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Por qué este experto alerta que no están las condiciones para achicar más la brecha entre dólar blue y oficial

Para el economista Martín Polo, si el Gobierno no da señales fiscales concretas, la presión sobre los dólares paralelos seguirá impulsando la brecha
29/11/2020 - 18:28hs
Por qué este experto alerta que no están las condiciones para achicar más la brecha entre dólar blue y oficial

El economista Martín Polo, jefe de estrategia de Cohen, analizó la situación cambiaria y fiscal actual. En diálogo con iProfesional, descartó que una buena cosecha pueda ser la bala de plata de la economía y sugirió al Gobierno una mayor disciplina fiscal

-En breve arranca diciembre, ¿cómo ves la dinámica del dólar? 

-En el oficial, creo que el mercado va a seguir mostrando las características del segundo semestre. Una oferta que llega a cuentagotas y una demanda en la que el Banco Central (BCRA) tiene que tener la rienda corta todo el tiempo para que le juegue en contra de las reservas internacionales. El BCRA llega con una situación muy debilitada, con reservas netas casi en u$s3.000 millones.  Pese a todas las limitaciones que está haciendo a la demanda, ya sea a través de la suba de impuestos al dólar ahorro o las limitaciones para el pago de deuda o importaciones de las empresas, el dólar va a estar bastante presionado. Si la oferta no llega, difícilmente la demanda pueda disminuir por las buenas, en el sentido de que haya menores incentivos a dolarizarse.  

-¿Y la brecha? 

-A pesar de toda esta tranquilidad, la brecha sigue alta. Eso es lo nocivo para el mercado cambiario oficial. La brecha resume la desconfianza que hay sobre el peso o sobre el tipo de cambio oficial. En diciembre, la brecha va a seguir presionada para quedarse en donde está o incluso ir más arriba. En tanto el Gobierno no de señales concretas, no veo condiciones para que la brecha baje mucho más. 

Para Polo, no hay condiciones para que caiga la demanda de dólares
Para Polo, la brecha expresa la desconfianza sobre el peso

-¿El contexto global puede ayudar? 

-El contexto global es, quizá, la buena noticia. Es el resguardo del optimismo. El real y las monedas emergentes se están apreciando contra el dólar y los commodities están subiendo. Es algo que ayuda pero lejos está de resolver el problema de fondo de la economía. 

-En diciembre suele haber una fuerte inyección de pesos que se sumará a lo ya emitido, ¿cómo te imaginás la dinámica? 

-Diciembre va a tener un gran tema fiscal. Por estacionalidad propia de las cuentas públicas, es un mes con mucho déficit. Las estimaciones hablan de entre $300.000 y $400.000 millones. Más allá de cualquier intento de disciplina fiscal que quiera hacer el Gobierno, indefectiblemente va a haber un déficit fiscal muy alto y, por más colocaciones que hagan en el mercado, gran parte del financiamiento va a venir a través de los aportes del BCRA. Va a haber muchos pesos en la economía que se están inyectando para cubrir el bache fiscal. Si la gente usa esos pesos para consumir, eso podría quitar presión, pero el tema es que eso se daría en un contexto donde la inflación está un escalón más arriba

-¿El mercado de deuda en pesos resulta atractivo como para captar pesos sobrantes? 

-El mercado responde cuando ofrecen deuda ajustable como dólar linked o CER. En cambio, para los instrumentos a tasa fija, si no sube la tasa, no va a poder financiarlos o, por lo menos, no va a poder cubrir lo que ellos quieren. En noviembre el sector privado renovó menos de lo que vencía. Eso es una señal para que el Gobierno vea si sube la tasa o la indexa. El nuevo financiamiento que obtiene en el mercado, en gran parte, está atado a la inflación o al tipo de cambio y eso, en cuanto a la sustentabilidad, es un tema a seguir porque las expectativas son de una aceleración inflacionaria y de la devaluación. Lejos del objetivo de sustentabilidad que señalaba el ministro Guzmán, están atajando penales con tal de pedirle algo menos al BCRA pero es muy incipiente. 

