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Fin de fiesta: quitan subsidios, suben tarifas, se acelera la inflación y buscan tope en salarios

En un contexto complicado, el Ejecutivo puso fin al dólar barato para la clase media. La devaluación crece y los sueldos serán "ancla inflacionaria"
10/02/2014 - 07:01hs
Fin de fiesta: quitan subsidios, suben tarifas, se acelera la inflación y buscan tope en salarios

Dentro un tiempo, muchos recordarán la década kirchnerista como aquella época en la que pudieron comprarse el LCD, el equipo de aire acondicionado y renovar buena parte de los electrodomésticos.

Pero, al mismo tiempo, por los constantes apagones y problemas de falta de luz, que llevó a varios de ellos a salir a protestar en las calles.

Esto último ha hecho que este 2014 haya comenzado con este clima tan enrarecido, en el que ya no hay ganas de celebrar los récords.

Ni los más fanáticos defensores del "modelo" sacan a relucir el millón de 0km vendidos en 2013, cuando resulta evidente que no habrá posibilidades de acercarse a esa cifra, producto del impuestazo y del desestímulo del Gobierno hacia este sector.

De la misma manera, suena a broma de mal gusto hablar de booms en otras áreas de consumo masivo, como la electrónica o la indumentaria, luego del diciembre a puro saqueo y protesta gremial.

A lo que se sumó en enero la inminente suba de la cotización del dólar oficial a $8, una clara devaluación que había sido negada por la misma Cristina, quien en mayo de 2003 afirmó: "Los que quieren ganar plata a costa de la devaluación y del pueblo, van a tener que esperar a otro gobierno".

Pero, sobre todo, lo que empieza a quedar en evidencia en este arranque del año es que no solamente se acabó la fiesta consumista de la era K, sino algo que es peor aun: llegó la hora de pagar las facturas.

"No es justo que alguien que compra dólares tenga subsidios de gas y luz", aseguró la Presidenta en su último discurso y aseguró que el Gobierno buscará instalar la "equidad", adaptando, de esta manera, un inminente ajuste a un relato digno de la tribuna k. 

Es así que muchos analistas consideran que se viene un ajuste inevitable, por más que los funcionarios busquen vueltas retóricas para evitar mencionar esa "maldita" palabra. Y que, incluso, la variable del ajuste será el salario."Perdida la posibilidad de usar el dólar como ancla de la suba de precios -con la devaluación, tarifas públicas que empiezan a moverse, fuerte emisión, alto gasto público y sin metas de inflación explícitas- el ajuste de la economía sólo puede venir por el lado del salario real o de la actividad económica", observa el economista Enrique Szewach, en un análisis que sintetiza la percepción de la mayoría de sus colegas.Un estreno de año con aumentos

Lo cierto es que este es un verano extraño, en el que los récords de consumo conviven con la sensación del fin de fiesta.

En lo poco que lleva transcurrido el 2014, los argentinos ya están empezando a sufrir el "ajuste en cuotas", que consta de:

*Fuertes incrementos en el precio de la nafta, que ahora parece querer jugarle una carrera al dólar blue, a pesar de las idas y vueltas de los empresarios y el Gobierno y el tope al aumento del 6%, que ni siquiera fue respetao por YPF .

*Impuestazo a los autos de alta gama que, según expertos, moverá hacia arriba los precios de todo el mercado.

*Aumentos de todo tipo en el transporte urbano, el de larga distancia, peajes y vuelos de cabotaje.

*Suba del recargo al 35% a quienes usen sus tarjetas de crédito fuera del país.

*Pero, sobre todo, la inflación creciente, pese a los intentos oficiales de querer contenerla con los "precios cuidados".

*Y, como complemento del punto anterior, el aspecto central de la política económica kirchnerista para 2014: el salario como nueva ancla de los precios.Perdiendo la carrera

El ministro Axel Kicillof ni siquiera se preocupó por simular entusiasmo ante el nuevo acuerdo de precios con las empresas. Y recordó la larga lista de fracasos que tienen estos intentos de combatir la inflación mediante controles oficiales.

Lo que no mencionó es cómo se atacará, ahora que el dólar ya abandonó su rol de "ancla" inflacionaria, y posiblemente las tarifas de los servicios públicos empiecen a recorrer el mismo camino. 

Además, tras la devaluación, el índice de inflación publicado por las consultoras privadas se encuentra entre el 4 y el 6 por ciento. El más alto de la "década ganada"Al parecer, no será mediante una moderación en el uso de la maquinita de imprimir billetes, a juzgar por las declaraciones que siempre ha hecho Kicillof, en las cuales ha criticado las soluciones "ortodoxas".

Es por eso que el tema central pasa a ser el salarial: el Gobierno se enfrenta a la disyuntiva de utilizarlo como única "medicina" antiinflacionaria -arriesgando un panorama de alta conflictividad gremial- o correr el riesgo de que la carrera precios-salarios ingrese en una espiral difícil de controlar.

Por lo pronto, el objetivo original de promover incrementos cercanos al 18% para las paritarias parece descartado por completo, luego del "efecto contagio" que causaron en los gremios de los empleados públicos los aumentos otorgados a las fuerzas policiales y el desconcierto que generó la suba de algunos precios tras la modificación del tipo de cambio.

Pero eso no significa que haya desaparecido la posibilidad de un ajuste en la economía que tenga como eje central el ingreso de los asalariados.

A fin de cuentas, con una inflación que terminó el año en torno del 27% y muestra una tendencia ascendente, todavía queda un importante "colchón" para otorgar subas y que aun así haya pérdida real de poder adquisitivo.Ancla salarial

"La decisión de devaluar y aumentar las tarifas por encima de la inflación conducen a deprimir el ingreso real. Este modelo de sintonía fina cierra si el salario es la variable de ajuste", afirma el economista Mario Brodersohn.

