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¿Quién bajó la palanca?: Las empresas de energí­a y gas en la Argentina, al borde del "apagón financiero"

Las situación que enfrentan las compañías eléctricas y gasíferas se ha venido deteriorando a pasos agigantados desde 2010 a la actualdad
14/11/2012 - 10:06hs
¿Quién bajó la palanca?: Las empresas de energí­a y gas en la Argentina, al borde del "apagón financiero"

Seguramente este 2012 será recordado por las compañías de energía que operan en la Argentina como uno de los peores en mucho tiempo.

En realidad, el problema viene de larga data, si bien comenzaron a aflorar con más ímpetu este año.

"El congelamiento de las tarifas y el fuerte aumento de costos -en respuesta a las altas tasas de inflación- han llevado a las empresas eléctricas a una situación crítica, donde se pone en riesgo la calidad del servicio", destacan desde la firma Capital Markets.

En un duro informe resaltan que el "manejo financiero" se transformó en un verdadero "desafío" para las compañías que operan en el sector.

Entre los factores que agravan la situación, la firma que asesora inversores ve como preocupante la "generación de caja negativa", como así también los "altos niveles de endeudamiento".

Sobre este último punto, Andrea Cano, de Capital Markets, da cuenta de que este "combo" hace "muy difícil que las empresas puedan refinanciar sus vencimientos o ir en busca de nuevos préstamos que permitan fondear las operaciones".

La experta no duda en afirmar: "Las alternativas son cada vez menos y la situación se hace cada vez más apremiante".

iProfesional.com ya viene dando cuenta de la delicada situación que atraviesa el sector y de la abultada deuda que las firmas mantienen con Cammesa.

¿Qué es Cammesa? Es la empresa que administra el mercado y, entre otras actividades, se ocupa de pagarle la electricidad a las compañías que la generan.

Cabe recordar que esta firma fue creada para organizar la compraventa, con participación mixta, es decir, de todos los agentes del mercado y el Estado.

Como no cobra en tiempo y forma, entonces dispone de menos recursos para pagarle a las generadoras, que son las que entregan su producción al sistema nacional.

Los analistas del sector no ocultan su preocupación. Algunos, off the record, hacen referencia al "apagón financiero de las energéticas", como una forma de definir el actual contexto.

Los inversores son conscientes de la crítica situación, que se ve reflejada en los balances de las empresas y en los importantes quebrantos registrados.

Claro está que esto también queda plasmado en la evolución del precio de las acciones y en el derrumbe en los valores de mercado de muchas firmas que hasta resultan irrisorios.iProfesional.com puso cifras al problema. Para una mejor comprensión separó a las compañías más representativas según su principal actividad. Es decir eléctricas y gasíferas.

  • El primer grupo lo conforman Edenor, Pampa, Endesa Costanera, Transener, Central Puerto y Edesur.
  • El segundo, lo componen Metrogas, Gasban, Camuzzi Gas Pampeana, distribuidora Gas Cuyana, TGN (Transportadora Gas del Norte) y TGS (Transportadora Gas del Sur).

Resultados color "rojo incendio"

Tanto para las compañías eléctricas como para las gasíferas, los resultados del primer semestre han sido francamente decepcionantes.

Sólo dos empresas mostraron resultados positivos: Distribuidora Gas Cuyana (apenas $1,7 millones) y TGS ($100 millones). Para el resto, sólo pérdidas, que van desde los $4,7 millones (Gasban) a la friolera de $350 millones (Edenor).

Ahora bien, si se consideran a las compañías en su conjunto (eléctricas más gasíferas) el quebranto impresiona: sólo en los primeros seis meses perdieron un total de $1.150 millones (ver infografía).

Más allá de la cifra, el principal problema radica en las pocas chances que se observan de que la situación pueda revertirse en el corto plazo.

Otro dato que mete miedo es que esta pérdida conjunta viene a ser nada menos que 12 veces más alta, si se compara con la del primer semestre de 2011, cuando fue de "apenas" $96 millones.

Y 24 veces peor si se toma como referencia el 2010.

En el desglose, la peor parte la llevaron las eléctricas, ya que las pérdidas conjuntas treparon casi 50 veces en apenas dos años.

Sin dudas que una de las más complicadas es Edenor, que acapara buena parte de las preocupaciones de analistas e inversores, por la importancia de la firma y por el mercado que abastece.

Es que la firma registró una preocupante pérdida de $350 millones sólo en el primer semestre, cuadruplicando su rojo respecto al de un año atrás.

Como si esto no fuese suficiente, ahora el Gobierno avanza en la aplicación de una multa por el último apagón -que también recaería sobre Edesur- de nada menos que de $158 millones. 

A Endesa Costanera tampoco las cosas le han ido bien en términos numéricos, ya que registró un déficit de $204 millones.

En el caso de las gasíferas, la situación de pérdida fue mucho más atenuada, ya que en forma conjunta arrojaron un quebranto de $129 millones (contra los $1.028 millones de las eléctricas).¿Cómo explicarlo a inversores?

En los últimos días se conoció que Edesur, la distribuidora que abastece a 6,1 millones de habitantes, reportó una pérdida de $454 millones entre enero y septiembre de este año (cifra similar al quebranto de todo el 2011).

