Luego de la visita del vicepresidente chino Li Yuanchao la semana pasada, el Gobierno avanza en una nueva iniciativa para asegurarse fondos desde ese país, que no provendrán esta vez de compra de materias primas y, menos aún, de inversiones. 

Se trata de una especie de "seguro anticrisis", similar al que el Gobierno gestionó en 2009 en plena crisis inmobiliaria de Estados Unidos: en el caso de que la economía argentina lo requiera, ingresarán al Banco Central el equivalente en yenes de u$s10.000.

A cambio, la entidad financiera entregaría los pesos correspondientes al tipo de cambio oficial, es decir, alrededor de $52.400 millones.

Li Yuanchao mantuvo una reunión con la presidenta Cristina Kirchner el viernes, así como con funcionarios del Ministerio de Economía. No obstante, sólo se informaron oficialmente convenios bilaterales en relación a compras de productos agrícolas -China es el principal comprador de soja argentina- y acuerdos de extradición.  

Pero el diario Ámbito Financiero asegura que se concretó además este "swap" de reservas, un instrumento que, confían, fortalecería la posición externa en medio de una caída de las mismas que ya llega a los u$s4.000 millones en los primeros meses de 2013, bajando casi a los u$s 39.000 millones. 

Li Yuanchao y su equipo de colaboradores ultimó los detalles del convenio la semana pasada en Buenos Aires, cuando almorzaron con el vicepresidente, Amado Boudou, y el segundo del Banco Central, Miguel Pesce. Este último también ocupaba un sillón en el directorio de la autoridad monetaria cuando se negoció esta especie de "seguro anticrisis" con China hacer cuatro años.

Convenios similares mantiene el país asiático con Brasil, Corea y Sudáfrica. El impacto de los mismos en el mercado es relativo: no implica aumento de reservas, ya que los fondos sólo se desembolsarían en un caso crítico, pero es una suerte de reaseguro que es preferible no utilizar para no alterar aún más a los inversores, indicó el matutino.