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El Gobierno busca quitarle ritmo al dólar para no echar más nafta a los precios: ¿lo logrará?

El movimiento del billete verde se ha convertido en un factor determinante sobre el índice inflacionario. Qué dejó febrero y qué esperan economistas
01/03/2021 - 15:42hs
El Gobierno busca quitarle ritmo al dólar para no echar más nafta a los precios: ¿lo logrará?

En Argentina, dólar e inflación  van de la mano. Estamos acostumbrados a que, cada vez que sube la cotización de la divisa estadounidense, se sienta el efecto en los precios.

Hace unos días, el ministro de Economía Martín Guzmán, comentó su intención de llevar la apreciación de dólar unos puntos por detrás de la inflación como parte de su estrategia para controlar esa variable económica que tanto preocupa al Gobierno. Esto se debe a que el índice de precios de cada mes viene reflejando el nivel de apreciación del verde registrado en los 30 días anteriores.  

Dolar e inflación, ¿un sólo corazón?

Gustavo Neffa, director de Research For Traders, asegura en diálogo con iProfesional que "la relación dólar/inflación en Argentina se da de manera tal que la vía directa son los precios de bienes importados". Es decir que, cualquier bien que ingrese a la Argentina del exterior para formar parte de los procesos de fabricación de productos tiene el impacto de la devaluación, que a su vez se traslada a precios de modo tal que el aumento en el costo redunda en una suba del producto final, que se vende en pesos.

Pero, por otro lado, Neffa señala que hay también un componente indirecto, que es el pass through (el pase a precios de la devaluación). "Argentina viene devaluando todos los días a razón de un 0,6% semanal y eso hace que el minorista remarque sus precios sabiendo que, tarde o temprano, la suba del dólar va a impactar en inflación", resume.

En un sentido similar, Matías Rajnerman, economista jefe de Ecolatina, señala que "el dólar que incide en los precios, en gran medida, es el oficial, que viene subiendo de a poco y eso genera un piso para la inflación del mes siguiente". De este modo, tal como lo indica Santiago Bulat, economista asociado en Invecq Consulting, "el movimiento de la divisa estadounidense es el principal canal de transmisión hacia los precios".

Por este motivo, Bulat observa que el Gobierno quiere evitar una disparada del dólar, incluso en un año en que la cosecha será muy favorable y no necesitará de una devaluación para cerrar el mercado de cambios. Para lograrlo, Guzmán apuesta a calmar las microdevaluaciones diarias del peso que se venían dando. El objetivo: sacarle presión a la inflación.

El dólar se traslada a inflación en nuestra economía por un efecto de expectaiva y por el costo de los insumos.
El dólar se traslada a inflación en nuestra economía por un efecto de expectaiva y por el costo de los insumos.

También juegan las expectativas

Según su visión, la inflación está generada por un componente de expectativas respecto del tipo de cambio y también por la emisión monetaria. "La emisión en Argentina, el año pasado fue monstruosa por la falta de acceso al mercado de deuda y eso genera una presión muy fuerte en precios. Por eso, las expectativas del mercado prevén que se, este año, la inflación va a rondar el 50%", indica.

En este contexto, Neffa señala que la brecha cambiaria ha venido bajando en el último tiempo porque hay un cepo muy fuerte y un freno a la demanda de dólares para muchos sectores con el objetivo de que no se traslade la situación a las reservas del BCRA. "Las restricciones a la demanda de dólares le ponen un ancla a los precios, porque, si se liberase, saltarían por las nubes", afirma.

Tal como lo señala Neffa, Bulat considera que la brecha cambiaria es un elemento clave y anticipa que permanecerá en los niveles actuales. Si bien ha venido bajando, observa que el nivel actual es "un promedio bastante más elevado que el registrado en el anterior período de cepo 2011-2015". En esa línea, coincide con su colega al afirmar que lo que suceda con esta variable "dependerá del manejo de expectativas y la intervención de organismos oficiales en el mercado de bonos".

Las estimaciones prevén una caída de la inflación en febrero respecto de enero y diciembre.
Las estimaciones prevén una caída de la inflación en febrero respecto de enero y diciembre.

