• 13/11/2025

Efecto Bessent: por qué las tasas siguen altas tras desplome del dólar y Caputo teme comprar reservas

La caída del tipo de cambio y del mercado de futuros trajo nuevos ganadores y perdedores en el mercado. Aún no se despeja la incertidumbre post electoral
14/10/2025 - 07:00hs
Efecto Bessent: por qué las tasas siguen altas tras desplome del dólar y Caputo teme comprar reservas

Por ahora, la "inversión" de Scott Bessent en pesos argentinos está siendo altamente redituable: aun suponiendo que el secretario del U.S. Treasury no haya invertido sus pesos y los haya mantenido "bajo el colchón", igualmente logró una ganancia por la caída del tipo de cambio. Los $34.800 que compró el jueves ahora valen por u$s25,8 millones, con lo cual ganó u$s1,8 millones en apenas dos días hábiles.

Sin embargo, su ejemplo no está cundiendo entre los inversores argentinos: no se ve una disposición a vender dólares para comprar pesos, lo cual se refleja en la persistencia de altas tasas de interés.

En el gobierno, mientras tanto, también hay quienes tienen motivos de festejo. Como Santiago Bausili, presidente del Banco Central, que tras el desplome de las cotizaciones en el mercado de futuros del dólar, se está resarciendo de sus pérdidas anteriores y podría terminar el mes con una ganancia millonaria.

Ocurre que, tras los anuncios de apoyo financiero y político, hubo un cambio drástico en la expectativa devaluatoria, lo que llevó a que los contratos del dólar futuro volvieran a ubicarse en el nivel del techo de la banda cambiaria. Por caso, la cobertura a noviembre, que hace una semana había llegado a $1.549 -suponía un 8% de suba del dólar-, ahora cotiza en $1.431, es decir que apuestan para noviembre una cotización menor a la actual.

Cuando eso ocurre, el BCRA ya no tiene que pagar por la diferencia entre el tipo de cambio y la cotización del contrato, sino que son los inversores los que pierden el costo de la cobertura. Una situación similar había ocurrido hacia fines de septiembre, lo que le permitió a Bausili embolsar $700.000 millones, que el BCRA sacó de circulación.

También, claro, están celebrando quienes estaban invertidos en bonos de deuda soberana y acciones de empresas argentinas, que siguen recuperándose de las pérdidas de las últimas semanas. Entre ellos no sólo hay argentinos, sino también grandes fondos estadounidenses, como se encargaron de recordar en Estados Unidos los críticos de Bessent, que incluyen a economistas influyentes, como el premio Nobel Paul Krugman.

Los críticos afirman que el verdadero incentivo de Bessent al afirmar que el peso está "undervalued" es inflar el precio de activos argentinos, para que los inversores puedan salir sin registrar pérdidas. En la lista de "sospechosos" figuran el fondo Discovery Capital Management -dirigido por Robert Citrone, amigo y ex jefe de Bessent- y otros viejos conocidos del mercado argentino, como BlackRock, Pimco y Fidelity.

¿Por qué Caputo no compra dólares?

Y, en la lista de los ganadores figura, naturalmente, Toto Caputo, que enfrenta un panorama mucho más despejado para cumplir con su cronograma de pagos de deuda. El nivel de riesgo país en 900 no es todavía para cantar victoria, pero lo que importa es la tendencia: después de haber tocado los 1.500 puntos hace algunas semanas, el índice podría caer al entorno de 550 puntos si el mercado toma en serio la promesa del ministro de una continuidad cambiaria sin turbulencias.

El riesgo país de 550 era el nivel al que se encontraba a inicios de año, cuando el masivo ingreso de divisas por el blanqueo de capitales llevó a una caída de tasas de interés. En aquella ocasión, Caputo pudo conseguir crédito de bancos internacionales por u$s3.000 millones a una tasa de 8,25%.

Pero hay un tema que pone ansiosos a los analistas del mercado: Caputo no muestra apuro por comprar dólares para acumular reservas. Y es un tema que preocupa por dos motivos: el primero es que si el gobierno no da una señal de un "piso", el tipo de cambio podría seguir cayendo hasta un punto en el que el atraso cambiario vuelva a ser un problema para la competitividad de la economía.

