MODO RESISTENCIA

Guerra a la reforma laboral: la CGT arrancó un plan de lucha y amenaza con ir a la Justicia

La publicación del nuevo texto del proyecto exacerbó los ánimos en la central obrera y hay conversaciones entre todos para resistir a la reforma laboral
Por Mariano Obarrio
POLÍTICA - 11 de Diciembre, 2025

La CGT amenaza con complicar el clima navideño. La central obrera decidió abandonar la precaria tregua "zen" que mantenía con el Gobierno y volver a la liturgia conocida: la Plaza de Mayo, los bombos y la amenaza de judicialización. Luego del retiro de Gerardo Martínez, de la Uocra, del Acuerdo de Mayo, y de conocido el proyecto de ley de modernización laboral, los gremios declararon abiertamente la guerra a la reforma laboral. Una guerra larga, un plan de lucha que comenzara en la marcha del jueves 18 de diciembre en la Plaza de Mayo y en caso de aprobarse podría terminar con denuncias en los tribunales laborales.

La batalla tendrá varios frentes y con algo que Milei ya sospechaba: cada artículo de su proyecto será una batalla. El jueves 18 de diciembre, a las 15, la Plaza de Mayo será el escenario del primer round.

Allí confluirán la CGT, las 62 Organizaciones, la CTA, la CTA Autónoma, ATE, la Bancaria y todo el ecosistema sindical que vio en el proyecto del oficialismo una provocación suficiente como para unificar lo que estaba disperso. El Gobierno, por su parte, quiere ese mismo día sesionar en el Senado para aprobar la reforma. Nada más simbólico: mientras adentro se vota, afuera se mide la calle.

El ruido de la calle no le preocupa a Milei, más bien lo entona. Según los asesores en propaganda encabezados por Santiago Caputo, la marcha con todas los viejos rostros del sindicalismo es una foto que atrasa y le da oxígeno al Gobierno.

Una reforma laboral que unió lo que estaba peleado

El Gobierno eliminó el artículo que afectaba la caja sindical -esa cuota solidaria que, pese a su nombre, suele ser la menos solidaria con los bolsillos ajenos-, pero no hubo caso. La señal fue ignorada. Los sindicatos consideran que el proyecto entero es una maquinaria de demolición para toda la legislación laboral. Y no lo dicen en voz baja.

Un jefe sindical, de los que hablan "en off" pero gritan igual, soltó la síntesis más brutal: "La ley la armaron los estudios jurídicos de los empresarios. Es una ensalada rusa. En lo impositivo se salvan ellos, y en lo gremial quieren desfinanciarnos y terminar con el movimiento obrero. Son caníbales."

Los principales puntos del proyecto de reforma laboral presentado por el Gobierno

Otro dirigente, con el mismo tono diplomático, avisó que la CGT, las CTA y las 62 Organizaciones ya se juramentaron: si la ley sale, termina en tribunales. El plan no termina en la Plaza; termina en Comodoro Py. O en la Corte, si hace falta.

Las objeciones sindicales son tantas que es difícil enumerarlas sin tomar aire:

  • modificación del derecho de huelga,
  • limitación de asambleas,
  • ampliación de jornadas laborales,
  • cambios en paritarias,
  • redefinición de indemnizaciones,
  • debilitamiento de convenios colectivos,
  • el polémico Fondo de Cese para compensar despidos.

La lista sigue, porque el proyecto tiene 79 páginas y un capítulo para cada preocupación del movimiento obrero. Literalmente, un artículo "para cada empresa", según concesión irónica de los propios senadores peronistas.

El Senado: matemáticas, sudor y lágrimas

Mientras la CGT arma la movilización, el peronismo del Senado afina sus calculadoras. Necesita tres votos para bloquear el proyecto. No es épico: es aritmético.

