El jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, tomó distancia esta mañana del líder del Frente Renovador al cuestionar la presencia de Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete kirchnerista, en el equipo del intendente de Tigre, Sergio Massa. Entre otras cosas, aseguró que fue el ex funcionario kirchnerista quien estuvo detrás de "operaciones" contra Enrique Olivera y Francisco de Narváez.

El primero fue blanco de denuncias que nunca se corroboraron días antes de una elección clave en la Ciudad de Buenos Aires. El segundo fue vinculado a una causa en la que se investigaba el tráfico de efedrina y otras sustancias prohibidas.

En una carta que hizo llegar a Infobae, Fernández aclaró:

Con relación a los dichos del Intendente porteño, Mauricio Macri, en donde me atribuye haber participado en las "operaciones" que desataron una calumnia contra Enrique Olivera y una acusación judicial contra Francisco de Narváez, entiendo oportuno aclarar algunas cuestiones.

En el primer caso (una presentación realizada ante la oficina anticorrupción por la presunta existencia de un depósito bancario en el exterior de Enrique Olivera en medio del proceso electoral de 2007) jamás fui convocado a dar explicaciones sobre el tema, básicamente porque estaba absolutamente alejado de la campaña porteña. No era candidato, no tenía la responsabilidad de conducirla y solo participaba de la campaña presidencial. Si era el Jefe de Gabinete del gobierno nacional y me unía una amistad -que aún perdura- con quien realizó aquella presentación. Ello bastó para que se me cargara responsabilidad en el caso. Alguna vez le hice llegar al mismo Olivera a través de un amigo común, mi pesar por lo ocurrido.

En el segundo episodio (la imputación a Francisco De Narváez en el "tráfico de efedrina" realizada en medio de la campaña de 2009) es bueno destacar que llevaba yo un año fuera del gobierno nacional y enfrentado con muchas de sus decisiones. Además, al conocer la acusación, me solidaricé públicamente con De Narváez diciendo que "el juez que lo convocaba a prestar declaración indagatoria me despertaba mas sospechas que el mismo acusado". La historia terminó con Néstor Kichner recriminándome aquellas declaraciones, el magistrado sometido a un juicio político y De Narváez ponderando públicamente mi actitud.

Por fuera de estas explicaciones, no puedo dejar de expresar mi asombro por los dichos del jefe de gobierno de la Ciudad. Aún recuerdo que fue él quien, casi inmediatamente después de conocida mi renuncia, me llamó telefónicamente diciendo lamentar mi alejamiento del Gobierno por entender que era "el único con quien se podía hablar" y solidarizándose conmigo en el trance que pasaba.

Macri también debe haber olvidado que, producto de la independencia de criterio que mantengo, también cuestioné la persecución que lo llevó a la Justicia bajo la extraña imputación de "espiar" adversarios políticos.

Entiendo que en tiempos electorales las palabras se endurecen tratando de marcar diferencias. Pero lo que no me suena razonable es la descalificación sin sustento y la contradicción oportunista en la que incurren sus emisores.

Es la misma contradicción que lleva a reclamar una justicia independiente a los mismos que antes se beneficiaron con absoluciones dictadas por aquella "mayoría automática" que en otros tiempos funcionó en nuestra Corte Suprema.

Cosas de la "nueva política".