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El Gobierno quiere, la inflación no lo deja: acelera devaluación pero el peso pierde terreno

Luego de tantos años de atraso cambiario la administración K busca recuperar el tiempo perdido. Acelera la suba del billete verde pero no competitividad
27/12/2013 - 07:13hs
El Gobierno quiere, la inflación no lo deja: acelera devaluación pero el peso pierde terreno

No esperó demasiado para marcar su impronta el actual presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, en cuanto al manejo de la política cambiaria.

Y las pruebas están a la vista: en su primer día de gestión, a mediados de noviembre, el billete verde oficial cotizaba cerca de los $6. A partir de entonces, inició un recorrido ascendente que pocos se animaron a pronosticar hasta los $6,48 que cotiza hoy día.

De este modo, fueron quedando sepultadas todas las versiones que daban cuenta de un desdoblamiento cambiario, y la estrategia oficial se concentró principalmente en acelerar la devaluación, contener al blue y achicar la brecha.

Por lo pronto, si se considera la actual cotización del BCRA y la del arranque de la gestión de Fábrega, la devaluación ya suma 48 centavos que, en términos porcentuales, equivale al 8% en apenas ese lapso.Si se mantuviera este ritmo en las escasas ruedas que median hasta fin de año, 2013 concluiría con un tipo de cambio del orden de los $6,50. Es decir un 32% más que a fines del año pasado.

Un porcentaje que triplicará el índice inflacionario del Indec e incluso estará varios puntos por encima de las estimaciones de las consultoras privadas conocidas como "inflación Congreso".

Con este porcentaje, el ritmo de devaluación actual es, por lejos, el mayor de los últimos años:

•En 2010, fue de apenas un 4,5%.

•En 2011, un 7,8%.

•En 2012, un 13,8%.

Estas variaciones, muy por debajo de la inflación, se debían a que el Gobierno insistió durante mucho tiempo en utilizar al dólar como "ancla" de los precios (es decir, para que el índice inflacionario no se eleve aun más).

En consecuencia, el país fue ingresado en un inevitable atraso cambiario.

Al abaratarse el billete verde, particulares y empresas comenzaron a aumentar sus tenencias dolarizadas, la fuga de capitales se disparó y el Ejecutivo -lejos de resolver la cuestión de fondo- optó por implementar el cepo cambiario, que agravó las cosas todavía más.

Ahora parece que el Gobierno está apurado en "recuperar el tiempo perdido".

Tal es así que si se compara el precio actual con el de un mes atrás, se observa que el ritmo de devaluación anualizado se acerca al 100%.

El Gobierno ahora acelera, ¿alcanza?

El cambio de estrategia oficial también tiene otro objetivo, que si bien comenzó a esbozarse a partir de julio de este año, se profundizó con las últimas correcciones.

Se trata de mantenerse en carrera cambiaria frente al resto de las monedas de la región. En particular con el real de Brasil, a efectos de no perder competitividad.

En tal sentido, el peso argentino terminaría el año ocupando el segundo lugar en cuanto a devaluación nominal. Es decir, sin considerar el efecto inflación: con un 32% sólo es superado por el bolívar de Venezuela, que perdió un 46% frente a la divisa estadounidense.

 

Sin embargo, la historia es otra si se consideran las devaluaciones reales (es decir, con el impacto de la suba general de precios).

Como la Argentina tiene un elevado índice inflacionario, el alza del dólar -que haría que el peso argentino gane competitividad frente a otras monedas- termina licuándose.

De modo tal que Brasil, principal socio, con "menos devaluación termina haciendo más".

En efecto, si se toman en cuenta los niveles de inflación de cada nación se observa que -pese a la mayor tasa devaluatoria impuesta por el Banco Central argentino- la moneda local quedó nuevamente rezagada con respecto a la mayoría de las divisas, en particular con el real brasileño y el peso chileno (ver infografía). 

Al respecto, Argentina devaluó 32% en términos nominales pero el efecto "real" ha sido apenas del 3,9%, por la alta inflación.Brasil, en cambio, hizo subir al dólar nominalmente la mitad (16%), pero logró mejorar la competitividad de su moneda en algo más del doble (10%). 

