Google pone a dieta a sus empleados para evitar el sobrepeso

Las ventajas de trabajar en Google son conocidas alrededor del mundo. Los 8.000 empleados que tiene la compañía, además de obtener retribuciones muy generosas, disponen de un sinfín de servicios gratis, como gimnasios, masajes, tintorerías, peluquerías o lavaderos de autos, entre otros.

Pero también la comida es gratis, las 24 horas del día durante las 365 jornadas del año. En concreto, en la sede de Silicon Valley, disponen de 18 comedores atendidos por 300 cocineros profesionales dirigidos por chefs de primera línea.

Todo esto estaba haciendo engordar a los empleados, y por eso la empresa ha decidido poner en marcha la dieta Google, según publica el diario Expansión.

La empresa está potenciando su "Equipo Global de Comida", que puso en marcha la conocida como "dieta Google".

Se trata de seis medidas implantadas tras el estudio de los hábitos y dinámicas de comportamiento de los trabajadores. Según Expansión, son trucos sencillos, pero dicen en la compañía que están teniendo notables resultados.

1. Colocar ensaladas en la primera línea del buffett, lo que ha disparado su demanda.

2. Impulsar un código de colores para los menús: verde para los alimentos saludables que se pueden comer casi sin límite; amarillo para los que se pueden ingerir de vez en cuando, y rojo para los más calóricos, cuyo consumo está poco aconsejado y cuya demanda se ha reducido gracias a este sistema.

3. Colocar el agua a la altura de la vista en las heladeras, lo que ha elevado su consumo un 47%, en detrimento de las bebidas azucaradas.

4. Introducir platos medianos, incluyendo avisos en los platos más grandes que informan de que ese tamaño puede inducir a comer más sin necesidad.

5. Presentar los postres de forma individual, porque los comensales parecen así menos dispuestos a repetir, algo que no sucede si tienen que cortar ellos mismos una porción de tarta. La misma estrategia se impuso para los aperitivos, sustituyendo, por ejemplo, los paquetes de seis galletas Oreo por otros de sólo dos.

6. Colocar las golosinas en recipientes opacos. Además, la dieta implica que hay unos alimentos que sí se pagan: los que salen de la máquina expendedora de dulces.

En concreto, las tarifas se rigen por un curioso sistema de precios: un céntimo por cada gramo de azúcar, dos céntimos por cada gramo de grasa, cuatro céntimos por cada gramo de grasa saturada y un dólar por cada gramo de grasa trans. Así, una barrita de cereales puede costar 15 céntimos pero el precio de una chocolatina gigante supera los 4 dólares.

Con estas medidas, Google incide en los hábitos pero sus menús siguen siendo los mismos. O, lo que es lo mismo: según los expertos, lo mejor de esta dieta es precisamente que no lo es, concluye Expansión.