Los 28 senadores peronistas están en modo resistencia, más cinco no alineados y algunos provinciales que cotizan alto. En el oficialismo, en cambio, repiten que las comisiones se constituyen, ya, que el dictamen sale el martes próximo y que el lunes 22 podría tratarse en el recinto, mientras que en la Cámara de Diputados se discutirá el proyecto de Ley de Presupuesto 2026.

Para ellos, todo es posible. Para el resto del Senado, simplemente no hay tiempo material: el proyecto llegó tarde, las comisiones no existen y las negociaciones son un laberinto. El peronismo procurará aplicar todas las estrategias dilatorias para que termine el período de sesiones extraordinarias.

En medio de este caos, el senador Jorge Capitanich de Chaco decidió convertirse en el vocero académico de la resistencia. Sostiene que el proyecto debe dividirse: laboral, por un lado, tributario, por otro. Dice que la reforma mezcla reducción de impuestos para empresas, exenciones para bienes suntuarios —como yates, algo alejado de lo laboral— y una ingeniería fiscal que, según él, hará retroceder la recaudación fiscal.

Los gobernadores, por ahora, miran en silencio. Pero el titular de la CTA Autónoma, Hugo "Cachorro" Godoy, ya les dejó la advertencia: "Si aprueban esto, se pegan un tiro en el pie." El sindicalismo argentino, siempre está dispuesto a intentar complicar el clima parlamentario para la sanción de otras leyes que necesita el Gobierno, como el Presupuesto, el Plan Colchón, la reforma tributaria, penal y de los Glaciares.

El contenido: la letra chica de la reforma laboral que enoja a la CGT

El proyecto redefine el cálculo indemnizatorio, excluye premios, aguinaldo y vacaciones, y fija límites estrictos: tres salarios promedio del convenio como techo y un piso del 67%. Crea el Fondo de Asistencia Laboral (FAL) con un aporte obligatorio del 3%. Algunos popes sindicales bromeaban con la sigla FAL, que es la del Fusil Automático Liviano que usan los militares de las Fuerzas Armadas. Además, no dejaron de hacer bromas con el porcentaje del 3%, igual al mencionado en los audios de Diego Spagnuolo sobre las supuestas coimas que cobraría Karina Milei por los sobreprecios de los medicamentos para la Agencia Nacional en Discapacidad.

El derecho de huelga se restringe en servicios esenciales; las asambleas pasan a requerir autorización patronal; los delegados tendrán solo diez horas sindicales; el bloqueo de empresas es infracción grave. La ultraactividad se reduce y nace el famoso banco de horas, el sueño húmedo de cualquier consultora laboral.

Vacaciones notificadas con 30 días de anticipación, descanso entre octubre y abril y un mínimo de siete días por tramo completan el menú. La modernización laboral prometida se parece más a una cirugía mayor sin anestesia, según resume el peronismo.

La tensión final: disciplina parlamentaria vs. calle sindical

"Tenemos que mostrar fortaleza", dicen en la cúpula cegetista. La idea de un paro quedó en suspenso, pero la marcha será el primer movimiento del plan de lucha. Una demostración de fuerza para condicionar la ingeniería parlamentaria.

En el Senado, en cambio, cerca de la vicepresidenta Victoria Villarruel, muchos ya hablan de otra "Ley Bases" si se mira el conjunto de proyectos de leyes que el Gobierno quiere tratar en tan poco tiempo: larga, desgastante, imprevisible.

Lo único seguro es que el próximo jueves 18 la Plaza de Mayo será una caja de resonancia. Y que la reforma laboral ya entró en esa zona peligrosa en la que cada artículo puede convertirse no solo en un voto perdido, sino en una ruptura política.

El Gobierno necesita mostrar gobernabilidad. Los gremios necesitan demostrar poder para condicionar la sanción de futuras leyes y el peronismo necesita tres senadores para frenar la reforma laboral e intentar su primer triunfo político después de la derrota en las elecciones del 26 de octubre último y la fragmentación partidaria.

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