Oscar Velasco, un chofer de ómnibus de Caracas, todavía recuerda cuando hace 25 años se dispararon los precios de la nafta. Se produjeron violentos disturbios, el llamado Caracazo, en los que perdieron la vida cientos de personas y derivó en dos golpes de estado.

Con la nafta subsidiada a menos de 5 centavos el galón, Velasco no es el único que se pregunta si no habrá pronto otro fuerte salto de precios, ahora que el gobierno socialista de Nicolás Maduro está tratando de enderezar la inclinada economía de Venezuela.

“La nafta acá es regalada”, aseguró. “Pero un ajuste de precio sería muy sensible. Las cosas podrían ponerse muy feas si no lo hacen bien”.

Sin embargo, Maduro –que también fue chofer de ómnibus– quizás no tenga alternativa. En los disturbios callejeros de este año murieron más de 40 personas, la inflación supera el 60% y escasean los productos de primera necesidad.

En ese contexto, su índice de aprobación se derrumbó a 39%, según una encuesta de mayo elaborada por Datanálisis, que también señala que ocho de cada diez venezolanos creen que la situación del país es “mala”.

Hasta ahora, en un intento por mostrar pragmatismo económico, Maduro liberalizó en parte los controles cambiarios. La semana pasada, despidió a Jorge Giordani, ex ministro de planificación y presidente del banco central, conocido como “el Monje” por su espartano estilo de vida y visiones doctrinarias de izquierda.

Pese a estas incipientes señales de que el enfoque de las políticas es más coherente, los analistas sostienen que eliminar el subsidio a las naftas –que se estima cuestan unos 12.000 millones por año– será la prueba de fuego que medirá hasta dónde Maduro está preparado para incursionar en su intento por devolverle al país un aspecto de racionalidad económica.

“"Ningún gobierno se atreve a hacerlo, pero estamos en un punto de inflexión”: o lo hacen o quiebran. No hay otra opción”", aseguró Nelson Hernández, ex alto ejecutivo de PDVSA, la compañía petrolera estatal.

Los precios de las naftas venezolanas están congelados desde 1996, tres años antes de que Hugo Chávez llegara al poder e niciara la “Revolución Bolivariana” de Venezuela.

Desde entonces, los precios internacionales del petróleo se multiplicaron por siete, mientras que la inflación acumulada del país ha sido de 4.435%, según un informe de diciembre elaborado por Barclays.

Jorge Pérez, economista de la Universidad Central de Venezuela, cree que si los precios de la nafta subieran diez veces mañana, no “afectaría realmente el bolsillo de la gente”, pero sí tendría fuertes “efectos psicológicos”.

Eso se debe en parte a que como el país tiene las mayores reservas de petróleo del mundo, muchos venezolanos sienten que la gasolina barata es un derecho. Otro es que los intentos de golpe posteriores al Caracazo de 1989 fueron encabezados por Chávez mismo y así impulsó su propio ascenso político.

Pese a la desconcertante similitud con las protestas antigobierno de hoy, existe la necesidad de reforma. Poniendo fin al subsidio a las naftas, por ejemplo, se ayudaría a cerrar el déficit fiscal estimado en 13% del PBI, que se financia actualmente con la emisión de dinero, lo cual impulsa aún más la inflación.

El país no está quebrado, sino reestructurándose”, señaló un respetado empresario del sector privado venezolano. “Necesitamos reformas y éste es el momento”.

Pero no parece que las subas a las naftas sea una prioridad para el gobierno. Eso se debe a la resistencia que ejercen altos funcionarios, que quieren mantener bajos los valores del combustible porque están implicados en el lucrativo contrabando de naftas.

Se estima que por día se trafican ilegalmente 140.000 barriles de crudo a Colombia, donde se vende a varias veces el precio local.

Los analistas sostienen que una operación tan masiva se sostiene sólo con la participación de las fuerzas de seguridad, pero que Maduro necesita tener de su lado al ejército para evitar la posibilidad de un golpe.