Desde seguir breves coreografías de baile  hasta participar bajo una consigna en particular, los desafíos están de moda en las redes sociales. En el rubro de salud y fitness, #WhatIEatInADay es el "challenge" estrella del momento. El método consiste en armar un collage de fotos de las comidas que la persona ingiere en el día y en el centro colocar una foto propia, generalmente mostrando un cuerpo tonificado y hegemónico. 

 

 

 

 

 

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El efecto silencioso del desafío

Compartir este tipo de imágenes puede llegar a enviar un mensaje erróneo que, en algunos casos, puede desembocar en trastornos de la conducta alimentaria. "Si bien puede leerse como un desafío más del mundo virtual, podría decirse que tiene una intencionalidad "encubierta" que busca indirectamente mostrar que quien lo publica tiene ese "cuerpo ideal" porque consume cierto tipo de alimentos", explica Mara Fernández a iProfesional, psicóloga especializada en Trastornos de la Imagen Corporal.

Las publicaciones en redes sociales tienen un gran poder de difusión y de influencia entre los usuarios y usuarias. El problema radica en que cuando se postea un determinado contenido resulta difício indentificar la verdadera repercusión que tiene en los seguidores, sobre todo cuando se trata de cuentas muy populares. "Hay muchísimo trastorno alimentario y las redes sociales son un gran disparador. Muchas personas se comparan y al ver el cuerpo de la persona que comparte su alimentación puede generar frustración porque, aunque todos comamos lo mismo, el cuerpo va a ser siempre distinto", explica Agustina Murcho, nutricionista experta en trastornos alimentarios. 

 

 

 

 

 

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Por su parte, Mara Fernández agrega que "esta modalidad puede generar "vínculos erróneos" entre el físico de las personas y lo que comen, fomentando la comparación entre los seguidores, quienes pueden sentir culpa y vergüenza al pensar que hay algo que no están haciendo del todo bien, y por ese motivo no lo logran".

Algunos siguen los desafíos en internet para pasar el tiempo y divertirse, de hecho ese es el espíritu de los desafíos de internet -como el del papel higinénico o las diversas coreografías que se han popularizado-. Sin embargo, el objetivo real de este desafío aún se desconoce. En este sentido, la Lic. Murcho señala que le cuesta entender por qué las personas necesitan mostrar lo que comen a otros usuarios: "Si me pongo a pensar, puede que necesiten aprobación de otros para estar tranquilos con lo que comen".

El peligro de caer en un trastorno alimentario

La publicación de la dieta diaria a modo de promoción alimentaria "saludable" es, a criterio de la experta en Nutrición: "una manera de recomendar inconscientemente a alguien que tiene inseguridades". Además, la especialista advierte acerca de un problema mayor: quienes dan esta suerte de consejos sin aval ni científico ni profesional, "no le dan importancia a las consecuencias que saben que puede generar".

Ambas expertas coinciden en que el target del challenge son los adolescentes o jóvenes adultos. Señalan que las personas más vulnerables o con baja autoestima son las más propensas a ser afectadas por el desafío, ya que "cuando uno es muy vulnerable toma los comentarios y la mirada de los demás como autoevaluación", explica Murcho.

Este desafío podría provocar que las personas más vulnerables desarrollen un trastorno de conducta alimentaria

La nutricionista, quien a través de su cuenta de instagram @nutricion.ag alerta a sus más de 396 mil seguidores acerca de las dietas peligrosas, ejemplifica: "Si alguien sube una torta y los comentarios que dejan son "no podés comer eso, vas a engordar" probablemente ese usuario empiece a tener miedo a ciertos alimentos y puede caer en un gran problema, lo mismo si los comentarios son dirigidos hacia el cuerpo". Además de estos temores, la Lic. Fernández cree que quienes se dejan influenciar por estas publicaciones, puede que traten de "imitarlas creyendo que esa es la solución a su conflicto con su cuerpo y consigo mismo".

En el caso de personas que ya padecen de un trastorno de la conducta alimentaria, la Lic. Agustina Murcho opina que puede empeorar su tratamiento, si es que lo está realizando, o enfermarse aún más y tener más obsesiones. 

La obsesión por lo sano

De acuerdo con la psicóloga de la Universidad del Salvador, este tipo de contenido fomenta los pensamientos obsesivos sobre la "comida saludable'' que, llevados al extremo, puede ser muy peligroso. A este factor se le le agrega la preocupación de las personas por tener el "cuerpo perfecto", a su vez sumado al contexto de pandemia, en el que el miedo a aumentar de peso por no poder realizar actividad física, incrementa los niveles de ansiedad, angustia y estrés.

 

 

 

 

 

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A modo de conclusión, la Lic. Murcho, quien ya lanzó su tercer libro Vulnerable donde cuenta cómo superó su trastorno, destaca cómo son los hábitos realmente sanos de la alimentación: "se cree que lo saludable es comer 100% sano y sólo para nutrirse, cuando lo sano también es comer por placer. Claramente, tiene que predominar lo nutritivo, pero el prohibirse lo que nos genera más placer y también lo que es vida social termina siendo patológico y muy poco sano, porque también está la salud mental, y la restricción y el aislamiento que generan enfermedad".