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El plan de Massa tras el alivio en Ganancias: posicionarse de cara a las presidenciales 2023

El líder del Frente Renovador busca consolidar su imagen de peronista moderado y con buena llegada al empresariado. Su picardía para acorralar a Guzmán
31/05/2022 - 11:00hs
El plan de Massa tras el alivio en Ganancias: posicionarse de cara a las presidenciales 2023

Sergio Massa volvió a demostrar que tiene en claro quién es su público "target" desde el punto de vista político: mientras en el kirchnerismo apuntan todos los cañones a lograr un bono salarial por decreto y aumentar los montos de la asistencia social, él se enfoca en los trabajadores de clase media, como queda en claro por su preocupación para incluir a autónomos y monotributistas en el alivio del impuesto a las Ganancias.

La iniciativa podría beneficiar, según las estimaciones, a cuatro millones de trabajadores, en particular a los monotributistas, que por efecto de la inflación se verían obligados a "saltar" a una escala mayor de la categorización, o directamente quedar excluidos del régimen simplificado.

También se tiene en cuenta a los autónomos, que suelen quejarse de ser los eternos postergados de este tipo de medidas, por carecer de representación gremial y, por lo tanto, de capacidad de presión política. En este caso, se busca equiparar la situación de los autónomos con la de los asalariados que acaban de recibir el beneficio de incremento del "piso" de Ganancias a $280.000.

Lo cierto es que Massa vuelve a quedar en el centro de un segmento al que apunta especialmente para consolidar su posición de político que defiende los intereses de la clase media.

En lo que respecta a los monotributistas, apuró la propuesta para que esté vigente antes de la segunda recategorización obligatoria, prevista para julio. Ya el año pasado, había tomado la delantera en este campo, cuando la AFIP había despertado una ola de indignación por el cobro retroactivo a monotributistas que antes habían recibido un beneficio. Rápido de reflejos ante ese "error no forzado" del kirchnerismo, Massa anunció que, por encargo del propio Alberto Fernández, había elaborado una reforma legislativa.

Sergio Massa logró convencer a Alberto Fernández de actualizar por inflación el piso de Ganancias para no perder la adhesión de los trabajadores de clase media
Sergio Massa logró convencer a Alberto Fernández de actualizar por inflación el piso de Ganancias para no perder la adhesión de los trabajadores de clase media

El foco en la clase media

Un año después, esta iniciativa dirigida a monotributistas y autónomos -continuación lógica del anuncio para subir el mínimo no imponible de los trabajadores asalariados- confirma el posicionamiento político que Massa, en su condición de "tercera pata" de la coalición gubernamental está definiendo con vistas a la carrera presidencial de 2023.

No por casualidad, el presidente de la cámara de Diputados no dudó en chocar públicamente con Martín Guzmán, primero para forzarlo a adelantar la actualización y quedar posicionado ante la opinión pública como autor de la iniciativa -que fue calificada como "una obviedad" por el ministro de Economía-. Además, peleó por su derecho a formar parte del anuncio oficial y no perder su lugar en la "foto", de la que en un momento corrió el riesgo de quedar excluido.

Massa siempre se jactó de que, gracias a su prédica de que "el salario no es ganancia", la cantidad de asalariados que tributan ganancias había caído por debajo de un millón, cuando al final del gobierno de Macri, ese número era de más de dos millones.

Con un equipo propio dedicado a trabajar en los temas impositivos, el líder del Frente Renovador se ha empeñado en hacer de Ganancias una de sus banderas políticas. Después de todo, fue con el lema de la baja en Ganancias cuando se lanzó a su primera aventura electoral, desafiando y derrotando a la entonces presidente Cristina Kirchner en las legislativas de 2013.

Luego, con Mauricio Macri en la presidencia, impulsó un proyecto impositivo a fines de 2016 que logró media sanción en Diputados. Algunos ex funcionarios marcan ese como el momento de ruptura definitiva entre Massa y Macri: el proyecto, que salió con los votos del kirchnerismo, fue acusado por el macrismo de irresponsable por implicar un desfinanciamiento fiscal que provocaría un descalabro en la economía, a lo que el líder del Frente Renovador respondió que se podía compensar con impuestos a "la timba financiera".

Finalmente, el macrismo logró revertir la situación en el Senado, tras una negociación con los gobernadores. Pero, en todo caso, Massa logró su objetivo político de que su nombre quedara ligado a la preocupación por el hecho de que Ganancias no castigara excesivamente a asalariados de nivel medio.

Fue así que el año pasado volvió sobre el tema pero, paradojas de la política argentina, esta vez quienes se mostraron irritados con su propuesta no fueron los macristas sino los kirchneristas.

La polémica se mantuvo soterrada, pero desde el kirchnerismo hubo voces que recordaron que el foco del momento debería ser canalizar el esfuerzo fiscal a asistir a quienes más habían sufrido por la pandemia, en particular los trabajadores del sector informal.

Por otra parte, la evaluación política era que, tal como había ocurrido en otras ocasiones, mejorar el ingreso de la clase media no redundaría en una mejora electoral para el kirchnerismo. Como el encuestador y analista Artemio López, que advertía que más del 80% de la base electoral oficialista era completamente indiferente a la mejora en Ganancias. Y criticaba que el Gobierno perdiera recursos fiscales que debería concentrar en el sector más bajo, dado que "el voto del Frente de Todos es eminentemente clasista".

