iProfesionaliProfesional

Se agudiza pesimismo de empresarios: congelan inversiones y prevén avanzar en más despidos

El sondeo de IDEA con la consultora D'Alessio IROL marca que las perspectivas se ubican en su punto más crítico desde 2009. Ventas y rentabilidad, en baja
07/08/2014 - 10:05hs
Se agudiza pesimismo de empresarios: congelan inversiones y prevén avanzar en más despidos

La economía ya venía con problemas de baja rentabilidad y demasiado "ruido" político y ahora el default no hizo más que agregar un factor que agrava estos inconvenientes.

De manera que lo que hay que esperar para el corto plazo es menos inversión y menos empleo por parte del sector privado.

Esta es la opinión generalizada entre los empresarios, según la última "radiografía" que revela el Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), presentada ayer.

Esta encuesta se realiza anualmente y ya venía reflejando, al menos desde 2011, un continuo deterioro de las expectativas en rubros tales como la rentabilidad, la disposición a tomar crédito, a contratar personal y a ampliar la capacidad productiva.

Los temas de preocupación principal no muestran grandes variaciones a lo largo del tiempo: las dificultades para protegerse de la inflación, el creciente agobio de la presión impositiva y la notable disminución de los márgenes de ganancias.

Pero esta vez, claro, se agregó el factor que está robándose las primeras planas de los medios de comunicación: el litigio con los "buitres", el default y su potencial consecuencia de un agravamiento en la recesión hace que los hombres de negocios hayan entrado en un modo de "repliegue estratégico" a la hora de conducir sus empresas.

Uno de los datos clave que arroja este sondeo -realizado en julio- es que casi seis de cada diez empresarios consultados afirma que la situación económica del primer semestre estuvo por debajo de lo esperado, mientras que el 51% no espera mejoras significativas y cree que el contexto va a ser peor para la segunda mitad del año.

El pesimismo se torna más elocuente cuando se compara con las respuestas que los ejecutivos de compañías daban en los últimos años: hay que remontarse hasta el recesivo 2009 para encontrar tan malas expectativas respecto de la marcha de los negocios.

Eduardo D'Alessio, titular de la consultora D'Alessio IROL, que colabora con la realización del sondeo, destaca un "quiebre" en la tendencia, motivado por el hecho de que la realidad demostró ser aún peor que las -de por sí poco alentadoras- expectativas que los encuestados habían manifestado en el período anterior.

"Es claro que se está viviendo una baja en el nivel de actividad. Y esto es particularmente significativo en el sector industrial", agrega el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb, quien también forma parte de la elaboración de la encuesta junto con D'Alessio.

Menos defensa contra la inflaciónLa inflación es un tema recurrente a la hora de señalar problemas que interfieren con la actividad productiva. Y, más concretamente, lo que ha quedado en evidencia es la dificultad para trasladar a los precios los incrementos de los costos.

El fenómeno que se está observando es que, ante cada aumento salarial, se hace cada vez más difícil su pasaje al valor final del producto. Tanto, que apenas dos de cada diez ejecutivos de compañías manifiestan ser capaces de poder hacerlo.

En cambio, ocho de cada diez deben hacer frente al mayor costo salarial por la vía de sacrificar márgenes de ganancia.

No es de extrañar entonces que un contundente 54% de los encuestados prevea una significativa reducción de su rentabilidad para los próximos meses.

Lo cierto es que, ni la inflación ni la mencionada rentabilidad en caída son fenómenos nuevos. Por el contrario, se trata del contexto en el cual las empresas vienen moviéndose al menos desde hace unos años. Pero hay algo que sí cambio.

Antes, la forma de defensa contra estos problemas era un incremento en las ventas. De esta manera, un mayor volumen de producción diluía algunos costos fijos y generaba economías de escala.

Esto es lo que se agotó. Ahora, la pérdida de rentabilidad se da en el marco de una recesión.

"Estamos ante una inflación de costos más que de demanda", observa Sica, quien no oculta su preocupación por cómo este fenómeno pueda repercutir en la inversión y la generación de empleo.

Un preocupante 37% admite que no sólo no mantendrá su ya modesto nivel de desembolsos, sino que lo recortará en los próximos meses, contra un magro 14% que dice que los hará para mejorar su capacidad productiva.

"Con una actitud más conservadora y de defensa, van a hacer las inversiones que consideren necesarias o que representen una oportunidad", señala Sica. 

Y pronostica que toda inyección de capital externa estará condicionada a cómo continúe el litigio con los holdouts. "No veo un crecimiento fuerte", apunta.

Un año atrás, todavía eran similares los porcentajes de quienes aumentaban y recortaban planes de inversión.

Estas cifras son un reflejo de lo que ha ocurrido en las ventas, que casi sin excepción muestran una performance decepcionante.

Para el corto plazo, los encuestados tienen poca fe respecto de que se revierta la caída: casi cuatro de cada diez ejecutivos esperan una baja en la facturación en términos reales -es decir, no en pesos sino en volumen- mientras que un 33% piensa que no habrá cambios significativos (ver cuadro). 

El empleo como variable de ajusteEl panorama termina de entenderse más cabalmente cuando la encuesta pone la lupa sobre el uso que hacen las firmas sobre su capacidad instalada.

Ya una de cada cuatro empresas trabaja, literalmente, a media máquina, es decir, produce a un 50% de su potencial. Este dato es más sombrío aun que el que se registraba en 2009, un año en el cual, según estimaciones privadas, la recesión alcanzó 4 puntos del PBI (ver gráfico). 

Con este contexto, no resulta sorprendente que la inversión y el empleo sean las variables de ajuste para las empresas argentinas.

Casi seis de cada diez congelaron cualquier posibilidad de tomar nuevo personal, mientras un 23% ya tiene asumido que deberá despedir empleados.

Si bien los números oficiales que reporta el Indec no marcan todavía un deterioro significativo en el desempleo, los expertos advierten que hay motivos para preocuparse.

Primero, porque al disminuir la cantidad de gente que busca trabajo en forma activa, la estadística no refleja un mayor desempleo, aun cuando haya cesado la creación de nuevos puestos.

Segundo, por el fenómeno de que sea el Estado el que está compensando parcialmente la pérdida en el sector privado.

Y, finalmente, porque la estadística tampoco considera como desempleados efectivos a aquellos que figuran "suspendidos temporalmente", como está ocurriendo en estos días de manera masiva en la industria automotriz.

El titular de Abeceb considera que el riesgo es alto: "Dependerá de la perspectiva del empresario con respecto al nivel de actividad", afirma respecto del riesgo de que las suspensiones terminen siendo definitivas.

"Si ve que con menos empleados puede abastecer la demanda y no tiene perspectivas de crecimiento, esas suspensiones se transformarán en más despidos", asegura.

La expectativa de Sica es que el Gobierno tomará medidas antes de llegar a ese punto límite, aplicando "un paquete de incentivos fiscales". En tanto, el humor de los empresarios sigue cayendo.

Temas relacionados