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Avalancha importada: el efecto "bola de nieve" va en aumento y advierten que ya no hay quien lo frene

Avalancha importada: el efecto "bola de nieve" va en aumento y advierten que ya no hay quien lo frene
22/02/2011 - 10:11hs
Avalancha importada: el efecto "bola de nieve" va en aumento y advierten que ya no hay quien lo frene

A fines de 2006, tras varios años de intenso crecimiento, el modelo K alcanzó lo que muchos consideran la cima de un proceso que, sustentado en el impulso del "made in Argentina, apuntó a recuperar el poder adquisitivo y a aumentar el nivel de empleo.

Sin embargo, a partir de ese momento en el que se llegó a la cúspide, el Gobierno comenzó a echar mano a una serie de medidas, sin imaginar que luego éstas se convertirían en una suerte de "bola de nieve" que, a esta altura, ya resulta muy difícil de frenar

En otras palabras: fogoneó la demanda y expandió a niveles récord el gasto público sin una tasa de inversión suficiente como para poder alimentar a ese "monstruo del consumo" que se había generado.

Más aún, en lugar de corregir el rumbo que le imponía la realidad -de no poder hacer frente a esta expansión-, la administración kirchnerista redobló la apuesta y optó por inclinar aún más esa pendiente, lo que contribuyó a incrementar el tamaño y la velocidad de esa "bola de nieve".

Esto sucedió cuando, en 2007, en vez de atacar las causas de la presión sobre los precios, decidió "matar al mensajero", interviniendo el INDEC y rompiendo uno de los pocos termómetros confiables con los que contaba el país.

Las consecuencias fueron inmediatas: ese año fue la primera vez que las exigencias salariales se despegaron con fuerza de las estadísticas oficiales de inflación y los gremios comenzaron a elegir a gusto su propia "vara de medición" a la hora de negociar con las empresas.

Así la bola siguió rodando. Y creció aún más a partir de fines de 2008 cuando, al verse acorralado por la alta inflación y la necesidad de mantener el dólar anclado, el Gobierno triplicó la cantidad de medidas proteccionistas como único recurso para frenar el alud de productos importados que iban ganando espacio en el mercado local.  

Pero esto no es todo. Cada año, la "pendiente" siguió inclinándose más y más y el efecto bola de nieve continuó en aumento, alimentado por salarios en pesos creciendo a tasas superiores al 20% anual, un billete verde quieto y una industria nacional jugando casi al límite de su capacidad.

Es decir, toda esta dinámica -propia del modelo K- derivó en que el país se vea obligado a ir cerrando poco a poco sus fronteras, en una suerte de "corralito" impuesto para proteger a la industria local.

Sucede que en ningún país del mundo se da un incremento en los costos laborales a tasas de dos dígitos, como ocurre en el ámbito local.

En definitiva, el resultado final terminó siendo el predecible: los artículos fabricados en el exterior se abarataron a pasos agigantados frente a los producidos en el mercado doméstico. Y a mayor abaratamiento, mayor "corralito" y más cantidad de restricciones.

En diálogo con este medio, Diego Pérez Santisteban, presidente de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), no ocultó su enojo: "Con todas las medidas que el Gobierno está aplicando para frenar el avance de productos del exterior lo que va a conseguir finalmente son más perjuicios que beneficios para la economía".

En concreto, días atrás el Gobierno decidió llevar la cantidad de medidas proteccionistas (que operan bajo la forma de licencias no automáticas) de 400 a casi 600, un número 10 veces superior al de fines de 2008, tal como se puede observar en el siguiente gráfico:


Otro dato a resaltar es que se acaba de marcar un récord histórico: nunca antes se había aplicado "de un saque" semejante cantidad de licencias.

Por un lado, la decisión de incrementar en un 50% la cantidad de barreras a la importación -mediante trámites burocráticos que generan retrasos de hasta casi 6 meses a la hora de querer entrar un producto al país-trajo alivio a las empresas locales más castigadas por el cóctel que incluye suba de precios y tipo de cambio cuasi quieto.

Sin embargo, esta es una cara de la moneda. La otra, que genera una fuerte ola de críticas entre analistas, es que este corralito echa más nafta a la hoguera inflacionaria, perjudica al consumidor final al desalentar la competencia entre artículos importados y locales y genera escasez de insumos, más allá de aumentar el número de quejas y represalias por parte de otros países.  

