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Crónica de una derrota "cara" y anunciada: blue y reservas, en cí­rculo vicioso con final incierto

La administración K ha puesto todo para dar batalla en el mercado cambiario: vendió bonos de ANSES, salió a ofrecer nuevos títulos, sacrificó divisas
20/01/2014 - 07:15hs
Crónica de una derrota "cara" y anunciada: blue y reservas, en cí­rculo vicioso con final incierto

Empiezan a aparecer síntomas de que las cosas no le están saliendo bien al nuevo equipo económico: por ejemplo, que el jefe de Gabinete Jorge Capitanich haya desempolvado el argumento de que el dólar blue no tiene importancia y que no se explica la atención periodística a un precio marginal e ilegal.

Esa observación del jefe de Gabinete podría interpretarse como la admisión tácita de una derrota. Después de todo, parece extraño haber sacrificado, durante dos meses, cientos de millones de dólares en reservas del Banco Central y en bonos del fondo de la ANSES para domar un tipo de cambio paralelo que no le importa a nadie.

Su actitud suena algo contradictoria con la euforia de los primeros días de diciembre, cuando la brecha con el dólar oficial se había reducido a menos de un 50% después de haber orillado el 100 por ciento.En esos momentos, que hoy parecen lejanísimos, un optimista Capitanich no sólo no "ninguneaba" al billete paralelo sino que decía esta frase en su conferencia matinal: "Tenemos que comentar que en la semana aumentó el índice Merval, bajó la brecha y bajó la tasa de riesgo país".

Ahora, todo indica que el nuevo equipo económico no logró pasar el test ácido del verano: con un blue que vuelve a batir récords, ya ni siquiera queda en pie el argumento clásico de que hubo una fuerte demanda por parte de los argentinos que viajan al exterior, dado que el turismo empieza a mostrar cifras decrecientes.

También el argumento de la conspiración de la "city" luce algo exhausto. Hoy los inversores están haciendo uso intensivo del "dólar bolsa", el mecanismo de triangulación de bonos que les permite hacerse de billetes verdes a 9,75 pesos.

De manera que, a ojos de los expertos, lo que está ocurriendo en estos calurosos días del mercado financiero tiene una explicación simple y a la vez preocupante: la estrategia del Gobierno para reducir la brecha cambiaria se agotó en dos meses y la pulseada contra el blue parece ser una batalla perdida."Nada está funcionando" es el lacónico título con el que la consultora Ledesma sintetiza la estrategia oficial luego de que la ANSES agregara un nuevo bono a la oferta del "dólar bolsa" y después de que quedó en evidencia que ni siquiera con un "seguro de cambio" los exportadores quisieron adelantar la liquidación de sus divisas.Una receta con malos ingredientes

En este marco, los analistas señalan que lo más grave no es el hecho de que el blue haya batido un nuevo récord y se encamine a los $12, sino que hay tres puntos que marcan un agravamiento en la situación:

*Se prueba una vez más el diagnóstico erróneo del Gobierno respecto del tema cambiario.

*La estrategia implicó una fuerte pérdida en el patrimonio de la ANSES, que al desprenderse de bonos por debajo de su valor nominal hizo, de hecho, una emisión de deuda dolarizada de alto costo.

*La escapada del blue se hizo en simultáneo con la pérdida de reservas del Banco Central y con una fuerte aceleración de la tasa devaluatoria.

Como muchos de sus colegas, el economista Javier González Fraga, centra su crítica en que el Gobierno haya acelerado la devaluación del dólar oficial sin haber atacado simultáneamente las causas profundas de la inflación.

En este marco, cree será imposible disuadir a quienes tienen dólares de que los vendan, así como tampoco se podrá convencer a los inversores de que la divisa estadounidense no es una opción atractiva.

"No ha habido mejor inversión en los últimos meses que demorar la liquidación de exportaciones. Y lo propio ocurre con los importadores, que se apresuran a pagar sus compras al exterior, aunque no tengan posibilidad de venderlas en el mercado interno", apunta.

También se muestra pesimista el ex ministro Jorge Remes Lenicov, quien critica el abuso del uso de fondos de la ANSES como estrategia para atacar la brecha cambiaria.

"Ahora, cada medida que toman genera efectos contraproducentes. Porque si aumentan la devaluación y mantienen estas tasas de interés, lo que ocurre es que se generan más expectativas inflacionarias y la gente no sabe qué hacer con su dinero y se va al dólar", argumenta.Podía fallar... y falló

A primera vista, la estrategia ideada por el "team Kicillof" parecía tener cierta lógica. Si lo que había provocado la existencia del dólar blue era el retraso cambiario, entonces acelerar la devaluación del tipo de oficial se entendía como una medida correcta.

Por otra parte, si la falta de opciones de inversión dolarizada en el mercado era un problema -porque condenaba a los inversores a demandar billetes en el mercado paralelo- entonces proveer bonos dolarizados también podría considerarse una medida en el sentido correcto.¿Qué falló, entonces? Para los economistas, es muy claro: persiste el mismo problema que vienen marcando desde la vigencia del cepo cambiario, el mismo que le señalaron a Mercedes Marcó del Pont cuando, hace un año, decía que toda la culpa era de los turistas.

