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La Argentina sin Chávez: qué cambios se esperan tras el final de una era que marcó a toda la región

El líder bolivariano fue quien encarnó la transformación más profunda de Venezuela. Su deceso desencadenó incertidumbre en la carrera por la sucesión
06/03/2013 - 10:08hs
La Argentina sin Chávez: qué cambios se esperan tras el final de una era que marcó a toda la región

Finalmente, luego de meses marcados a fuego por especulaciones e informaciones cruzadas de todo tipo, se confirmó el deceso del presidente de Venezuela, Hugo Chávez. 

El fallecimiento del líder de la revolución bolivariana implica el cierre de un largo ciclo en el país caribeño y el nacimiento de un nuevo mito en la región, pero también, el surgimiento de lo que muchos expertos anticipan como una encarnizada lucha por la sucesión del carismático y polémico mandatario.

En diálogo con iProfesional.com, el analista Lucio Castro, uno de los directores del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) destacó que "en los regímenes de tipo carismático, como lo fue el de Venezuela durante muchos años, es muy difícil imaginarse un chavismo sin Chávez. Es como intentar pensar un régimen castrista sin Fidel en Cuba. Son casos en los que todo está íntegramente identificado con la figura de su líder".

Por su parte, el analista internacional Jorge Castro señaló que "el fenómeno de Hugo Chávez en Venezuela es tal que es una figura irremplazable: no era sólo un líder popular, era la encarnación de la transformación de la realidad de un país. Por eso no hay número dos ni tres en la carrera por la sucesión".

En este sentido, Raúl Ochoa, experto en economía y política internacional, lo sintetizó de una manera cruda y contundente: "Chávez se convirtió en un mito, pero es un mito que podía sostener el status quo mientras estuviese vivo".

En otras palabras, bajo la óptica del experto, en Venezuela se viene una carrera por la sucesión que podría derivar en una fuerte crisis política interna, si es que el vicepresidente Nicolás Maduro, quien cobrara un fuerte protagonismo, no logra contener las luchas de poder que se avecinan. 

La pelea por la sucesión
Cabe recordar que Maduro -quien fuera designado como "lugarteniente" en momentos en que Chávez libraba su batalla final contra el cáncer en Cuba-, no fue elegido de manera popular, de modo que no está habilitado para ocupar el lugar de Chávez.

La Constitución de ese país señala que, en caso de que se produzca la falta absoluta por muerte del presidente electo, "se procederá a una nueva elección universal, directa y secreta dentro de los 30 días consecutivos siguientes". 

Claro que los 30 días que establece hacen referencia al plazo que existe para realizar el anuncio oficial de convocar a elecciones. A partir de allí es que se estima un plazo de 90 días o más para la realización de los comicios.

Esto explica por qué este martes, momentos antes de conocerse el fallecimiento del mandatario, el diputado del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Ángel Rodríguez, había adelantado que se convocaría a elecciones en un plazo de 90 a 180 días.

Al respecto, el consenso entre los expertos es que en la era post Chávez que se abre a partir de este momento, no habrá lugar para fuertes virajes políticos. Es decir, el deceso del líder no se traducirá en un cambio ideológico en las urnas. 

"Hoy en día, un viraje violento hacia la derecha, de la mano del referente de la oposición Henrique Capriles, es impensado. Más que nada, veremos una continuidad y hasta un intento de profundizar el modelo aplicado hasta ahora", vaticinó Ricardo Delgado, director de la consultora Analytica.

En este contexto, el problema, según los expertos, es el nivel de "orden" que pueda llegar a tener dicha transición. 

Sucede que, si bien fue todo un símbolo que Chávez, antes de partir, le diera todo su apoyo al vicepresidente Maduro -situación que se mantuvo hasta el día en que se confirmó la muerte del mandatario-, bajo la óptica de Ochoa "Venezuela se tiene que preparar para enfrentar un período sumamente complejo. Como ocurre con todos los gobiernos manejados por una figura central, en los que nada puede ser decidido sin el líder, siempre terminan estallando los problemas. Por eso, sin Chávez, van a surgir todas las diferencias internas que hasta ahora estaban contenidas. En definitiva, se está abriendo una caja de Pandora como consecuencia de una dura puja por el poder".

En esta dirección, los expertos consideran que la pulseada se dirimirá íntegramente en el seno del ejército: "Si hay una institución que está profundamente identificada con el régimen de Chávez es la de las Fuerzas Armadas. Las alternativas están dentro de este círculo. Por lo tanto, si bien podrá haber dificultades para encontrar una figura de recambio, ésta sólo podrá surgir dentro del círculo chavista", recalcó Ochoa. 