¿Cómo será el índice de precios de febrero?

Pensando más a corto plazo, todo parece indicar que la inflación del mes que culminó va a registrar una desaceleración respecto del 4% registrado en diciembre y enero. Rajnerman asegura, según las mediciones de Ecolatina, se posicionaron cerca del 3,6% en la primera mitad del mes y se desaceleró durante la segunda quincena, por lo que anticipa que, ya terminados los 28 días, promediará el 3,3% aproximadamente.

"Es un valor alto, pero comparando con el 4% de enero y diciembre es una buena noticia", dice Rajnerman. Y explica que esta caída se debe a una desaceleración de precios en alimentos y bebidas y a que algunos aumentos que estaban previstos para el mes finalmente no tuvieron lugar.

"Hasta marzo vamos a ver un nivel de inflación alto por el efecto de la inercia de precios, sin embargo, febrero es estacionalmente bajo y consideramos que hubo una corrección a la baja en el margen por un aumento en telecomunicaciones computado en enero que finalmente el regulador no aprobó. Por ese motivo, esperamos que la inflación de febrero haya sido del 3,2% mensual, con un dato más alto en alimentos", comenta Federico Furiase, director de EcoGo,.

En tanto, para Bulat, la inflación de febrero fue bastante similar a la de enero. Sin embargo cree que la disminución prevista en el ritmo de las devaluaciones diarias respecto del último trimestre fue un aliciente. "Los principales elementos que incidieron el mes pasado fue la suba del combustible y las prepagas", informa.

Finalmente, Neffa coincide en que, en febrero, la inflación fue menor a la de enero gracias a la estabilidad lograda en esta etapa en el mercado cambiario. "Creo que va a rondar el 3,7%, aunque ojalá sea menor", señala. Y anticipa que el rubro Alimentos seguirá siendo el gran problema que desestabilizará el índice.

Este será el gran desafío del Gobierno en los próximos meses, mantener el dólar calmo y poner el foco en controlar los precios de los alimentos, que al regirse básicamente por la ley de oferta y la demanda, "son los más desregulados que hay", según explica Neffa.  

Sin embargo, otro reto importante será avanzar en el acuerdo con el FMI, un elemento más que necesario a fin de ir alineando las expectativas y lograr la confianza que necesita para hacer más fuerte su plan antinflacionario.

Ante este escenario, Furiase asegura que "el efecto de inercia y de segunda ronda, hará que veamos un alto nivel de inflación hasta marzo". Este economista opina que, "para que el ralentamiento en el crawling (la suba) del tipo de cambio oficial y en la brecha empiece a tener impacto en inflación junto con la negociación paritaria con referencia del 30%, es clave que el Gobierno acompañe esas medidas con números fiscales sólidos que sigan sosteniendo una disminución de la emisión monetaria".

Se necesita reforzar la política antinflacionaria

Resalta que el Gobierno tiene que ir convenciendo de eso al mercado, que hoy tiene bajo nivel de convencimiento, por lo que anticipa que le llevará tiempo lograr la credibilidad necesaria, sobre todo si no se logra un acuerdo rápido con el FMI que despeje esa incertidumbre en un año electoral. Sin embargo, pareciera que se empezó a recorrer este camino desde el oficialismo porque Furiase anticipa que "los números fiscales de enero y febrero pueden llegar a ser buenos".

Sucede que la recaudación ha mejorado y no ha habido financiamiento monetario del BCRA al Tesoro en lo que va del año. Sin embargo, el gran problema está nuevamente en la inflación, que -por su dinámica con el dólar- es algo así como el gran dilema del huevo o la gallina para Argentina.

El economista de EcoGo sostiene que "para poder bajar la inflación del 55% vaticinado por el Relevamiento de expectativas de Mercado (REM), el Gobierno necesita que el déficit fiscal de este año no sea mayor al 3,6% del PBI y que la emisión no supere los $900.000 millones, es decir, que no llegue a los 2 puntos del PBI, para que el crecimiento de la emisión monetaria esté en línea con una variación cercana al 37% anual.

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