OPINIÓN EXPERTA

El compromiso climático no es un "nice to have" ni es filantropía

Los riesgos ambientales se perciben dentro de las cinco amenazas más críticas al largo plazo para la economía global. ¿Qué están haciendo las empresas?
Por *Prem Zalzman
MANAGEMENT - 15 de Febrero, 2022

Desde el punto de vista económico, los riesgos ambientales se perciben como 5 de las amenazas más críticas a largo plazo para la economía global, así como las potencialmente más dañinas para las personas y el planeta

Como respuesta a tal escenario, hoy 163 empresas de las fortune 500 ya cuentan con compromisos climáticos hacia el 2030, esta tendencia tiende a escalar exponencialmente, muchas veces impulsadas por casas matrices radicadas en países con exigencias más fuertes en términos ambientales lo que genera el efecto cascada en sus filiales locales.

Sin dudas, el cuidado del medioambiente y la contibución de las empresas en este aspecto dejó de ser un "nice to have", algo accesorio, para las grandes compañías. Esto no es filantropía ni exclusivamente responsabilizarse por el impacto generado sino también una respuesta a presiones, de inversores, usuarios y consumidores, de sus propios colaboradores/as y de la competencia que busca un posicionamiento estratégico.

El sector privado y las empresas han logrado hacer grandes avances en relación a la sustentabilidad pero aún tienen desafíos significativos por delante. Existen organizaciones donde está absolutamente internalizado la generación de impacto positivo en su modelo de negocio, pero hay muchas otras donde aún se conciben las estrategias ambientales como algo adicional e inconexo con la propuesta de valor de las empresas. 

Compromiso climático: pasar de la palabra a la acción

Es hora de ir más allá de los compromisos climáticos para atacar las amenazas al medioambiente, la economía y las personas

En Kolibri desarrollamos e implementamos estrategias ambientales de alto impacto adaptadas al modelo de negocio de las organizaciones con las que articulamos.

En esta línea, observamos que si bien existen marcos y compromisos globales es necesario que estos se acompañen con acciones concretas, tales como la movilización de recursos suficientes, potenciar la investigación y desarrollo para promover nuevas tecnologías sustentables. También fomentar la conexión entre áreas y a lo largo de sus cadenas de valor para potenciar una visión sistémica donde las organización esté integrada con el ambiente y la sociedad.

Complementariamente, es crucial que las organizaciones incorporen indicadores de impacto ambiental y social a sus modelos de negocio con una estrategia bien desarrollada, para así estar abonando a su rentabilidad, en el corto, mediano y largo plazo. Estos desarrollos van de la mano de nuevos modelos mentales que buscan de manera natural el encuentro entre rentabilidad y la generación de impacto ambiental y social positivo.

Un hito destacado que ha sucedido en los últimos años es que aumentó notoriamente la sensibilización y la concientización en relación a que generar impacto positivo es sinónimo de valor agregado, y esto permite que se haya reducido la necesidad de convencer a tomadores y tomadoras de decisión en torno a la necesidad de pasar del compromiso a la acción.

Asimismo, vale la pena recordar que siempre desde las compañías se pueden impulsar estilos de vida sostenibles y proponer nuevas formas de habitar, siempre que se respete el medio ambiente.

*Prem Zalzman, es sr. manager en Innovación Estratégica de Kolibri. 

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