En la misma línea Jorge Castro opinó que "ante el vacío, el centro de poder en Venezuela quedará en el ejército, del cual el difunto presidente era el referente desde el año 1992. En las últimas elecciones, de las 20 gobernaciones en las que triunfó el chavismo, más de la mitad de las fórmulas estuvieron encabezadas por una figura de las Fuerzas Armadas". 

El futuro de la relación Argentina-Venezuela
Antes de la llegada del kirchnerismo al poder, Venezuela formaba parte de la lista de destinos exóticos para las empresas nacionales, dado que se trataba de un mercado marginal que sólo adquiría el 0,5% de todos los productos argentinos.

Sin embargo, conforme fue afianzándose la relación política, los negocios comenzaron a expandirse. Así, de la mano de más de 200 tratados bilaterales firmados en los últimos años, se multiplicaron las exportaciones de maquinaria agrícola, medicamentos, alimentos y hasta de vehículos, entre un gran abanico de productos.

Un dato clave es que Venezuela, por su débil industria y sus problemas para abastecerse de alimentos, es un mercado que depende fuertemente de las importaciones, las cuales se fueron disparando a medida que el precio del petróleo fue escalando.

Y si bien hacer negocios con empresas venezolanas nunca fue fácil, dados los continuos problemas para concretar los cobros de las operaciones, lo cierto es que la canasta de exportaciones se expandió y diversificó considerablemente durante la relación entre el Gobierno K y el chavismo. Y muchas compañías sacaron rédito de este "idilio" bilateral (ver infografía). 

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Al calor de los nuevos negocios que se abrieron para las empresas argentinas, el otro gran punto en común que unió al kirchnerismo con el chavismo fue el de la energía.

Es una realidad que la afinidad entre ambos gobiernos nunca se plasmó en los valores que la Argentina pagó por el combustible. Por el contrario, Chávez nunca le hizo "precio de amigo", algo similar a lo que ocurrió con los megapréstamos que éste otorgara allá por 2008, con tasas muy por encima de las del mercado internacional.

Sin embargo, Venezuela le permitió a la administración K paliar algunos problemas, como la falta de dólares. Como cuando hace un año se firmó un acuerdo por el cual, a través de un fideicomiso, el 80% de las operaciones de compra de combustible pasaron a financiarse en cuotas y a ser cancelables en pesos, moneda que luego la administración chavista utilizaba para pagarle a los exportadores argentinos.

Este simple círculo permitió evitar que salieran de la plaza doméstica el equivalente de u$s1.000 millones en el término de un año, un aspecto no menor en momentos en los que el billete verde se convirtió en el gran dolor de cabeza del kirchnerismo.

De cara al futuro, los expertos consultados consideran que, si bien la muerte de quien fuera el presidente de Venezuela es clave porque marca el fin de una era en el plano político, no implicará un gran cambio económico para la Argentina, y esto está vinculado con la decadencia económica en la que ingresó ese país en el último período.

Jorge Castro consideró un aspecto fundamental y es que "hace dos años que la influencia de Chávez es cada vez menor. Desde mi punto de vista, actualmente se cerró un ciclo dentro de la propia Venezuela".

Bajo la óptica de este experto, el país caribeño "ya no tiene el peso que supo tener, ni en lo energético, ni en lo económico. No es posible trasladar la realidad de un país a otro".

Por su parte, desde CIPPEC, Lucio Castro sostuvo que "para la Argentina, el fin de la era Chávez representa un cambio importante, pero que hay que medirlo en un contexto en el que es notable la reducción de la influencia económica de ese país".

"En definitiva, se completa un círculo que ya se venía cerrando por la propia crisis que atraviesa Venezuela, castigada por la alta inflación, la caída de las inversiones y el grave problema fiscal que tiene, todos inconvenientes que se sucedieron pese a los altos precios del petróleo", opinó el experto.

Desde la visión del economista Tomás Bulat, "la muerte de Chávez no debería traer cambios relevantes en la política nacional. A nivel personal sí es un golpe para la Presidenta, por el afecto que le tenía. Pero no más que eso. Venezuela no es un socio comercial tan relevante para la Argentina". 

