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Devaluación argentina al "ritmo carioca": el real se debilita y mete más presión al dólar oficial

Ejecutivos temen por el impacto del movimiento "alocado" de divisas, que sus productos se encarezcan y se complique vender al principal cliente del país
26/08/2013 - 10:04hs
Devaluación argentina al "ritmo carioca": el real se debilita y mete más presión al dólar oficial

Con una catarata de cerca de 30 tuits en pocos minutos, la presidenta Cristina Kirchner impartió algunas nociones de Economía a sus más de 2,2 millones de seguidores que posee en esa red social.

Para ello, apeló al tan comentado y discutido paralelismo de la Argentina con dos naciones desarrolladas -Australia y Canadá-, para luego trazar comparaciones sobre variables "macro" como el déficit fiscal, deuda pública o niveles de reservas de cada uno de los bancos centrales.

Y en esta ráfaga de posts, la jefa de Estado le dedicó un párrafo especial al superávit comercial, es decir, a la diferencia entre exportaciones e importaciones.

Para ello, presentó un estudio del Ministerio de Industria con una serie de infografías que llevaban el sugerente título "Derribando mitos". Apoyada en estos cuadros, la mandataria destacó el hecho de que la Argentina cerró 2012 con un saldo de más del doble que Australia, en tanto que fustigó a Canadá por su rojo de casi u$s9.000 millones.

Acto seguido, desde su cuenta @CFKArgentina, planteó: "¿Cómo relaciona uno quién es su mayor socio? A través del intercambio comercial que hay, en las importaciones y exportaciones".

Frente a esto, expuso el caso de Canadá, cuyas exportaciones dependen en un 75% de "USA", en tanto que el principal comprador de Australia es China, que absorbe el 24% de sus ventas externas.

¿Y qué sucede en el caso de Argentina? La Presidenta le dedicó varios tuits a este tema: posteó "Argentina depende de su gran socio comercial que es Brasil" y acto seguido refutó esta frase con otra infografía titulada "Derribando mitos", con la cual negó que este país sea tan relevante, dado que sólo adquiere el 20% de los productos nacionales.

"¿Saben con lo que yo sueño? Con una Argentina que esté lo suficientemente bien informada, para que nadie vuelva a meterles el perro...", lanzó la mandataria.

Más allá de las críticas que despertaron algunas de sus comparaciones, la Presidenta, al centrarse en la cifra global de las ventas al mundo -con las consecuentes distorsiones que provocan en las estadísticas la megacosecha de soja- obvió comentar el enorme peso que Brasil tiene para el "Made in Argentina": de los u$s15.600 millones que exportó el país en concepto de productos industriales durante los primeros siete meses del año, la mitad de ese total tuvo como destino a Brasil.

Hilando más fino, el empuje de este socio comercial es fundamental para el sostenimiento de miles de fábricas de este lado de la frontera, dado que:

•Adquiere el 80% de los vehículos exportados por la Argentina, rama de actividad que a su vez explica más de la mitad del crecimiento de toda la producción fabril nacional.

•Capta casi el 70% de las exportaciones de caucho y derivados.

•"Aspira" cerca del 60% de los envíos al exterior que realiza la industria del plástico.

•Compra la mitad de las ventas al mundo efectuadas por el sector textil. 

• Concentra el 40% de los envíos de productos eléctricos y de calzados, sólo por nombrar algunos sectores.

Si a esto se suma la fuerte incidencia de los productos "made in Brasil" en la estructura de importaciones de la Argentina -de más del 60% en el caso de autos y superior al 30% en insumos y materias primas-, está claro que lo que suceda en el país vecino es un tema de extrema sensibilidad para la agenda económica.

Esto explica por qué la fuerte devaluación que experimentó el real en las últimas semanas se transformó en una señal de alarma en los despachos de los funcionarios nacionales, conscientes de los "coletazos" en el corazón del "Made in Argentina", producto de un país vecino más competitivo en términos cambiarios.

Desde principios de marzo -cuando la moneda brasileña se ubicaba por debajo de las 2 unidades por dólar-, inició un rally de depreciación de más del 20%, lo que la llevó a tocar, en la actualidad, su valor más bajo en cuatro años.

El peso argentino, en tanto, se devaluó un 9% en el mismo período, a lo que hay que sumar la fuerte inflación acumulada en dicho lapso, lo que licuó cualquier tipo de ganancia de competitividad.

"Para la Argentina es una muy mala noticia la fuerte pérdida de valor que experimentó el real porque los productos brasileños se abarataron en términos de dólar. Esto complica a nuestra industria, que debe enfrentar una creciente presión de costos. En estos meses, pero especialmente en las últimas semanas, se perdió mucho de ese colchón que durante años nos daba nuestro socio comercial", sintetizó Mauricio Claverí, economista de Abeceb.

Al analizar las razones por las cuales de un "súper real" jugando a favor de la Argentina se pasó a este escenario de extrema debilidad de la moneda, que perjudica a la administración K, Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica, recalcó que "la expectativa de una economía estadounidense más fuerte hizo que una gran cantidad de los fondos que había captado Brasil en los últimos años, se fugaran".

Así, con el posible principio del fin de la sobreabundancia de billetes verdes en tierras de Rousseff, el dólar tiende a la suba y, por ende, el real se mueva en sentido inverso.

