer año de un eventual gobierno de Alberto F.
"Esto no terminó. Se calmaron un poco las aguas pero acá no cambió nada de fondo. Un Gobierno en salida y debilitado y otro al que le falta cuatro meses para arrancar. Esto va a traer mucha volatilidad y, en el medio, chispazos en los precios", avisaban desde un fondo de inversión para asegurar que la tregua de los últimos dos días de la semana es, finalmente, eso: tan sólo una tregua.
 
"Vamos a seguir todavía con presiones por todos los frentes. Cada día será una batalla. El mercado quedó muy mal herido y cualquier noticia puede disparar un mayor malestar", vaticina el experimentado trader. 
 
Consultatio, la empresa del gurú Eduardo Costantini, coincide con esa apreciación. "Con un Gobierno que no tiene poder y un poder que no tiene el Gobierno, la transición hasta el 10 de diciembre parece una eternidad. Los precios de los activos girarán en torno a cómo se desarrolle esta transición", afirmó.
 
La incertidumbre con el presente y con el futuro no es para menos: la comunidad financiera local e internacional pasó del cielo al infierno, sin escala. Los operadores se fueron de sus oficinas el viernes 9 en medio de un clima de euforia sin imaginarse la pesadilla que les esperaba 48 horas después.
 
El mercado  sucumbió ante el batacazo electoral de Alberto Fernández y los precios de los activos (como hacen históricamente) recalculan con violencia. Decidieron que el peso, los bonos y las acciones bajo un casi seguro gobierno del kirchnerismo tenían que valer mucho menos. Y así fue. 
 
El dólar minorista se disparó 25% durante la fatídica semana, hasta los $58,12; mientras que los papeles bancarios vieron derrumbes del 50% en dólares y los bonos experimentaron un 30% de pérdidas. La sensación que quedó flotando en el ambiente es que la Argentina está cada vez más cerca de tropezarse con un nuevo default de la deuda.
 
"Los precios de los bonos en dólares cayeron a valores de reestructuración, con paridades por debajo del 50%", detalla Consultatio Asset Management. 
 
Tampoco la situación para las acciones es un oasis. El sector bancario pareciera ser el que más va a sufrir en el corto plazo. Delphos investment dice que el valor en bancos suele estar fundamentado por retornos atractivos o potencial de crecimiento del sector. 
 
"En términos de rentabilidad vemos que los niveles de incobrabilidad continúan con la tendencia alcista, lo que afecta la rentabilidad de los bancos. Por otro lado, debido a la incertidumbre económica imperante y, particularmente, de las políticas económicas y finanieras futuras, el crecimiento potencial del sector es una gran incógnita. Es así que creemos que todavía hay lugar para nuevos tropezones", acota Delphos. 

Aparecieron las calificadoras

Sobre el filo del viernes no ayudó la aparición de Fitch Ratings y Standard and Poor's (S&P). Ambos redujeron la calificación de la deuda y la dejaron a pasos del default. Esta última fue fulminante con el pronóstico sobre la Argentina:
 
-"La pronunciada turbulencia del mercado financiero, con una depreciación significativa del peso argentino y un repunte en las tasas de interés, tras las elecciones primarias del domingo pasado en Argentina, ha debilitado significativamente el ya vulnerable perfil financiero del soberano".
 
-"Este escenario económico más complejo (con una recesión prolongada más profunda, una inflación todavía más elevada y dinámicas más estresadas para la deuda y el financiamiento) acrecienta los desafíos, tanto para las actuales autoridades como para las próximas de cara a las elecciones de octubre y con un nuevo gobierno que entrará en funciones en diciembre.
 
-"La perspectiva negativa refleja los riesgos que afronta Argentina, mientras el Gobierno trabaja para estabilizar los mercados económicos y financieros. Aunado a esto, la incertidumbre continúa sobre la predisposición del sector privado para renovar deuda gubernamental y mantener tenencias en pesos en tanto la depreciación estresa las elevadas necesidades de financiamiento del gobierno".

Dólar: proyecciones

En los bancos de Wall Street hay también una mirada escéptica con respecto a lo que viene. Por ejemplo, Bank of America-Merrill Lynch (BofA) pronosticó que el dólar a finales de este año estará en $70,50. O sea, tomando el precio del billete en el mercado mayorista al cierre del viernes, que quedó a $55, sería una suba del 28% adicional desde ahora y hasta finales de diciembre.
 
El pronóstico de BofA no termina ahí: acota que el año próximo el tipo de cambio va a acompañar la inflación (en torno al 50%) y que por eso el dólar llegará al cierre del 2020 (el hipotético primer año de mandato de Alberto y Cristina) en 106,6 pesos por dólar. 
 
Otro tema relevante es la deuda, o mejor dicho cómo queda parado este Gobierno y el que sigue con respecto al repago (¿o no?) de los bonos. UBS, otro gigante banco de inversión, dice que un default de la Argentina no es inevitable.
 
Pero claro, dependerá básicamente de la muñeca política que tenga la próxima administración no sólo con un nuevo acuerdo con el FMI (que es obvio) sino con el acceso al mercado para refinanciar vencimientos. 
 
Pero para eso falta una eternidad. El cortísimo plazo es lo que prima en el mercado. Y las claves a monitorear hacia adelante, según Consultatio, son las siguientes:
 
-La quinta revisión del FMI, el 15 de septiembre. En términos financieros, la aprobación de los u$s5.400 millones resulta clave para poder cerrar el programa financiero de este año: sin ese aporte, debería liquidar el 30% de las reservas netas del Banco Central para poder atender a los pagos de deuda previstos, aún renovando el 30% de los vencimientos de Lecaps en pesos.
 
- La verdadera importancia del aporte radica en su significación política. El apoyo del FMI vía la aprobación del desembolso podría ser un punto de inflexión para reducir la incertidumbre política, actuando como coordinador entre el oficialismo y el kirchnerismo y facilitando el largo camino a diciembre. 
 
Claro que las miradas están puestas en Hernán Lacunza, el flamante ministro de Hacienda, luego de la salida de Dujovne. El recambio se produjo en un momento clave: se estaba en plena cuenta regresiva de una nueva misión del FMI a Buenos Aires para revisar el cumplimiento de las metas fiscales y monetarias comprometidas en el segundo trimestre. 
 
-La intención de los candidatos de llevar señales de tranquilidad al mercado. Al principio de la semana se vio una situación muy compleja donde Macri culpó abiertamente al kirchnerismo de la reacción del mercado y a Fernández que respondió mostrándose muy poco abierto a dialogar con el Presidente. Esto empeoró aún más la situación.
 
La comunicación telefónica entre Macri y Fernández del miércoles ayudó a calmar las aguas. Una conferencia de prensa de éste último, quien se mostró un tanto más moderado ante la compleja situación, también ayudó. Fernández tiene incentivos para moderar su discurso y evitar así un descalabro mayor, ya que los riesgos de no ganar en primera vuelta son muy bajos y, a su vez, no le resultaría beneficioso asumir con inestabilidad económica, financiera y social agravada.
 
-Las señales de Fernández y su equipo sobre asuntos económicos. Dado que la victoria está prácticamente descontada, sus afirmaciones sobre cuestiones económicas cobran mucha relevancia y tienen la capacidad de mover al mercado.
 
Lo mismo vale para su equipo económico. Todos ellos dejaron en claro que no piensan ni en un default ni en un cepo cambiario. A esta altura, desde el punto de vista del mercado, lo más cuestionable podría pasar por su visión fiscal y las reformas estructurales, temas que deberán renegociarse con el FMI.