El cambio de estrategia del Gobierno argentino de acelerar la suba del billete verde llega un poco tarde y en un contexto poco propicio, según señalan los analistas consultados por iProfesional, habida cuenta del elevado índice inflacionario.

"La Argentina se lanzó tarde a la carrera devaluatoria y sin haber hecho nada significativo para bajar el índice inflacionario, lo que termina afectando su competitividad", afirma Gabriel Caamaño Gómez, de la consultora Ledesma & Asociados.

Otra cuestión no menor viene dada por los indicios que llegan desde los Estados Unidos respecto a que comenzará a recortar su plan de estímulos. En términos prácticos, significa que el dólar tiene más chances de fortalecerse en el mundo.

¿Qué implica? Que la región podría verse afectada por la salida de capitales en busca del billete verde y las distintas divisas irían camino a un debilitamiento (entre ellas el real, lo que abarataría el costo de los productos fabricados en ese país en detrimento de la producción argentina). En definitiva, esto se traduciría en una mayor presión sobre el tipo de cambio en la plaza local. 

En opinión de Ramiro Castiñeira, de Econométrica, "todo indica que los países vecinos empezarán a tocar sus monedas por la quita de estímulos de EE.UU. y por la leve suba que podrían experimentar las tasas de interés".

"Sin duda que ello generará que el dólar se fortalezca y que caigan los precios de las materias primas", afirma el analista.

"En la práctica, toda la región continuará con su política de devaluaciones, que se dará en términos reales", remarca.

El economista Gastón Utrera, fundador de la consultora Economic Trends, aporta su visión: "Podría llegar a pensarse que la reciente aceleración del ritmo devaluatorio contribuiría sustancialmente frente al problema de atraso cambiario. A fin de cuentas, la fuerte suba de los últimos dos meses tendería a mejorar la competitividad".

Pero la realidad es otra. En el año Brasil ha logrado devaluar más en términos reales que la Argentina.

"El Banco Central ha estado acelerando sólo para mantenerse casi en el mismo lugar, sin lograr mejoras competitivas. Algo así como pedalear más rápidamente en una bicicleta fija", grafica Utrera.¿Podrá mantener este ritmo?

La posibilidad de que se mantenga en el tiempo el actual ritmo de devaluación trae algunas señales de alerta, ya que los efectos no deseados podrían ir profundizándose con el paso del tiempo.

"Cuando se descuenta que se seguirá devaluando por encima de la inflación, es inevitable que, por un lado, los exportadores limiten al máximo la liquidación de divisas -a la espera de un precio del billete verde más elevado- y, por el otro, que los importadores aceleren todo lo posible sus despachos, para evitar que se les encarezcan", señala un directivo del rubro alimenticio.

"Esto impacta negativamente en el saldo comercial y en el stock de reservas", agrega. "Otro problema es que si se mantiene esta tasa en el tiempo, se corre el riesgo de que se termine fogoneando la inflación. Por eso, creo que recuperar competitividad cambiaria no será una tarea fácil", considera Caamaño Gómez.

Los analistas consultados por iProfesional coinciden en afirmar que en estos meses que vienen la intención oficial es la de ubicar la tasa de devaluación por encima de la del alza de los precios.

En las mesas de cambio de los bancos toda la atención estará puesta en lo que suceda en el primer bimestre, lapso que es tomado como prueba para ver cómo evoluciona la estrategia oficial.

El tipo de cambio futuro que se negocia en el mercado Rofex de Rosario da una pista sobre lo que esperan los inversores y muestra un dólar de $6,80 a fines de enero y de $7,04 para el mes siguiente.

"El Gobierno tratará de acelerar ahora, como mucho durante dos meses y luego, cuando pasen las vacaciones y empiecen a entrar los dólares de la cosecha bajará el ritmo y, probablemente, lo frene antes de las paritarias", pronostica Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos.

"A lo largo de 2014 el ritmo de devaluación será más alto. Al menos para empatarle a la inflación y así no seguir perdiendo competitividad", argumenta Tiscornia.

"En 2014 la tasa devaluatoria va a estar unos puntos arriba de la de la suba de precios que, a su vez, será mayor que la de este año", concluye Milagros Gismondi, economista de Empiria.