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El "poder del relato" ahora resurge para transformar el pago del Boden 2012 en una nueva batalla épica

Ya está listo el cotillón y discurso. En horas, el reloj que marca el tiempo de descuento para la cancelación del bono del corralito llegará a cero
02/08/2012 - 10:12hs
El "poder del relato" ahora resurge para transformar el pago del Boden 2012 en una nueva batalla épica

Tal vez el ministro Hernán Lorenzino debiera moderar su entusiasmo al prometer una "independencia económica" cuando mañana se cancele la última cuota del Boden 2012.

Después de todo, esa ruptura de cadenas ya había sido anunciada por el propio Néstor Kirchner hace más de seis años.

Es que si hay un mojón fundamental en el "relato" de la épica kirchnerista, ése fue la cancelación, de una sola vez, de toda la deuda que la Argentina mantenía con el Fondo Monetario Internacional.

Eran u$s9.810 millones y su pago fue anunciado en diciembre de 2005 por el entonces presidente.

Antes, la Argentina había logrado una adhesión cercana al 76 por ciento en su canje de deuda. Había sido un largo camino desde el default declarado a fines de 2001, que con sus u$s100.000 millones entraba a los libros de historia como la mayor cesación de pago de un deudor soberano.

En aquel momento, Kirchner no tuvo ambigüedades respecto de qué significaba para él ese "hito": era el precio de la libertad. Con ese gesto, el Gobierno dejó de recibir misiones técnicas y de firmar cartas de intención con el organismo internacional de crédito."El país será otro: tendrá soberanía política e independencia económica", dijo Kirchner en un eufórico acto realizado en la Casa Rosada, donde la noticia se celebró como un auténtico hito independentista.El pago fue hecho con las reservas del Banco Central, que en pocos meses recuperó su nivel previo. Claro que eran otros tiempos: si bien el país recibía de lleno el "viento de cola" por los altos precios agrícolas, la oferta de dólares era mucho mayor a la demanda.

Será tal vez por este cambio de contexto que ahora se presenta como otro capítulo en la épica kirchnerista una cancelación relativamente menor, por u$s2.300 millones.

"La verdad es que uno no puede evitar hasta sentir cierta admiración por cómo un acto, que en cualquier país sería rutinario y pasaría inadvertido para la mayoría de la gente, acá es transformado en un hecho extraordinario", observa Gustavo Lazzari, economista de la Fundación Libertad y Progreso.

En la visión de este analista, resulta claro que el pago final del "bono del corralito" obedece al intento de "escribir un renglón más en el relato, ante una situación en la que cada vez cuesta más disimular los problemas del modelo".

En la misma línea se expresa el politólogo Marcos Novaro, director del Centro de Investigaciones Políticas (Cipol), para quien esta cancelación del Boden 2012 está lejos de parecerse a lo hecho con el FMI."Se recrea un viejo éxito pero ahora en muy malas condiciones. En ese momento, el argumento de la independencia económica era bueno. Si bien tenía puntos discutibles se transformó en una estrategia consistente", señala Novaro.

Y enumera las diferencias entre ambas "declaraciones de independencia":

  1. En 2005, el pago al FMI se inscribía dentro de una tendencia regional, porque Brasil había tomado la misma decisión. En cambio, ahora ambos países van por carriles diferentes.

  2. En aquel momento, las reservas de dólares crecían, lo cual habilitaba la idea de conformar un mayor poder público. Hoy, la Argentina enfrenta una escasez de divisas, en un contexto en el que no tiene acceso al sistema de crédito internacional.

  3. Hace seis años, la idea era atraer inversores al mostrar una mejora en la situación de deuda del país. "Ahora, el esfuerzo se centra en que no se vayan los que ya están, pero el pago de un bono no genera cambio alguno en este sentido", afirma el director de Cipol.

¿Independencia o cambio de deudor?

Lo cierto es que, más allá de las críticas o de lo deslucido que pueda quedar el Boden en comparación con el pago al FMI o el canje de la deuda en default, el Gobierno no se privará de acrecentar su "relato".

Será otro eslabón que continúa la misma cadena que incluye la estatización de las viejas AFJP y la expropiación de YPF.

Ocurre que el Boden 2012 no es un título cualquiera, sino que es uno surgido de la peor crisis financiera. Es el papel que los ahorristas recibieron a cambio de sus dólares atrapados en el "corralito".

Por este motivo, la presidenta Cristina Kirchner suele referirse a esta obligación financiera como una pesada mochila heredada desde la "etapa neoliberal", que basó su crecimiento en un endeudamiento insostenible para el sistema financiero.

Lo que está por verse es si el mercado y la opinión pública en general hacen la misma interpretación que la que propone el Gobierno sobre el significado de este momento.

La mayoría de los analistas prevén que ello no será así. Para empezar, porque la situación financiera que hoy atraviesa la Argentina es relativamente manejable."No hay razones objetivas para considerar al Boden 2012 en particular, y a la deuda pública en general, como un condicionante severo y mucho menos como un factor esclavizante para la política económica kirchnerista", señala el consultor Federico Muñoz.

Y argumenta que, tanto para los que han sido los parámetros históricos argentinos, como si se lo compara con el peso que tiene la deuda hoy en los países vecinos, el endeudamiento está lejos de ser considerado "un lastre insalvable".

Hablando en números, Muñoz destaca que la Argentina, sumando capital e intereses, está pagando por año el equivalente al 4,7% de su PBI, mientras que Brasil debe enfrentar compromisos por más del 10 por ciento."En todo caso, si este muy bajo servicio del pasivo estatal se convirtió en una carga fue por la cuestionable decisión de no recurrir a los mercados internacionales de crédito, lo que los obligó a hacer frente con recursos propios", sostiene el analista.

