El impacto en el bolsillo de la guerra en Medio Oriente: por qué el precio de la nafta puede dispararse
La escalada de tensiones en Medio Oriente, además de su dinámica geopolítica, representa también una afectación de una variable de impacto directo en el mercado petrolero global, que comienza a encender las alarmas en la Argentina.
Lejos de ser una preocupación distante, el conflicto podría golpear directamente el bolsillo de los argentinos a través de un inevitable incremento en el precio de los combustibles, un factor clave en la economía y la política antiinflacionaria del gobierno.
El componente del precio del litro de combustible en las estaciones de servicio reconoce la dinámica del precio internacional del barril de petróleo tipo brent, el tipo de cambio, la evolución de los precios de los biocombustibles que se utilizan para los cortes obligatorios de las naftas y el gasoil y el componente impositivo.
La Argentina, si bien se autoabastece del petróleo necesario para más que cubrir la demanda de sus refinerías, los precios en ese mercado se manejan con la paridad de importación, es decir el barril interno debe valer lo mismo que si se lo importara, o al menos en la teoría de un mercado desregulado, ya que hay antecedentes en los últimos 15 años sobre el efecto del barril criollo que buscó compensar las oscilaciones bruscas.
Por eso, cada dólar que sube el barril de crudo en el mercado global, impulsado por la incertidumbre o las interrupciones en la producción en regiones clave, tiene un efecto en un ajuste -al alza o a la baja- en los surtidores de las más de 5.100 estaciones de servicios de la Argentina, sumando todas las redes que operan en el territorio.
De acuerdo a las estimaciones de distintos actores de la cadena de combustibles local, el precio de nafta súper se encontraba previo a la escalada de tensiones en Medio Oriente en torno a un 12 a 15% por debajo del precio vigente, incluso sin contar el atraso que se registra en materia de la actualización del tributo nacional a los combustibles líquidos.
La guerra en Medio Oriente y el impacto en los combustibles y la inflación
Ahora, con la volatilidad exhibida por el precio del brent que subió largamente más de 10 dólares desde los u$s64 el barril del 1 de junio hasta más de u$s78 al cierre de la semana pasada, con una tendencia a la baja en este lunes posta ataque de Estados Unidos a instalaciones nucleares de Irán.
Pero ese equilibrio podría volver a verse trastocado si Irán decide cumplir la promesa de cerrar el estratégico estrecho de Ormuz por donde transita a diario el 20% de la producción de crudo global, lo que podría llevar a un valor del barril por encima de los u$s100 de acuerdo a los primeros análisis de agencias y bancas internacionales.
Por lo pronto, como primera reacción, todas las banderas de estaciones de servicio del país, a excepción de YPF que este lunes no había dispuesto aumento alguno, incrementaron sus precios un 5% lo que no hizo otra cosa que acrecentar la diferencia de valores en los tótems con la principal compañía del mercado que domina más del 55% del market share.
"Cada dólar que sube el barril de petróleo a nivel internacional tiene un impacto directo en el precio final al consumidor. Si el conflicto se prolonga y la incertidumbre domina los mercados, no sería extraño ver subas graduales, pero constantes", explica un vocero de una de estas compañías que trata de justificar los aumentos ante la volatilidad existente.
YPF, el termómetro del brent en la política de precios
Lo cierto es que si el argumento de seguir los precios internacionales cuando hace dos meses encontraron una tendencia bajista y se tradujo en una reducción del 4% en los surtidores durante mayo, también debería convalidarse la misma política cuando hay una escalada, aunque la extrema volatilidad demanda esperar prudencialmente a que se consolide la tendencia.
Además, el gobierno argentino, tiene un margen de maniobra limitado que solo puede operar a través de su influencia en YPF que tiene mayoría accionaria estatal, pero que en la práctica se maneja como una empresa privada que cotiza en las bolsas de Buenos Aires y de Nueva York, por lo que debe responder también al resto de sus accionistas y a las normas bursátiles.
Es que en la Argentina, un incremento en el precio del combustible tiene un efecto dominó en toda la cadena productiva y de consumo. Afecta directamente los costos de transporte de mercaderías, lo que se traduce en un aumento en el precio de los alimentos y otros productos de consumo masivo e impacta en los costos de producción de las industrias y en el presupuesto de los hogares.
La situación en Medio Oriente es un ejemplo de cómo un hecho geopolítico lejano puede tener repercusiones tangibles y directas en la economía doméstica, y provoca que mientras la comunidad internacional busca caminos para la estabilidad en la región, los argentinos miran con preocupación los surtidores, esperando que el impacto en sus bolsillos no sea tan severo.