• 23/12/2025
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Por qué ir a la playa puede mejorar tu salud mental: cómo el mar ayuda al cerebro

Especialistas llegaron a la conclusión de que pisar la arena y contemplar el mar ayudan a reducir el estrés, descansar mejor e incluso soportar dolor
Por J.M.
26/05/2025 - 17:31hs
Playa

Es difícil irse de la playa sin una sensación de paz y renovación. Ese sentimiento de calma que inunda tu mente al pisar la arena y escuchar el murmullo de las olas no es una simple coincidencia. Especialistas en diversas ramas de la ciencia han comenzado a desentrañar los motivos detrás de este fenómeno, revelando cómo el entorno natural, y específicamente el marino, ejerce una poderosa influencia en nuestra salud mental. Las últimas investigaciones sugieren que la interacción con el mar y la playa puede reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño e, incluso, aumentar nuestra tolerancia al dolor.

La relación de la playa con la reducción de estrés y la calma mental

Desde hace tiempo, el campo de la psicología ambiental ha explorado por qué los seres humanos estamos programados para sentirnos mejor al aire libre. La mayoría de los estudios se centraban en los espacios verdes (parques, bosques, etc.). Sin embargo, una nueva ola de investigadores está volcando su atención hacia los espacios azules: el mar, los ríos y los lagos.

Un pionero en este campo es Mat White, psicólogo ambiental, surfista y nadador, quien junto a sus colegas descubrió en 2010 que las personas tendían a calificar las fotos de entornos naturales y urbanos como más atractivas y reparadoras cuando incluían algún elemento de agua. Este estudio, citado más de mil veces, fue el catalizador del movimiento actual de investigación sobre los espacios azules, como detalla una nota reciente de National Geographic.

¿Qué sucede exactamente en nuestro cuerpo y cerebro cuando pasamos tiempo en la playa? Los primeros pasos sobre la arena suelen ir seguidos de lo que los psicólogos ambientales llaman "restauración de la atención". La mente comienza a relajarse y a tomar nota del entorno de una manera más suave y menos exigente cognitivamente.

White y su equipo analizaron datos de más de 4200 encuestados en Inglaterra, concluyendo que las costas eran ligeramente superiores a los bosques y paisajes montañosos para evocar sentimientos de restauración. Catherine Kelly, autora del libro "Espacios azules: cómo y por qué el agua puede hacerte sentir mejor" sugiere que esto se debe a la escala de las playas: sus sonidos envolventes y vistas expansivas que parecen no tener fin.

Según Kelly, la playa "nos invita de una manera casi sin esfuerzo a dirigir nuestra atención hacia el horizonte. Hay una sensación de asombro, donde obtenemos perspectiva sobre nuestros problemas y nos sentimos parte de algo más grande que nosotros mismos". Esta emoción, el asombro, se asocia con una reducción del estrés, un mayor sentido de propósito y una inclinación hacia acciones más altruistas.

La Teoría de Restauración de la Atención, propuesta en 1989 y aún ampliamente aceptada, postula que los paisajes más reparadores mentalmente son "suavemente fascinantes". Su paisaje es lo suficientemente dinámico como para mantener nuestra atención, pero lo suficientemente predecible como para permitir que nuestras mentes se relajen. Las olas del océano encajan perfectamente en esta descripción, según la ecóloga social marina Easkey Britton. Aunque el impacto específico de las olas en el estrés no ha sido rigurosamente estudiado, se sabe que la observación de "fractales" (patrones que se repiten a diferentes escalas, como las olas en la playa) está asociada con cambios en nuestras propias ondas cerebrales, promoviendo las frecuencias alfa que indican relajación.

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Los paisajes costeros fomentan el ejercicio y los múltiples beneficios para la salud que conlleva

Qué es el "Gimnasio azul": actividad física y mejor descanso

Así como tu mente comienza a relajarse en la playa, tu cuerpo puede acelerar el ritmo con una larga caminata, un chapuzón en el mar o un juego con amigos. La investigación sugiere que los paisajes costeros fomentan el ejercicio y los múltiples beneficios para la salud que conlleva. Un estudio de 2020, publicado en la revista Environmental Research, encontró que las personas tienden a ejercitarse por más tiempo en el "gimnasio azul" (entornos acuáticos) en comparación con los espacios verdes. Esto podría deberse a que perciben el tiempo como más expansivo cuando están cerca del agua.