"El mercado responde con financiamiento cuando la deuda se emite atada al dólar o a la inflación", destacó Polo

-El Gobierno está tratando de pasar el verano para recibir los dólares del agro, ¿lo ves posible con este nivel de reservas? 

-Es posible, pero creo que el Gobierno confunde un poco el punto porque los dólares de la soja no entran en marzo sino más bien en abril. Falta un montón y tampoco se pueden confiar mucho. Por más que lleguen esos dólares, tampoco significa que vaya a haber un shock de oferta que haga que se pueda relajar el control de cambios ni que haya una avalancha de dólares que baje las expectativas de devaluación. No hay un superávit comercial tan fuerte como cree el Gobierno ni ese nivel de exportaciones que se necesita para abastecer la demanda privada por importaciones o pagos de deuda. El cepo, en sí, era un programa de estabilización que debía ser de corto plazo y se está planteando como una política cambiaria. Eso va a complicar. Está claro que si hay una cosecha récord a precios internacionales en estos niveles y con Brasil creciendo, obviamente ayuda pero con todo este incremento de precios, cuanto mucho habrá u$s3.000 millones adicionales

-¿Podría llegar al otro lado del verano con relativa estabilidad?

-Habrá que ver a qué costos quiere llegar el Gobierno porque, de ser así, la presión que no hubo estos meses la van a tener más adelante y cuando llegue esa presión, va a ser en un contexto electoral ya lanzado. Analizando esa perspectiva, yo diría que el Gobierno podría llegar en tanto y en cuanto acelere el ritmo de devaluación del peso porque no le sobra nada. Al contrario, le falta. A pesar de todo, noviembre va a cerrar con ventas de dólares en torno a los u$s300 millones y caída de reservas. Si pasa el varano sobre la base de un control cambiario tan fuerte, la inflación y el nivel de actividad le van a ir pasando factura

Polo advirtió que el Gobierno tiene que evaluar si aguanta esal
Polo advirtió que la presión que se evita en estos meses puede llegar en medio del clima electoral

-¿Cuáles serían las medidas que tiene que tomar el Gobierno? 

-Debería plantear un sendero fiscal un poco más ambicioso al que propuso. Al saber que no tiene el financiamiento voluntario necesario para ese déficit. El BCRA es el gran socio para ese déficit y las expectativas indican que el año que viene la asistencia monetaria será muy importante. Necesitamos que el Gobierno de algunas señales de disciplina fiscal un poquito más ambiciosa. Para llegar a ese déficit de 4,5% que estima, el Gobierno se ampara mucho en el incremento en la recaudación y no tanto en la baja del gasto. Sin embargo, ahora el gasto no pandemia empieza a acelerarse por subsidios y  transferencias a provincias; además, el año que viene van a tener que recomponer salarios y seguramente reactiven la obra pública. Entonces, no se ve que esa disciplina fiscal venga con cierta moderación del gasto. La única aspiración que tiene el Gobierno es recortar los IFE y mejorar la recaudación. Eso es incierto. Al Gobierno le falta esa credibilidad sobre el sendero fiscal que marca. 

-¿El FMI puede aportar esa credibilidad?

-Sí, pero también va a ser difícil. Creo que el mercado ve al FMI como disciplinador fiscal del Gobierno. El tema es que, para que eso suceda, el Gobierno va a tener que ser más ambicioso en las cuentas públicas y creo que debería apaciguar algunas medidas de política monetaria que viene tomando. Si pasa eso, obviamente sería una buena noticia. De todos modos, una medida no es salvadora aunque puede ayudar a lograr un mínimo de credibilidad. Pero si el Gobierno acuerda con el FMI y al mes no lo cumple, termina siendo un salvavidas de plomo porque el Gobierno tiene que volver a un sendero de una economía normal donde se vaya saliendo de esta economía de emergencia. Debería volver a tener un plan integral sustentable, a un par de años, con un presupuesto mucho más equilibrado y medidas que no tienen que ser a los manotazos sino más sustentables. Es un camino, no hay bala de plata que solucione todos los problemas. La economía argentina está muy desequilibrada en todos los aspectos. Hay un zigzag entre lo discursivo y la realidad. Eso no ayuda a las expectativas y deteriora la credibilidad, lo que se expresa en el nivel actual del riesgo país.