La mayoría de los pronósticos de analistas conservan ese mismo tono.

"El salario no mostrará mejoras en relación con la suba de precios y no se registrará un aumento real", asegura Dante Sica, titular de la consultora Abeceb.

Por lo pronto, mientras las previsiones de incrementos de sueldos en el sector privado rondan un 25% las estimaciones de inflación para 2014 oscilan entre 28% (Abeceb y Iaraf) y el 29,5% (FIEL).

"Los servicios y el comercio tendrán enormes dificultades para aumentar entre 25 y 26%, por lo que el salario real promedio de la economía caerá y aumentarán los conflictos", anticipa Juan Luis Bour, economista jefe de FIEL.

Lo cierto es que este escenario de mayor conflictividad llegó incluso antes del 2014, con el "gremio" policial como epicentro de los problemas.¿Ayudarán el acuerdo de precios y el debut del nuevo índice de inflación para moderar las pretensiones de los líderes gremiales?

Los analistas se muestran escépticos. Sostienen que los acuerdos son "más de lo mismo" y afirman que es como si se buscase darle continuidad a las erráticas iniciativas de Guillermo Moreno.

Ni siquiera los sindicatos afines al kirchnerismo se han pronunciado sobre cómo se darán los acuerdos por salarios y qué tan "moderadas" serán las negociaciones.

Así lo dejó en el titular de la CGT oficialista, Antonio Caló, quien fue señalado por Cristina en su último discurso al quejarse ante la falta de una "respuesta de fondo" a sus planteos y enumerar, entre sus reclamos, la concreción de "paritarias libres"

En tanto, los docentes bonaerenses ya anticiparon que utilizarán la misma lógica de las protestas policiales, en las que se utilizó como parámetro los aumentos en otras provincias.

El economista Miguel Kiguel, de la consultora Econviews, hace referencia a una suerte de doble "tiranía" para los salarios: la de la productividad, por la que se trata de acotar los aumentos de sueldos al no crecer de modo acorde, y la de la política cambiaria, por la que se limitarán los incrementos da cara a lo que viene.

Kiguel es otro de los que afirma que lo más probable es que los ingresos caigan en términos reales: "Perderán contra la inflación y contra la suba del dólar oficial".

El economista José Luis Espert señala que el propio modelo K -que "ancló" por mucho tiempo al dólar frente al alza del billete verde- llegó a un punto en el que es inexorable encarar una reversión.

"La política salarial y cambiaria que empujó el Gobierno hizo que los sueldos en términos reales hoy sean un 70% más altos en dólares, algo que resulta insostenible para una industria que necesita exportar", afirma.Precios vs. ingresos, una competencia en la que ninguna de estas dos variables quiere perder un metro de terreno. Por lo pronto, en 2013 la devaluación -punta a punta- fue del 33%, contra una inflación del 27%.

En otras palabras, aquellos que tuvieron mejoras salariales lo suficientemente altas como para empatarle a la inflación, igualmente vieron caer sus ingresos un 4,5%, medidos en términos de dólares durante 2013, sin tener en cuenta el salto cambiario de enero de este añoPronóstico frío en pleno calor de verano

Podría argumentarse que, en un escenario de conflictividad gremial, tal vez el Gobierno no tenga fuerza política como para impedir aumentos salariales altos y que, por lo tanto, no se producirá el temido ajuste de los ingresos.

Por lo pronto, el efecto post-huelga policial y post- devaluación muestra que será difícil contener una fuerte alza en las nóminas de empleados estatales de las provincias."¿Quién va a aceptar discutir aumentos inferiores a los de la policía, que lograron mejoras superiores al 30%?, ¿Por qué no las podrían obtener los maestros o médicos?", disparó Pablo Micheli, líder sindical de la CTA, marcando el preludio de lo que será el 2014 en materia de puja distributiva.

Sin embargo, hay analistas que plantean que, aun cuando las paritarias marquen que los gremios están con fuerza como para defender los ingresos de la erosión inflacionaria, ello no necesariamente evitará un ajuste, sino que hará que tome otra forma.

Como afirma Szewach, en el caso de que los sindicatos rechacen aumentos nominales inferiores a la inflación, lo que ocurrirá es que se prolongue una situación de estancamiento y que la caída de la actividad económica termine por dañar los niveles de ingresos.

Desde su punto de vista, lo que se vió en el arranque del año es "un dificultoso intento basado en la caída del salario real y el control de algunos precios que, si fracasa, derivará en un mayor descenso de la actividad económica".

Algo de eso ya comenzó a verse, cuando quedó en claro que, pese al alejamiento de Guillermo Moreno, se mantendría vigente la política restrictiva en cuanto al cerrojo importador.

No es una buena señal: según una estimación de Marina dal Poggetto, economista jefe del Estudio Bein, para que la economía argentina crezca un punto porcentual se necesita que las importaciones aumenten tres puntos.

Además, hay que recordar que el ajuste no será igual "para todos y todas".

Porque, naturalmente, los acuerdos salariales -sea para el personal sindicalizado como para el que está fuera de convenio- sólo comprenden a aquellos trabajadores en "blanco".

En otras palabras, que como ocurre en cada momento complicado de la economía, el gran candidato a ser la primera variable de ajuste es el sector más débil de la sociedad, ese tercio de la masa laboral que figura "en negro" y que está siempre en el borde del desempleo.

Ese mismo segmento que no llegó a disfrutar la fase eufórica del boom pero que ahora, al término de la fiesta, está en la primera línea para empezar a pagar la cuenta.