IARA: ¿una nueva etapa en el derecho del consumidor?
El pasado 22 de agosto, Stellantis -gigante automotriz que reúne a Fiat, Peugeot, Citroën, RAM y Jeep, entre otras marcas- presentó oficialmente a IARA, nueva embajadora de la marca en sus canales digitales. La novedad radica en que no se trata de una influencer humana, sino de un producto diseñado íntegramente a partir de inteligencia artificial.
Stellantis informó además que Iara, a través de su cuenta de Instagram constituirá un canal oficial de comunicación con el cliente. Este punto no es menor. Si bien, la empresa es responsable de aquello que Iara publicite y ofrezca, mas aun siendo un producto no humano, no debemos dejar de recordar que la IA absorbe datos que circulan por las redes, procesa los mismos y los transforma en información. De esa forma y de cierto modo, Iara "aprende", comunica mejor, a la medida de cada usuario.
La iniciativa abre interrogantes relevantes en el derecho del consumidor. ¿Qué sucede cuando un producto -en este caso, IARA- es el encargado de promocionar y ofrecer otros productos? La embajadora no solo difundirá novedades del sector automotor, sino que también incorporará contenidos vinculados al lifestyle y a la cultura pop, en una estrategia que combina entretenimiento con un fuerte componente comercial.
De cara al futuro, este tipo de desarrollos podría dar origen a nuevas formas de interacción digital. No es descabellado imaginar que estos influencers virtuales generen contenido propio, con mayor independencia de sus creadores, y que incluso establezcan relaciones jurídicas novedosas. Surge entonces un interrogante: ¿resultaría vinculante un contrato celebrado entre un influencer digital IA y un avatar digital creado por un usuario?
Lo cierto es que, con la llegada de IARA, comienza una etapa que desafía tanto al marketing como al derecho, y que invita a repensar los límites de la comunicación comercial en la era de la inteligencia artificial.