Según Santisteban, "hoy en día prácticamente no queda ningún bien de consumo sin incluir. Pero lo más preocupante es que también se incorporaron a las medidas restrictivas insumos necesarios para desarrollar procesos productivos".

En efecto, hoy están alcanzados por estos instrumentos todo tipo de artículos: autos y autopartes, textiles, electrodomésticos, motos, maquinaria agrícola, químicos, calzados, vidrios, herramientas y hasta bicicletas y tornillos.

Las medidas no resultan una prohibición en sí mismas, sino que el modo en que se utilizan puede funcionar como tal.

Al respecto, la Organización Mundial del Comercio (OMC) estipula que no se deben superar los 60 días desde que un importador solicita una licencia para ingresar un producto al país hasta que la Secretaría de Industria la entrega.

Sin embargo, tal como alertó el propio presidente de la Cámara de Importadores (CIRA) a este medio, "ya se están volviendo a registrar demoras que superan los 150 días".

Es decir que si un empresario confiaba en obtener sus permisos a tiempo, pero éstos quedaron cajoneados, deberá pagar el sobrecosto de tener parado un contenedor en el puerto hasta cuatro meses después del límite previsto, sumado a la enorme pérdida por no contar con el producto en la góndola.

A cuidar los dólares

Desde el Centro de Estudios Económicos del Banco Ciudad, destacaron que, "aunque todavía sobran dólares, el Gobierno quiere ´curarse en salud´. Necesita preservar las reservas internacionales para ser utilizadas para pagos de la deuda pública (este año por u$s7.500 millones) ante una posible aceleración de la salida de capitales. Cabe recordar que en 2007 y 2009 la demanda de dólares trepó más del 100% en el trimestre previo a la elección", agregaron.

Por su parte, el economista Tomás Bulat coincidió en que la administración kirchnerista toma este tipo de medidas en gran parte para cuidar los dólares de la economía, "porque se van a convalidar aumentos de salarios cercanos al 30% y el tipo de cambio no se moverá tanto, entonces esto repercutirá indudablemente en el saldo de la balanza comercial".

Sin embargo, para Bulat, esta es apenas una consecuencia del verdadero problema central: el revival noventista que vive la economía, producto de la continua pérdida de competitividad.

Que el Gobierno haya comenzado a aplicar sistemáticamente estas barreras proteccionistas en 2007 y que las mismas se hayan multiplicado en los últimos días no es un dato caprichoso. Durante estos cuatro años:

• La inflación metió cada vez más presión a la olla. Desde enero de 2007 la suba de precios acumulada fue superior al 110%.

• Durante ese mismo período, el costo salarial se disparó casi un 60% en dólares y ya supera los valores del 2001.

En la siguiente infografía se puede observar cómo, a medida que fueron subiendo los salarios, paralelamente "explotó" el número de medidas proteccionistas:

• El dólar -en términos reales-, está en $1,12, es decir, apenas 12 centavos por encima de los niveles del 1 a 1. Y, para diciembre de este año, según el Banco Ciudad, se ubicará en $0,96, es decir que en breve el billete verde será más barato que durante la convertibilidad.

• Frente a estos números, los analistas aseguran que el hecho de que el real brasileño esté caro es una de las pocas razones que explican por qué no hay una mayor avalancha importadora.

En el próximo cuadro también queda de manifiesto cómo, a medida que ese colchón cambiario se fue deteriorando, el Gobierno fue echando mano al corralito para proteger al "made in Argentina":

Avanza el efecto "bola de nieve"

Para Bulat, "el Gobierno se rige con la lógica del encierro: o no permite exportar ciertos productos o no deja importar otros para cuidar el mercado interno. La idea es vivir con lo nuestro pero aplicado de la peor manera".

En un contexto inflacionario, con capacidad ociosa muy baja, cuando se empiezan a aplicar estrategias defensivas, como cerrar la economía, según Bulat, "se crea un contexto de desconfianza en el que ni los propios industriales locales que supuestamente se ven beneficiados se deciden a invertir, en la medida de lo necesario".

Así es como si bien el consumo crece, "la economía se empieza a achicar" al no aumentar la capacidad instalada y al bajar la competencia importada.