Nadie lo sabía mejor que la propia Cristina, quien tras su derrota en las PASO de 2013 se vio presionada a dar una mejora en Ganancias, y pese a ello, luego perdió por mayor diferencia en las legislativas de ese año.

El alivio en Ganancias amagó con generar un conflicto entre Massa y Martín Guzmán: el ministro está preocupado por el impacto fiscal de la medida
El alivio en Ganancias amagó con generar un conflicto entre Massa y Martín Guzmán: el ministro está preocupado por el impacto fiscal de la medida

Picardía de Massa ante un Guzmán fiscalista

Ahora, algunas de esas críticas se han vuelto a escuchar desde referentes del kirchnerismo, que creen que Massa "atiende a su público" de clase media, mientras al mismo tiempo los segmentos de menores ingresos están a punto de recibir un impacto en su presupuesto familiar por el nuevo ajuste en las tarifas de servicios públicos.

Massa se justifica al afirmar que un gobierno peronista no puede permitir que Ganancias, un impuesto que originalmente pensado para afectar al 10% más rico, se haya extendido al 25% de la población por efecto de la inflación.

Pero, sobre todo, su argumento central es que la medida no tendrá un costo fiscal. Ya el año pasado había previsto ese tema, al afirmar que lo que dejara de entrar por el aporte de asalariados sería compensado con una mayor alícuota al sector empresarial. Sin embargo, esa argumentación fue muy criticada desde la oposición, que señaló un ensañamiento fiscal contra el universo pyme.

Ahora, su argumento es que no habrá sacrificio para la caja de la AFIP en comparación con lo que Guzmán había previsto en su proyecto original de presupuesto 2022 -ese que contenía un objetivo inflacionario de 33% y que fue rechazado en el Congreso-.

No deja de ser una jugada astuta la de Massa, porque si bien su afirmación es técnicamente correcta, todos saben que la gran ayuda de Guzmán para equilibrar las cuentas y cumplir la meta de un 2,5% de déficit fiscal es, precisamente, la inflación.

Los números lo demuestran con claridad: Ganancias representa nada menos que el 20% del total de ingresos tributarios y es, además, el impuesto cuya recaudación crece a mayor velocidad: su porcentaje de variación interanual es de 82% mientras que otro impuesto significativo, como el IVA, crece a un ritmo de 69%.

La situación es fácil de explicar: el IVA depende del consumo, que está dando señales de estancamiento. En cambio, Ganancias es uno de esos impuestos que no dependen del nivel de actividad sino de la inflación: cuanto mayor es la "carrera nominal" entre precios y salarios, mayor es la recaudación, aun cuando los salarios reales estén en caída.

Ahora, Massa deja a Guzmán en una situación incómoda: si el ministro se opone a la actualización, estará admitiendo tácitamente que el pilar de su estrategia fiscal es la "licuación" de los salarios por la vía inflacionaria.

Con la mira en 2023

Lo cierto es que, en un momento en el que tanto el Frente de Todos como la oposición de Juntos por el Cambio parecen haber largado la carrera para la interna de 2023, en un adelantamiento de hecho de las PASO, Massa está ganando protagonismo para recordar que es una figura con aspiraciones.

Hace dos meses se había especulado con que formalizaría su postulación presidencial en el congreso del Frente Renovador que se había agendado para abril y que finalmente, sin que quedara muy claro el motivo, fue suspendido.

Massa participó en el encuentro de la American Chamber: es uno de los peronistas con mejor diálogo con las empresas y la embajada de EE.UU.
Massa participó en el encuentro de la American Chamber: es uno de los peronistas con mejor diálogo con las empresas y la embajada de EE.UU.

Las encuestas no lo favorecen, es cierto: un sondeo difundido por la consultora Giacobbe marca que tiene apenas 8,8% de imagen positiva, 20,2% de regular y 67,6% de negativa. Además, cuando en la "nube de palabras" se le pide a los encuestados definir al candidato, el término que más veces aparece mencionado es "panqueque".

Sin embargo, esto no significa que Massa no tenga chances. Para empezar, su imagen negativa, si bien es alta, está cinco puntos por debajo de las de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Pero, además, esa flexibilidad para llevarse bien con todos, que algunos lo ven como su defecto, puede transformarse en su mayor virtud en un peronismo que necesita una figura que pueda mantenerlo cohesionado sin que las diferencias ideológicas lo lleven a una fractura.

Massa ha tenido gestos de acercamiento evidentes con Cristina, pero también ha jugado fuerte en el Congreso para salvar proyectos fundamentales para Alberto, como el acuerdo con el FMI. Esto lo transforma en un candidato potable por todas las fuerzas del FdT.

Pero, además, es de los pocos peronistas que mantiene un contacto fluido con el ámbito empresarial. Extendió su influencia al área de la política energética, con el cambio de dueños en Edenor, que implica la llegada como accionista del principal proveedor de cloro de Aysa, la empresa estatal que dirige su esposa, Malena Galmarini.

Y, además, mantiene su tradicional buena relación con el multimedios América, de la dupla Vila-Manzano, y donde ahora también tiene participación Claudio Belocopitt, el principal de Swiss Medical.

Además, el año pasado hizo de interlocutor con los laboratorios estadounidenses -como Pfizer-, cuando el Gobierno sufría las acusaciones por discriminación en la campaña vacunatoria.

No por casualidad, fue el único dirigente peronista que pudo viajar a Estados Unidos y hacer gala de tener una agenda propia, que le permitió llegar a funcionarios con poder de decisión en la administración Biden, justo cuando había dudas sobre si se podría alcanzar un acuerdo con el FMI.