La industria argentina, en la "zona roja"

Al momento de trazar cuál es la "delgada línea roja" a partir de la cual las empresas argentinas empezarían a sentir los efectos de un real más débil, los expertos destacan que la industria nacional ya entró en "zona de turbulencia".

Un informe elaborado por Econviews, alertó que en términos reales -es decir, descontando la inflación-, el peso ya alcanzó su mayor valor frente a la divisa brasileña desde 2001.

En otras palabras, "en los últimos diez años nunca la moneda argentina estuvo tan apreciada contra el real como en la actualidad", recalcó la consultora que dirige Miguel Kiguel.

Además, desde Econviews destacaron, en diálogo con iProfesional, que volvió la paridad "1 a 1" entre ambas monedas -siempre en términos reales- si se toma como punto de referencia 1998, es decir, antes de la gran devaluación brasileña.

En tanto, si se considera 2001, el "colchoncito" de competitividad cambiaria que queda en pie es de apenas el 30%.

Jorge Vasconcelos, economista del IERAL confirmó que el actual tipo de cambio en el país vecino ya encendió una luz de alarma para la industria nacional.

"Cuando el año pasado el dólar valía 2 reales ya teníamos problemas porque nuestros costos laborales eran un 35% más elevados que los de Brasil. Ahora, con una cotización de 2,40, sin dudas esos inconvenientes se van a agravar", advirtió.

Frente a esto, el consultor Salvador Di Stefano alertó que con esta fuerte depreciación, "Brasil bajó sus costos internos y le dio aire" tanto a los productores agropecuarios como a la industria de su país. 

El peso, "esclavo" del real

Pese a los esfuerzos oficiales por intentar demostrar una baja dependencia hacia este socio comercial, la realidad indica que cada vez que Brasil devaluó, el BCRA no tuvo más remedio que ir acompañando y "copiar" los movimientos del real, tal como se observa claramente en el siguiente gráfico, elaborado por Econviews, donde se puede ver cómo el ritmo de la moneda vecina frente al dólar luego fue "replicado" por el peso. 

Esto explica por qué se suele apelar a la frase de que la política monetaria argentina "baila al ritmo carioca", en función de las medidas que se tomen en el país vecino.

Frente a esta dinámica, Di Stéfano alertó que "la última vez que Brasil realizó una gran devaluación, en 1999, el resultado fue una depresión económica en nuestro país. No deberíamos perder la memoria y buscar la forma de igualar la competitividad brasileña".

Claro que el problema que se le presenta a la administración K es que "engancharse" a la locomotora del real y "calcar" su depreciación puede tener un alto costo para la economía argentina, dado que un dólar más caro, bajo el punto de vista de Miguel Bein, fogonearía con más virulencia la suba de precios.

"Si se pretende acelerar la pauta de devaluación, se corre el riesgo de terminar en un nivel de inflación más alto, sin necesariamente lograr una ganancia en términos de competitividad si esto no se combina con un programa económico a mediano plazo y algún nivel de apertura al crédito", resaltó el economista.

Doble riesgo: no sólo se mira el real

Para los expertos, el problema cambiario explica la mitad de las preocupaciones de los funcionarios hoy en día.

Sucede que, a la par de esta luz de alerta por un real más débil y, por ende, más competitivo, se suma el inconveniente de una economía brasileña que está lejos de despegar como confiaba que sí ocurriría la administración K.

El punto central es que, como se señaló anteriormente, Brasil adquiere el 50% de las exportaciones de productos industriales con sello nacional, de modo que si el consumo sigue "tirando rebajes" en tierras de Rousseff, habrá un "doble impacto".

"Por la relación comercial, podemos asegurar que hoy es tan o más preocupante que la devaluación del real, un menor nivel de actividad en el país vecino. Esto le pega de lleno a las exportaciones argentinas con valor agregado y también a la inversión", aseguró Claverí.

Y el primer sector que se debe monitorear es el automotriz.

Durante los primeros siete meses del año, los envíos de vehículos a Brasil superaron los u$s5.100 millones, con una tasa de variación "explosiva" del 47%, lo que puso a las terminales nacionales a trabajar a todo vapor.

Pero para el último cuatrimestre las expectativas son malas: las ventas en el país vecino cayeron un 7% en julio y, según Abeceb, los envíos de 0Km nacionales se contraerán considerablemente.

Desde la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) emitieron un comunicado en el que destacaron que "atentos a la situación socio-económica del país vecino, sumado a la revisión de las proyecciones a la baja que manifiestan nuestros pares, hay una necesidad de que redoblemos los esfuerzos para superar el desafío de diversificar los destinos de exportación".

En buen romance, hicieron un llamado a no poner todos los huevos en la misma canasta y salir a compensar un inminente bajón de los envíos a Brasil.

En este escenario, la reciente decisión del Banco Central del país vecino de inyectar la friolera de u$s60.000 millones para ponerle un techo a la devaluación del real -y así desalentar una mayor inflación- llevaría algo de tranquilidad al Gobierno K.

Sin embargo, en la medida en que la "locomotora" que conduce Dilma no aumente su velocidad y cuanto más se profundice el fin de la "súper soja", cada vez resultará más difícil trazar paralelismos favorables con otros países a través de Twitter.

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