Y esto, según Bulat, termina generando más inflación, es decir, "una bola de nieve que lleva al Gobierno a tener que meter más trabas por la pérdida de competitividad pero que termina produciendo a su vez una mayor suba de precios". Y así sucesivamente.

"El horizonte para la toma de decisiones es octubre. Por eso, la política es ir tirando hasta ese momento y asegurarse un nivel alto de empleo gracias a una menor competencia del exterior, aun cuando esto traiga más inflación", recalcó.

Pérez Santisteban coincidió en que "no hay dudas de que la aplicación de restricciones tendrá una incidencia en el alza de precios y en el abastecimiento".

"Toda medida de protección implica un mayor precio para el consumidor. Cuando desaparece el producto de afuera que le competía, es normal que haya aumentos", disparó, al tiempo que agregó que "con un uso de la capacidad instalada casi al tope, si la producción de los bienes que se fabrican localmente no alcanzan para cubrir la demanda y encima se cierran las importaciones, habrá faltantes".

Así se refirió Santisteban: 

http://www.youtube.com/watch?v=XJ2RK0nM2wY

Industriales versus industriales

Santisteban fue más allá y alertó que los problemas se amplifican en los casos de los insumos industriales que se vieron alcanzados por la demanda: "No todos los productos que frenaron se consiguen en shoppings y supermercados. También se incluyeron insumos. Así se corre riesgo de que se frene una cadena de valor y estaríamos beneficiando a algunas industrias pero perjudicando a otras".

En la misma línea, desde el Banco Ciudad alertaron que "las restricciones perjudican incluso a los exportadores, que no reciben ningún tipo de compensación por los efectos de la apreciación cambiaria y ahora podrían llegar a pagar más caros por sus insumos industriales, además de enfrentar posibles faltantes".

Ayer, desde la propia Unión Industrial de Córdoba cuestionaron estas medidas porque afectan "de manera negativa" a muchos sectores que utilizan insumos "claves" que no se fabrican en el país.

La entidad fabril expresó su "profunda preocupación" por la medida, al tiempo que indicaron que "la aplicación de este tipo de resoluciones es un reconocimiento implícito a la evidente pérdida de competitividad de la industria".

Represalias

En cuanto a los efectos no deseados, Santisteban alertó que "muy posiblemente" la aplicación de estas medidas genere roces diplomáticos con los países afectados, como "ya nos pasó con China, cuando decidió frenar las compras de aceite, y con Brasil".

Sin embargo, consideró que lo más preocupante es que se podrían producir choques con otros socios comerciales por cuestiones insólitas: "Cuando decidieron frenar el ingreso de alimentos en 2010, alguien me comentaba que no había mayores problemas con Italia, por ejemplo, porque la importación de jamón de Parma alcanzaba los u$s10 millones. Lo grave era que había funcionarios vinculados con este sector. Es decir que estuvimos a punto de generar un conflicto bilateral por tan sólo u$s10 millones. No tiene sentido".

Según datos del Banco Ciudad, el universo de las importaciones alcanzadas por las licencias no automáticas sumó u$s11.000 millones en 2010, de los cuales:

• 37% provinieron de Brasil

• 22%, de China

• 7%, de Alemania

• 5%, de Estados Unidos

• 3%, de Italia

En el caso de Brasil, país con el que cerca del 80% del intercambio bilateral corresponde a manufacturas, la eventual aplicación de represalias podría perjudicar seriamente a la propia industria argentina, que destina el 42% de sus ventas externas a este destino.

En teoría, no debería esperarse una crisis bilateral, dado que el Gobierno se comprometió a no demorar los productos de origen brasileño. Pero la "línea roja" es delgada, especialmente ahora que la presidencia ya no está en manos de un aliado "tolerante" como Luis Inácio Lula da Silva.

Más "perros guardianes" en las fronteras

Gonzalo Bernat, economista de Finsoport, alertó que, lejos de aminorar, el plan de "tolerancia cero" hacia las importaciones se agravará aún más a partir de mediados de año, "cuando todas las empresas sientan de lleno el impacto de las mejoras salariales, producto de las nuevas paritarias. Así, aquellas compañías que tenían un poquito de colchón, lo van a ver seriamente erosionado y esto puede alentar al Gobierno a tomar más medidas restrictivas".

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