¿Cuánto gana un productor chico y qué cifra invierte uno grande para llevarse u$s1 millón?
Pese a los cimbronazos de esta nueva fase de la crisis financiera internacional, en la cual el talón de Aquiles pasó a ser la abultada deuda que padecen numerosos países, los precios de las commodities vienen resistiendo el temporal.
Sin ir más lejos, durante el llamado "lunes negro" que tuvo lugar la semana pasada, mientras que algunas bolsas llegaron a desplomarse hasta un 10% -como sucedió con el Merval-, la soja apenas retrocedió un 1,6%.
Así, actualmente el precio de la oleaginosa se encuentra más de un 25% por encima de los niveles de agosto de 2010.
Y las perspectivas, según los expertos, marcan un panorama despejado para el "yuyito", un dato clave dado que esta commodity es responsable de alimentar la "caja" del Gobierno, además de garantizar un efecto derrame en el mercado inmobiliario y en las economías regionales.
Al respecto, el economista Pablo Rojo destacó que "las proyecciones, dentro de todo, son positivas. Por el momento no se prevé que pueda haber un desplome de las materias primas agrícolas. Los fundamentals son muy fuertes, ya que los stocks en el mundo están muy bajos, la cosecha de EE.UU. viene mal por cuestiones climáticas y en Asia la demanda sigue siendo robusta".
De este modo, el experto aseguró que "no hay motivos para ver una caída como la de 2008. Podrán bajar un poco los precios, pero hay amortiguadores para contener cualquier baja brusca".
Así es como, para la nueva campaña que se está iniciando, desde la consultora Agritrend no esperan una reducción en la superficie sembrada.
De acuerdo a las estimaciones de cosecha, los productores trabajarán unas 18,5 millones de hectáreas, una cifra similar a la del ciclo pasado y que permitió batir una nueva marca histórica en producción de granos.
La "pirámide verde" de las inversiones
Ahora, ¿cuántos jugadores hay en el negocio del "yuyito" y cómo se reparten esa codiciada torta?
Según un informe publicado días atrás por la Bolsa de Comercio de Rosario:
• En la base del negocio, hay unos 67.000 productores, que equivalen al 80% del total pero que concentran apenas el 20% del negocio. Puesto en números, cada uno de ellos cultiva unas 60 hectáreas en promedio y generan unas 167 toneladas de la oleaginosa.
• El grupo intermedio de la pirámide está conformado por 15.000 productores, que cosechan, también en promedio, unas 1.100 toneladas cada uno, con un manejo de unas 400 hectáreas.
• Finalmente, el extremo superior del negocio está reservado para los grandes players: son casi 1.900 productores que representan apenas al 2,2% del total y que, sin embargo, manejan la mitad de la producción sojera de la Argentina. Cada uno de ellos trabaja unas 5.500 hectáreas en promedio y genera unas 15.300 toneladas.
¿Y con cuánto dinero se queda cada uno de ellos al finalizar cada campaña? En base a datos de la última cosecha:
• Los productores chicos están "embolsando" unos u$s40.000 por ciclo.
• Los medianos se llevan unos u$s215.000.
• En tanto que los más grandes obtienen una ganancia neta cercana a los u$s800.000.
Y a partir de estas cifras, surge la pregunta: ¿cuánto tienen que invertir aquellos que pertenecen a este último selecto grupo para alcanzar, en apenas una campaña, una ganancia cercana al millón de dólares?
En diálogo con iProfesional.com, Guillermo Villagra, director de Openagro, consultora especializada en el management de negocios agropecuarios, aseguró que "para aspirar a ese monto hay que desembolsar cerca de u$s4 millones por ciclo".
Es decir que aquellos que lleven adelante este tipo de proyectos "estarían obteniendo una rentabilidad en dólares del orden del 25%".
Según Villagra, "pueden parecer cifras grandes, pero la realidad es que en la Argentina hay cientos de inversores que apuestan al negocio del agro con más de u$s1 millón".
Sin embargo, destacó que por las espaldas que se necesitan, no son particulares que se aventuran a desembolsar esas cifras, sino que "siempre son inversores institucionales".
"Por lo general, además de los clásicos grupos agrícolas, son grandes estudios de abogados, importantes consultoras financieras y hasta automotrices que, al retirar ganancias al final del año fiscal, deciden invertir una parte en una actividad paralela, como es el campo. Así es como destinan varios millones para sumarse al boom de las commodities, pero como no tienen la estructura ni el expertise, entonces tercerizan todo el proceso productivo", explicó el experto.
Villagra agregó que "también son jugadores clave los fondos de inversión del exterior".
De hecho, Openagro en la actualidad está trabajando unas 18.000 hectáreas para cuatro grupos de origen estadounidense y europeo que manejan grandes cifras. De hecho, la compañía está desarrollando un proyecto para cultivar 9.000 hectáreas con una inversión de u$s7 millones.