Ochoa fue un paso más allá al pronosticar la eclosión de una mayor crisis económica en el país caribeño, como consecuencia del fin de la hegemonía de la figura de Chávez: "El desorden político terminará repercutiendo en esa economía, que no da para más. Se viene una etapa de mayor caída de la actividad y de menores importaciones en general y de productos argentinos en particular. Esto derivará en un achicamiento de los negocios con Venezuela y una mayor pérdida de influencia para nuestro país".

Un dato a destacar es que, pese al explosivo crecimiento de las exportaciones de productos argentinos a ese destino, su peso relativo está prácticamente estancado desde hace cinco años. Así las cosas, en la actualidad este país explica sólo el 2,2% de los envíos totales, un nivel similar al registrado en 2007, contrariamente a lo que ocurrió con Brasil, que pasó de ostentar un share del 18% a más de un 20%.

Cabe destacar además, que semanas atrás Maduro anunció una megadevaluación cercana al 50% que podría implicar un duro golpe para las exportaciones nacionales.

La medida, que llevó la cotización de la moneda venezolana de las 4,30 unidades por dólar a un nivel de 6,30 buscó, entre otras cosas, achicar la fenomenal brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo, que hasta ahora era del orden del 400%.

"Cualquier país que devalúa su moneda en un 50% termina encareciendo muchísimo las importaciones. Y las consecuencias están escritas en todos los manuales de economía: las compras al exterior se desploman", explicó Marcelo Elizondo, ex director ejecutivo de Fundación ExportAr, quien agregó que "nuestro país no escapará de esa dinámica y es de esperar que nuestras ventas a ese mercado naturalmente comiencen a bajar. Por lo tanto, es muy probable que nos veamos perjudicados por esta decisión del gobierno venezolano".

En este sentido, Elizondo indicó que "a partir de ahora, si bien a los venezolanos las importaciones se les van a encarecer un 50%, como contrapartida, hay un aspecto beneficioso y es que también les van a aumentar los ingresos en bolívares por exportaciones petroleras en un 50%".

De este modo, "considerando que todo el comercio exterior está intervenido y que es un país que depende mucho de las importaciones sensibles, como las de alimentos, podría preverse que el gobierno de ese país destine una parte de esa mayor renta petrolera para financiar la compra de productos clave para la economía. Y esto podría compensar de alguna manera la caída que debería afectar a las exportaciones argentinas".

La situación energética post Chávez
En el campo de la energía, Lucio Castro agregó que el fin del chavismo como tal "hay que ponerlo en un contexto más amplio en el que el Gobierno kirchnerista viene concretando nuevas alianzas estratégicas con países como Rusia, Azerbaiján o Angola, con los cuales se intenta replicar el modelo de importar gas o combustible y exportar alimentos".

Para el experto, además, Venezuela no es el principal proveedor en materia energética: "El grueso se sigue adquiriendo a países del Golfo Pérsico y a Bolivia".

"Suceda lo que suceda, el combustible que provee Venezuela puede ser reemplazado sin mayores problemas", recalcó Ochoa.

A su vez, Bulat consideró que "Chávez nunca nos hizo precio por el petróleo. Nos cobró lo que tenía que cobrar. Al único país que le brindaba una tarifa preferencial era a Cuba. Sí es cierto que nos daba la ventaja del financiamiento, pero sólo eso. De ahora en más, la Argentina seguirá necesitando del combustible venezolano y lo seguirá comprando. Habrá que ver cómo se negocian los plazos de pago". 

El panorama regional tras su fallecimiento
Desde la Universidad Central de Venezuela pronosticaron que, tras el fallecimiento del mandatario, no debería haber grandes cambios en la relación de ese país con la región, tanto si asume otro gobierno oficialista como uno de la oposición.

Incluso, si continúa el proyecto iniciado por Chávez, auguraron que "la Alianza Bolivariana para las Américas (ALBA) podría tomar mayor relevancia política, debido a que fue el propio Nicolás Maduro el que impulsó este acuerdo cuando ocupaba el puesto de canciller". 

Sin embargo, en la visión de Jorge Castro, la influencia de Venezuela es apenas una sombra de lo que supo ser: "Simplemente basta analizar el ingreso de ese país al Mercosur. Fue una muestra de que Chávez finalmente aceptó subordinarse a la hegemonía de la gran potencia de América del sur, que es Brasil".

Lucio Castro coincidió: "El peso de Venezuela en la región fue decreciendo. Por eso, el ingreso de este país al Mercosur no importa tanto por el hecho de si se suma a la unión aduanera, sino porque antes esa nación encarnaba una opción diferente, una alternativa. Pero ahora que está dentro del bloque, ya dejó de serlo".