Así, la compañía se sumó a la lista de empresas con serias complicaciones financieras, tras haber operado una década con tarifas planchadas, a contramano de la fuerte suba de costos laborales y operativos.

Otra de las firmas en problemas es Metrogas, que debió ser intervenida por el Gobierno en junio de 2010 y que acumula tres años con números en rojo.

Por lo pronto, se les hace muy difícil a las firmas explicarles su cuadro de situación a los inversores y accionistas.Endesa, que es la compañía española controlante de Edesur, afirmó que el empeoramiento de los resultados en Argentina se debe a un marco de "regulación insostenible". Así lo informó en un comunicado enviado a la Comisión Nacional de Valores de Madrid (CNVM).

Su pérdida viene creciendo a ritmo acelerado, ya que pasó de $53 millones en 2010 a $461 millones en 2011.

Su resultado operativo negativo se multiplicó casi por 10 en un año, lo cual deterioró su capacidad financiera para hacer frente a los compromisos.

El pasado mes de julio la compañía apenas pudo pagar el 10% de la factura enviada por Cammesa y se vio obligada a postergar otros compromisos. Pero esta "virtual" cesación de pagos no fue la única en el sector energético.

También Metrogas informó a fines de septiembre que se veía en la necesidad de dilatar la cancelación de sus obligaciones por no contar con fondos suficientes, aduciendo "la falta de una recomposición tarifaria desde hace más de doce años".

Luego fue Edenor la que siguió los pasos de las anteriores, tras haber "avisado" el 9 de octubre que sólo iba a pagar la mitad de la facturación que le envíe Cammesa.También, a principios de ese mes, Transportadora de Gas del Norte (TGN) -que fuera intervenida por el Gobierno desde 2008 tras declarar un default corporativo- anunció que iniciaría una demanda contra el Estado Nacional por los daños ocasionados y derivados de la pesificación de sus tarifas a partir del 2006.

Las acciones, con desplomes históricos

La situación de las compañías energéticas comenzó a agravarse de manera alarmante a partir de 2011, no sólo porque se multiplicaron las pérdidas, también por la magnitud de las mismas, que en promedio rondaron el 53 por ciento.

¿Quiénes se llevaron la peor parte? Sin duda las eléctricas, que en conjunto cayeron un 60%, lideradas por Edenor (-64%) y por Transener (-62%).

Esto no significa que los papeles de las compañías de gas hayan salido "indemnes", sino que también perdieron, pero menos.

En promedio se precipitaron un 44%, principalmente por TGN (-52%) y por Camuzzi (-51%), tal como queda reflejado en el siguiente cuadro.

El valor de las compañías

La magnitud de la crisis que atraviesa el sector energético también se hace evidente en la forma y magnitud en que cayeron los valores de mercado de las firmas.

Este dato cobra relevancia porque es una suerte de "termómetro" que mide la evaluación que hacen los inversores sobre cada una de ellas.

En la actualidad, las empresas eléctricas -tomadas en conjunto- valen un 60% menos (medidas en capitalización bursátil), mientras que las gasíferas "se achicaron" en un tercio.

Nuevamente, el caso más dramático es el de Edenor. Según los últimos datos conocidos, en apenas doce meses perdió las dos terceras partes de su valor de mercado, al pasar de $1.713 millones a solo $571 millones (ver infografía).

"Todo el sector de distribución de energía tiene un horizonte muy negro ya que viene descapitalizándose", es el contundente pronóstico de Aldo Abram, presidente de la Fundación Libertad y Progreso.

"La situación se complica por los costos crecientes, tarifas congeladas desde hace muchos años y subsidios que ya no alcanzan para que se mantengan operativas como corresponde", agrega.

Abram destaca que "las fuertes pérdidas que sufren hacen que no puedan invertir en mantenimiento".

"Ya ni siquiera se puede hablar de inversión. Es difícil que una empresa desembolse dinero cuando sus posibilidades de planificar y proyectar son cero", agrega.

Alieto Guadagni, ex secretario de energía, señala a iProfesional.com, que "se ha llegado a esta preocupante situación sencillamente porque los costos crecieron más que los ingresos".

"Hasta ahora está poniendo plata el Gobierno, vía subsidios. Aun así, las distribuidoras dejaron de pagar la electricidad que compran", agrega Guadagni, al tiempo que remarca que "las empresas están prácticamente en cesación de pago".

Un plan integral que no pasó del anuncio

El 26 de agosto el Gobierno anunció a los directivos de las compañías de electricidad que se estaba trabajando en nuevas normas para el sector, basadas en un modelo "cost-plus".

Según este esquema, la tarifa se establece de acuerdo con los costos más un margen de beneficio establecido por el Gobierno para cada empresa.

En principio, este avance fue bien recibido e interpretado como un alejamiento de la posibilidad de una nacionalización del sector.

Sin embargo, muchos analistas consideraron como negativo que se reafirme la intervención del Estado como política de gobierno, a la vez que se multiplicaron las dudas respecto al grado de discrecionalidad que podría tener la aplicación del método.

Por lo pronto, y pese a las promesas oficiales, aún no se tienen noticias sobre su implementación como forma de resolver una situación que resulta difícil de sostener en el tiempo.