Y, además, si no hay una compra de reservas en este momento -en el que el mercado no apuesta a la devaluación y, por lo tanto, no compite con el Tesoro- se puede interpretar como una nueva "pérdida de oportunidad" para fortalecer la posición financiera. En otras palabras, que no pasará mucho tiempo hasta que vuelva la presión cambiaria.

¿Esa reticencia a comprar dólares es una estrategia deliberada por parte de Caputo o es el reflejo del bajo volumen del mercado? Hay versiones en ambos sentidos, y probablemente sea un mix de ambos motivos.

El propio ministro criticó en televisión a quienes "creen que la economía real es como una planilla de Excel", y dijo que, en un mercado cambiario relativamente pequeño, que mueve en promedio u$s500 millones diarios, alcanza con una pequeña presencia compradora por parte del Tesoro para que la cotización suba bruscamente.

Sin embargo, los analistas creen que ese no es el único motivo: Caputo y su equipo siguen defendiendo el "ancla monetaria". Y eso lo lleva a ser cauteloso a la hora de comprar dólares, porque la contrapartida es una inyección de pesos al mercado.

Apostando a la aspiradora de pesos

Antes de que apareciera Bessent vendiendo dólares, el que proveía las divisas era el Tesoro, que al mismo tiempo absorbía pesos. La estimación es que, por esas operaciones, se absorbieron unos $2 billones. Pero, además, hubo ventas de bonos "dólar linked" que estaban en la cartera del Banco Central, lo cual implica que los inversores que tomaron esa cobertura se desprendieron de unos $2,4 billones.

El argumento que esgrimía el ministro en ese momento era que, al "sacar pesos de la cancha" se reducía la presión devaluatoria -y también el riesgo de un contagio a los precios-. Por eso, ahora, una eventual recompra masiva de dólares por parte del Tesoro -con su correlato de inyección de pesos- es vista en el gobierno como un riesgo: que en vez de ir a estimular el crédito, esos pesos corran a refugiarse en dólares.

Las consecuencias están a la vista: mientras en el mercado financiero las tasas de retorno de los bonos caen -como reflejo del aumento de la paridad-, en la economía real las tasas siguen altas.

Las operaciones para conseguir liquidez de cortísimo plazo -como la caución y los préstamos "repo"- están llegando a niveles inusualmente altos, respectivamente 65% y 90%. Claro que tanto los bancos como las empresas podrían eludir esos costos por la sencilla vía de vender dólares.

Es, de hecho, lo que Caputo viene tratando de incentivar: la "dolarización endógena" por la cual las divisas dejen de ser solamente para atesoramiento sino que pasen a circular en las transacciones cotidianas. Sin embargo, lo que está ocurriendo en exactamente lo contrario.

El mercado sigue a la defensiva

Lo que interpretan los analistas es que, irónicamente, es la estabilización cambiaria lo que impide que se cumpla el plan de Caputo. Un tipo de cambio mayorista en $1.347 sigue siendo percibido como poco sostenible en el largo plazo, por más que el presidente Javier Milei haya afirmado que "nos van a salir dólares por las orejas".

Y es por ese motivo que los gerentes financieros, puestos en la disyuntiva de elegir con qué moneda quedarse, prefieren pagar una tasa alta por la liquidez en pesos antes que desprenderse de dólares a los que siguen viendo con potencial de valorización.

Tienen sus motivos para actuar de esa manera: con este tipo de cambio, hay un desincentivo a la exportación, por lo que resultará difícil que los productores agrícolas hagan un aporte de divisas importante en los próximos meses. Y, en el sentido inverso, los importadores tienen alineados los estímulos para incrementar sus compras y acumular stock: no solamente ven al dólar barato, sino que también cayó el costo de la cobertura por riesgo de devaluación en el mercado de futuros.

En el mercado minorista, mientras tanto, los pequeños ahorristas aumentaron su demanda de billetes, con jornadas en las que compraron hasta u$s400 millones. Es algo típico de los momentos pre-electorales, pero que además está incentivado por la volatilidad que ha tenido el dólar: tanto la suba como la baja generan una motivación para la compra.

En síntesis, la reacción del mercado demuestra que Bessent tiene una gran billetera pero todavía no le alcanza para persuadir a los argentinos de que sus pesos están "undervalued" y que están llamados a ganar valor en el futuro.