Cómo obtener u$s1 millón
Tal como se explicó, en base a un plan de negocios elaborado por Openagro, se requiere desembolsar casi u$s4.000.000 (incluyendo pagos de IVA) para obtener, a partir de un programa agrícola diversificado y relativamente conservador, una ganancia bruta de u$s1.163.000, es decir, previo pago de impuestos.
A continuación, la estructura de costos para llevar adelante un proyecto de este tipo:

En caso de que el grupo inversor deba tributar el total del Impuesto a las Ganancias, el neto alcanzaría los u$s760.000, lo que implicaría una rentabilidad del 23% sobre el capital inicial (descontado el IVA), tal como se puede observar en el siguiente cuadro:

Según Villagra, estas cifras "podrían ser levemente mayores, ya que para este modelo de negocios se tomaron promedios conservadores, con estimaciones de rendimientos para estos cultivos que tranquilamente se pueden superar en un buen año".
Además, indicó que los precios pautados para la venta de los granos, una vez cosechados en 2012, "son los que ahora están vigentes en el mercado de futuros. Con lo cual, un inversor ya mismo podría asegurarse esos valores de venta. No son cifras calculadas a partir de proyecciones sin sustento".
Para llevar adelante una iniciativa de este tipo, el experto aseguró que lo que se busca es alquilar tierras en diversas zonas para minimizar el impacto del riesgo climático. En este ejemplo de Openagro, se tuvieron en cuenta campos del sudoeste, oeste y norte de Buenos Aires, así como del sur de Santa Fe.
"Hoy, haciendo las cosas bien, sin arriesgar más allá de lo necesario, se puede apuntar a ganar un 20% en dólares. Tranquilamente se podrían alquilar más campos en Santa Fe y aumentar la rentabilidad. Pero sería como jugar todo a pleno y cualquier complicación podría derrumbar la ganancia esperada. En cambio, con cuatro zonas muy diferentes estos inversores se cubren mejor ante imponderables", apuntó Villagra.
El experto apuntó que "igualmente en este tipo de actividades es casi obligatorio contar con un buen seguro climático".
Las coberturas son una pata fundamental en el negocio. En la actualidad hay diversos niveles de protección pero un seguro estándar implica pagar entre un 4% y un 5% del monto total que se quiere asegurar.
"Si se busca sembrar soja y el costo por hectárea es de u$s600, se van a terminar pagando unos u$s24 extra para cubrir el capital invertido. Así, si cayó granizo y se dañó la mitad de la plantación, un grupo de ingenieros de la compañía deberá luego analizar las pérdidas y restituir los u$s300 que se perdieron", explicó Villagra.
¿Mejor Uruguay o la Argentina?
Al analizar oportunidades de inversión vinculadas con el negocio granario, la Argentina corre con ventajas naturales difíciles de igualar a nivel regional: buen clima, excelentes suelos y un management que se mantiene a la vanguardia en materia de producción agrícola.
Sin embargo, uno de los factores que suele jugar en contra es la inestabilidad en las reglas de comercialización, como pueden ser el cierre de exportaciones de granos o los bloqueos a terminales portuarias por problemas sindicales.
Así, Uruguay se fue erigiendo como la "gran meca" para muchos productores argentinos que buscaban diversificar su cartera de inversiones, no sólo por cuestiones climáticas, sino también por el factor político.
Esto fue lo que posibilitó que más de la mitad de las tierras cultivables en ese país estén bajo el manejo de capitales argentinos.
"En los últimos dos años explotó el interés por invertir en campos uruguayos. Se puso de moda por su famosa seguridad jurídica", explicó el director de Openagro.
Así, cualquier proyecto agrícola apalancado con dinero de fondos internacionales que tenía un ojo en el Mercosur, "sí o sí exigía que una parte del monto de inversión se pusiera en Uruguay, porque los seducía esto de no tener retenciones, de no sufrir la intervención constante de los mercados o que exista el secreto bancario".
Sin embargo, para Villagra, este creciente interés generó efectos colaterales que terminaron impactando en la rentabilidad del negocio.
Según el experto, "este enorme auge, al tratarse de un país tan pequeño, llevó a que en la última campaña los precios de los alquileres se hayan disparado a valores irrisorios y que hoy cueste mucho más que antes hacer rendir el negocio".
De este modo, mientras que hace un par de años la ganancia que un productor podía aspirar a obtener en suelo uruguayo podía llegar a equipararse a los resultados logrados en territorio argentino, con el tiempo se fue incrementando la brecha.
"A pesar de los elementos negativos que juegan en contra del negocio, la Argentina tiene mejores suelos y un buen régimen de lluvias. En cambio, en Uruguay los rendimientos son menores y los precios de los campos están demasiado elevados. Todo esto lleva a que hoy un proyecto de inversión de 5.000 hectáreas brinde una rentabilidad del 9% promedio, casi la mitad de lo que se obtiene aquí", aseguró el experto.