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Llegan las vacaciones y los "hiperconectados" ya le temen al descanso del mundo virtual

Por estos días, muchos ejecutivos y profesionales se sienten angustiados. Expertos explican este fenómeno y aconsejan cómo prevenir los reclamos familiares
15/12/2010 - 10:00hs
Llegan las vacaciones y los "hiperconectados" ya le temen al descanso del mundo virtual

Con la llegada de diciembre, las familias argentinas empezaron a planear sus vacaciones. Sin embargo, muchos de los ejecutivos y profesionales -que, puertas adentro de los hogares son maridos o padres- fueron invadidos por una sensación de desconcierto e, incluso, angustia, cuando se imaginaron alejados de la tecnología con la que conviven a diario.

Desde hace ya unas cuantas temporadas de verano, en las playas argentinas se repite una y otra vez la imagen del hombre de negocios chequeando e-mails en su Blackberry mientras "descansa" -quizá su cuerpo pero no su mente- en la arena o con su netbook desde paradores que invitan a conectarse a toda hora.

Para ellos, los "hiperconectados", no es nada fácil despegarse y -mucho menos, tomarse un descanso- del mundo virtual. Es que, ya sea mediante sus teléfonos inteligentes BlackBerrys, notebooks, netbooks o palms, tienen contacto con él las 24 horas, los siete días de la semana.

Ya sea por una semana, 10 o 15 días, pasar del estado "online" al "offline" no les resulta nada fácil. Y así es que, cada vez más, las pantallas -ya sean de celulares o computadoras- están compitiendo con lo que tradicionalmente se consideró un espacio de libertad: las vacaciones.

Diciembre, para armar la "estrategia"Este mes los "hiperconectados" transitan los preparativos del descanso estival con altos grados de incertidumbre y armando una "estrategia" para equilibrar el tiempo que le dedicarán a sus familias con el que destinarán a decir "presente" -vía e-mails, mensajes de texto o llamadas telefónicas- en la oficina.

Si bien sortear este desafío requiere de una ingeniería previa, suelen salir airosos y, aquellos que no pueden delegar tareas, se las ingenian para seguir controlando todo a la distancia.

"En los periodos de vacaciones, la actitud de la gente es una consecuencia de cómo vive el resto del año. El que siempre está conectado, seguramente lo va a seguir estando. En cambio, quienes son organizados y no tienen problemas para delegar funciones, pueden disminuir al mínimo su contacto con lo laboral e incluso sólo establecer algún tipo de comunicación ante alguna urgencia", resume Eduardo Press, director de la escuela de Psicología Organizacional.

Press está convencido que, para los argentinos, las vacaciones como espacio de descanso es un hábito perdido ya que si bien, Blackberry en mano, los ejecutivos no se sienten "esclavos" de concurrir a diario a la oficina, cuando se alejan de la ciudad en busca de un respiro, en realidad, se la llevan con ellos.

Desde la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), la autora del libro "El sujeto escondido en la realidad virtual", Diana Sahovaler de Litvinoff, señala que para este tipo de perfiles no es posible desconectarse sin el riesgo de que se "caiga el sistema" y con él una estructura en la que la persona parece buscar sostén y acompañamiento y que lo va llevando a desconectarse de su entorno inmediato.

"El estar "conectado" contradictoriamente se transforma en un refugio para evitar la incertidumbre del contacto con personas y paisajes diferentes con la necesidad de relacionarse de salir de la soledad y de disfrutar de la curiosidad lo nuevo y lo imprevisto", explica la especialista.

Sahovaler aclara que no se refiere a los medios tecnológicos utilizados como cotidianos y ventajosos elementos de comunicación sino a la compulsión a consultar regularmente la pantalla o a la imposibilidad de hacer un corte con temas laborales online.

"Cuando esto sucede termina quitando la independencia que preserve la capacidad de desconexión. Y es probable que además de expresar una fobia al contacto afectivo directo se esté necesitando como una droga de estimulación o entrada constante de información", apunta la psicoanalista.

En tanto, su colega Laura Orsi apunta: "Estas personas están tan conectadas y enchufadas que la privación de cualquiera de estos elementos le provoca mucha angustia."

"Hay perfiles que se angustian frente al tiempo libre y ocio. Le tienen mucho miedo al vacío y como no se permiten aburrirse, programan todo, se arman una agenda completa. Esto no solo les pasa en las vacaciones sino también los fines de semana y suelen trasladar a sus hijos las mismas conductas", comenta.

Ante la consulta de iProfesional.com, Orsi remarca que a fin de año la mayoría de las personas vive altos grados de sobreactividad y que por este motivo espera con mucha ansiedad poder irse a veranear. Sin embargo, advierte que, una vez pasadas las fiestas y ya de vacaciones, no siempre logran "desenchufarse".

¿Necesidad propia "disfrazada"?Press hace hincapié en que más allá de las demandas laborales o de la compañía en estos casos hay un componente importante de responsabilidad individual.

En este sentido, el experto en psicología de las organizaciones recomienda distinguir entre la necesidad interna de permanecer conectado las 24 horas y la que se puede tener por la posición que se ocupa en la empresa. "Hay gente que lo hace por ansiedad y no porque su puesto, cargo o función lo ameriten", resalta.

Cómo prevenir los reclamos familiares Cualquiera sea el caso, la manera que tienen los "hiperconectados" de prevenir situaciones incómodas durante las vacaciones es anticiparse y conversar con la familia acerca de la necesidad que tendrá, al menos durante una determinada cantidad de horas, de establecer contacto con su trabajo.

Al respecto, Press sugiere a los ejecutivos evitar prometer que no van se van a sumergir en el mundo virtual y después terminar haciéndolo porque, de esta manera, recibirán reclamos y reproches de sus esposas e hijos.

"Se trata de establecer reglas de conexión y una organización o planificación del tiempo, buscando una manera en que la necesidad del ejecutivo no perturbe las vacaciones de su familia. Se puede establecer un horario, por ejemplo, de 8.30 a 9.30 de la mañana o a la tardecita, para ver las novedades de la empresa. Pero sólo limitarse a eso", enfatiza el consultor.

Según su visión, lo principal es negociar y establecer reglas de común acuerdo con la familia antes de la partida. "Así la persona va a poder cumplir con su necesidad de estar conectado sin que esto moleste o incomode al resto y todos puedan disfrutar de los días de distracción y descanso", sostiene.