Y ese problema se llama emisión monetaria: mientras haya más pesos que los que el mercado quiere absorber, el dólar blue seguirá con presión al alza, dado que es el termómetro de preocupación por la inflación.

"Es difícil que esta política sea exitosa en la medida en que se insista con un ajuste del tipo de cambio como una iniciativa aislada", sostiene Jorge Todesca, titular de la consultora Finsoport.

"La emisión monetaria, aunque menor que en otros tiempos, sigue siendo alta. Hay una montaña de dinero acumulada que está presionando sobre el mercado, en un contexto de pérdida de reservas", agrega.

En la misma línea, Ramiro Castiñeira, analista de Econométrica, transmite una visión escéptica: "No se va a lograr bajar el dólar por más que la ANSES salga a vender bonos, porque es imposible dar esa pelea cuando el sector privado tiene sobrante de pesos".

Y afirma que tampoco es buena idea sacrificar reservas del Central para ayudar a calmar el mercado.Las reservas siempre pierden

Este punto, el de las reservas, es también una parte esencial del cuadro.

Los analistas consideran que, como en otros tiempos, la venta de dólares termina siendo una forma de aspirar pesos "sobrantes".

Al respecto, el ex ministro Martín Lousteau marca lo que parece ser un dilema, ya que cualquier decisión será perjudicial. Sostiene que si el Central quiere reducir el ritmo de emisión, sólo podrá hacerlo a expensas de perder reservas para cubrir el déficit. Por el contrario, si quiere detener la fuga, se ve obligado a imprimir más billetes. 

En otros momentos, al menos podría quedar el consuelo de que la caída de tenencias del Banco Central podría ayudar al descenso del blue, ya que habría más divisas en el mercado. Pero con la vigencia del cepo, esa lógica ha roto.

Incluso aquellos que reniegan de que el precio del billete informal deba regirse estrictamente por la regla de la convertibilidad (la cuenta que consiste en dividir el dinero circulante en pesos sobre dólares del Central), admiten que ante una caída de las reservas, la escapada del blue es inevitable.

Ocurre que, ante una situación más débil del BCRA, la expectativa del mercado es que pueda haber una mayor presión para acelerar el tipo de cambio oficial, ante lo cual se incrementa la tendencia a deshacerse de pesos.

Para peor, señalan algunos, se da un efecto de retroalimentación: la caída de reservas dispara al blue, lo cual a su vez aumenta el peligro a un mayor desplome en las tenencias del Banco Central.

"En la Argentina, que no es un caso ‘de manual' ni siquiera en situación de control cambiario, el aumento del dólar paralelo como resultado de la emisión es una fuente adicional de pérdida de reservas", argumenta Lucas Llach, docente de la Universidad Di Tella.

Y agrega: "El ‘dólar tarjeta' en sus diversas variantes a veces permite hacerse de divisas a precio de liquidación, aunque no haya un gasto real de importación".Una derrota de alto costo

A esta altura, lo que empieza a quedar claro es que la batalla contra el dólar blue no sólo es dura sino que además resulta cara. Innecesariamente cara, según los economistas.

Porque además del hecho de que la brecha está aumentando otra vez, debe tenerse en cuenta que en el camino quedaron miles de millones de dólares como consecuencia de la venta de bonos de ANSES.

Es difícil saber con exactitud cuánto dinero sacrificó el Estado en su estrategia por aplacar al blue a fuerza de vender bonos. Los economistas consultados para esta nota prefirieron no arriesgar una cifra, pero resulta en claro que es un camino oneroso, dado que se llegaron a vender u$s700 millones en una sola jornada.

"Para que dé resultado la estrategia de bajar al blue vendiendo bonos, el Gobierno necesita que se arme un volumen muy grande en el mercado del dólar bolsa. Pero aun cuando eventualmente diera algún resultado, lo que hay que ver es que esto tiene un costo, porque implica una emisión de deuda encubierta", afirma Eric Ritondale, economista jefe de la consultora Econviews.

Según su análisis, ese costo se trasladará a la próxima administración que deba pagar estos bonos, que antes implicaban una deuda intra-estatal y que, a partir de ahora, generarán la obligación de ser cancelados con divisas, además de que fueron vendidos por debajo de su valor de mercado.

Y está, naturalmente, el costo invisible de una factura que recién se le pasará a los futuros jubilados.

El ex ministro Lousteau así lo describe: "Lo que se está haciendo es usar un bono y se le baja el precio, se lo vende a 80 en vez de a 100. El problema es que se van a acabar, entonces sólo se podrá bajar el precio del dólar paralelo un tiempo y después volvemos a tener el problema".

Lo cierto es que, contra la voluntad de Kicillof y de todo el Gobierno, el blue se empeña en seguir apareciendo en los medios de comunicación.

Ante la falta de resultados, siempre queda el recurso de compensar con "relato" lo que no se pudo lograr en la política. Lástima que, mientras tanto, el mercado no parece conmoverse con los argumentos oficiales.

Y el riesgo mayor todavía no se ha visto, porque lo que ya están advirtiendo los economistas es que puede llegar el momento en el que el blue deje de guiarse por mecanismos más o menos previsibles y que su valor esté dictado por la histeria.

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