Esta actividad física prolongada, combinada con los beneficios de alivio del estrés que ofrece la costa, puede llevar a una mejora en el sueño. Un análisis de datos de 2024, que incluyó a casi 19.000 adultos de 18 países, mostró que visitas más frecuentes a espacios azules y verdes se correlacionan con una menor probabilidad de sueño insuficiente (considerado menos de seis horas al día).

La costa como analgésico: el mar y la percepción del dolor

La idea de usar la terapia marina para manejar el dolor y el estrés no es nueva, pero ha sido difícil de probar científicamente. Sin embargo, los avances tecnológicos, como la realidad virtual, están permitiendo a los investigadores estudiar con más rigor el efecto de la naturaleza en el dolor.

Un ensayo realizado en 2017 en una oficina de dentista, exploró si las cualidades reductoras del estrés de la costa podrían ayudar a pacientes dentales ansiosos en tiempo real. Los pacientes usaron un casco de realidad virtual que simulaba un paseo por la costa o por una ciudad. El grupo que "paseó" por la costa virtual experimentó niveles significativamente más bajos de dolor durante el tratamiento, en comparación con los otros grupos. Sabine Pahl, destacada psicóloga social y coautora del estudio, explica que la realidad virtual "podría interferir con las imágenes mentales de las personas y ayudarlas a lidiar mejor con el dentista".

Más recientemente, un estudio publicado en Nature Communications en marzo de 2025, mostró a 49 personas sanas representaciones virtuales detalladas de una escena natural (una vista de un lago), una escena urbana y una escena interior, mientras les aplicaban descargas eléctricas. La resonancia magnética funcional (fMRI) reveló que observar la escena natural se asociaba con menos dolor autoinformado y una actividad cerebral alterada en las regiones responsables de la percepción del dolor. Esto sugiere una base neurológica de cómo las escenas naturales pueden mejorar nuestra capacidad para lidiar con el dolor.

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La playa, un lugar con un sinfín de beneficios para tu salud mental

Lazos sociales y el efecto duradero de la playa

La playa es a menudo un lugar de encuentro. Las investigaciones también han explorado si los espacios azules ayudan a construir lazos sociales. Pahl, White y otros investigadores, en un estudio de 2013, pidieron a padres con niños pequeños que describieran sus visitas costeras recientes. Sus relatos demostraron que pasar tiempo juntos en la playa les ayudaba a sentirse más unidos como familia. Otros estudios han encontrado que los espacios azules pueden fomentar la cohesión social, incluso entre personas no relacionadas.

Aunque no se sabe con certeza qué impulsa esta conexión, podría estar relacionado con los recuerdos del paisaje. Para quienes crecieron construyendo castillos de arena o persiguiendo peces en la orilla, regresar a la playa de adultos puede evocar una sensación de nostalgia y un retorno a la alegría y la receptividad de la infancia.

Ir a la playa: beneficios sostenidos y un futuro saludable

Si bien un día en la playa no curará todos los males, Mat White señala que puede tener efectos pequeños y sostenidos que se acumulan con el tiempo. De hecho, algunos investigadores están estudiando cómo visitar la playa durante la infancia puede llevarnos a desarrollar una conexión más profunda con la naturaleza en el futuro, lo que se ha asociado con comportamientos más proambientales: reciclar, ahorrar energía, etc.

White y Pahl forman parte ahora de un proyecto de cuatro años que investiga cómo los espacios verdes y azules pueden ayudarnos a prepararnos mejor, afrontar y recuperarnos del estrés, creando capas protectoras de resiliencia que crecen con cada visita. Esta investigación en curso es crucial para la salud pública y la planificación comunitaria. A medida que estos datos se vuelven más sólidos, pueden usarse para defender la protección de los paisajes costeros en todo el mundo, en un círculo virtuoso donde cuidamos el mar que tanto bien nos hace.

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