Y aquí aparece un punto crucial, que puede arrojar pistas sobre por qué el Gobierno está eufórico por el pago a realizar: hoy, a diferencia de otras cancelaciones, está presente el factor inflación y una delicada situación fiscal.

Para el economista José Luis Espert, es incorrecto hablar de "desendeudamiento": "Así como es mentira la inflación oficial, tampoco es cierto que nos estemos desendeudando. Simplemente se está cancelando una deuda para tomar otra".

Espert sostiene que el rojo fiscal ya asciende a 4 puntos del PBI, lo cual torna "poco serio" la realización de un "festejo". En su visión, siempre que hay déficit, será inevitable volver a tomar financiamiento.

Por otra parte, hay quienes sostienen que el alivio actual esconde en realidad una pesada carga a futuro, dada la existencia de una abultada deuda intra-estatal."Si el Gobierno no contara con el dinero de la Anses, del Banco Central ni de otros organismos, la Argentina tendría una nueva crisis por su deuda", sostiene el experto financiero Jorge Vitale. Y agrega que el verdadero monto de sus obligaciones es 40% superior al que se informa oficialmente.¿Independencia de quién, o de qué?

El festejo del Gobierno no se limita al alivio de la deuda, sino que cuenta con otro ingrediente especial: la demostración de que es capaz de pagar una obligación en dólares, a pesar de las dudas del mercado a partir de la disparada del "blue".En los últimos meses, a medida que empezó a quedar en claro que se cumpliría con el compromiso en esa misma moneda, y que no se iba a recurrir a la pesificación, el Boden 2012 comenzó a ser visto como un vehículo para eludir los rígidos controles cambiarios.

Tanto, que en el mercado secundario su precio subió aceleradamente y acumula un repunte del 45% en el año.

La demanda por este bono llegó a tal punto que cotiza por sobre su valor nominal -aproximadamente un 33% por encima- en línea con la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo.Los rumores respecto de que el Gobierno podría no respetar la moneda original -y que cancelaría este bono en pesos argentinos- habían empezado a correr desde el mismo momento en que se impusieron las restricciones.

Ello obligó a los funcionarios, incluyendo a la propia Presidenta, a tener que aclarar en repetidas ocasiones que el pago sería honrado en moneda estadounidense.Está en discusión si este hecho le traerá más confianza al Gobierno, o si, por el contrario, no es más que una ratificación de debilidad financiera.

"Pagar en dólares es la obligación, no algo opcional. De manera que la permanente insistencia que se hizo sobre que lo abonará en esa moneda -como si fuera algo digno de elogio- dejó entrever que en algún momento hasta se evaluó la posibilidad de no hacerlo", analiza Lazzari, de Libertad y Progreso.

Pero su preocupación va más allá: "Tanta alusión a que esto va a ser un punto de inflexión y que después de esto viene la independencia económica lleva a preguntarse si no estarán pensando en que los pagos que vengan más adelante puedan ser pesificados forzosamente. Porque cuando uno escucha a los funcionarios, se pregunta: ¿de quién o de qué se van a independizar?".Boden, cancelación ¿y después?

Está claro que buena parte del público sigue apostando por algunos títulos, ya sea por factores meramente especulativos o por confianza en el Gobierno.

Y la prueba de esto es el alto nivel de demanda que está teniendo el Boden 2015, convertido ahora en la "nueva estrella" de los inversores que quieren hacerse de dólares por una vía legal.

La estimación que hacen los expertos es que no menos de un 70% de los títulos que está por cancelarse está en manos de inversores institucionales, muchos de ellos del exterior.

Se ha generado cierta expectativa respecto de qué se hará con el dinero obtenido.

Varios de los que quieran salirse del sistema -y no se pasen al Boden 2015- irán en busca de otros destinos para su dinero.

Una alternativa que se maneja es que llevarán sus dólares al mercado paralelo para hacerse de pesos y así capitalizar la brecha cambiaria, ya sea para adquirir algún tipo de bien o si no para "pedalear la bicicleta del blue" (ver nota: "Bicicleta blue" en la mira: un negocio para ganar en dólares o recibir más pesos para comprar bienes).

Ello implicaría un aumento de la oferta de divisas, que le quitaría presión a la cotización en el circuito marginal.

Por lo pronto, se prevé que -dadas las condiciones actuales- muy poco de esos u$s2.300 millones quedarán en el sistema financiero.

"Como la percepción de los inversores es que existe el riesgo de que en algún momento se establezcan restricciones para los retiros de divisas formales de los bancos, sólo algunos pocos ahorristas dejarán esos dólares en alguna cuenta bancaria", señala Jorge Colina, economista jefe de la fundación Idesa.Reservas en baja, "creatividad K" en alza

Después del pago, las reservas del Banco Central quedarán en unos u$s44.400 millones, un valor bajo si se lo compara con el pico de u$s60.000 millones que llegó a tener en 2010.

El Gobierno, sobre la base de un fuerte cierre importador y con la prohibición de comprar dólares a los particulares ha logrado frenar, en parte, la sangría de divisas.

Y aun cuando se prevé que 2013 sea un buen año para el campo, el principal proveedor de dólares, todavía hay mucha presión sobre la caja del Central, que en lo que va del año ya tuvo que asistir al fisco en unos u$s9.300 millones.No parece el marco dentro del cual se pueda declarar una "independencia económica".

Pero, como los analistas y "traders" ya saben, nunca hay que subestimar la capacidad creativa de los ejecutores del "modelo K".