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Efecto "pac man": la inflación se come al dólar y ya diluyó el efecto positivo de la devaluación en economí­as regionales

Diversas regiones productivas de materias primas del país -como cereales, frutas, carnes, entre otros- ya perciben que no les "alcanza" un tipo de cambio
23/08/2014 - 15:37hs
Efecto "pac man": la inflación se come al dólar y ya diluyó el efecto positivo de la devaluación en economí­as regionales

El efecto positivo de la devaluación de enero sobre la competitividad de las economías regionales ya se diluyó, advirtió un estudio de la Fundación Mediterránea difundido este viernes.

De acuerdo con el trabajo elaborado por el economista de esa entidad Jorge Day, "debido a la inflación local y a la caída de los precios internacionales, el tipo de cambio real de julio ya es inferior al de diciembre (previo a la devaluación) para productos pampeanos como el maíz y la soja".

Agrega que en el trigo el índice es similar y para la carne vacuna "hubo una significativa mejora que habría dado lugar a una nueva prohibición de exportaciones".

Mientras que en el caso de ciruelas y duraznos se registraron "fuertes aumentos de precios internacionales, pero localmente las cosechas fueron magras, por lo que no pudo aprovecharse la oportunidad".

Otros productos, como aceite de oliva, ajo, peras y mostos, "ya perdieron el colchón generado por la devaluación de enero", describe Day.

En algodón, azúcar y naranjas se conserva una ganancia marginal respecto de diciembre, pero el tipo de cambio efectivo para estos productos es entre 30 y 60 por ciento inferior al de 2006.

El especialista analizó que la devaluación de enero le había dado un respiro a las economías regionales, pero la inflación las ha vuelto a ahogar.

"Y por si fuese poco, varios productos han sufrido una caída en sus precios internacionales, complicando aún más el panorama regional", destaca el economista de la Fundación Mediterránea.

A inicios de 2014, con la devaluación de enero "hubo mejora en el dólar, y también en algunos precios internacionales, lo cual ayudó a varias economías regionales".

Sin embargo, a medida que ha transcurrido el tiempo, "se ha ido perdiendo esta ventaja, y por dos lados. El dólar oficial ha vuelto a abaratarse, o sea, costos crecientes en esa moneda y, además, empezaron a disminuir algunos precios como el de la soja y otros varios productos", añade Day.

En el caso del trigo, teniendo en cuenta su valor internacional, las retenciones y sus probables costos, si en 2006 tenía un precio relativo de 100, a fin del año pasado llegaba sólo a 69. "Es decir, en el transcurso de siete años sus costos han aumentado mucho más que sus ingresos, señal de deterioro de la rentabilidad exportadora".

"Con la devaluación de enero, se observó un aumento en su tipo de cambio real, mejorando algo su rentabilidad, pero muy lejos de lo visto hace siete años", indica.

Para Day, "pasado el tiempo, con un dólar oficial que pierde fuerza contra la inflación, y con el agravante de un menor precio internacional, se ha vuelto a una situación similar a la de fin de año".

"En otros productos ha pasado lo mismo, o peor, porque su tipo de cambio es aún inferior al de fin del año pasado. Una excepción sería la carne vacuna, que justo es la que ahora se han restringido sus exportaciones, como una manera de evitar mayores aumentos de precios internamente", finaliza el economista.

Exportaciones para abajo

En resumen, pese a la mejora del tipo de cambio y a la mayor cosecha de soja, la realidad es que, durante los cinco primeros meses del año, las exportaciones se ubicaron unos u$s4.000 millones por debajo de las del año pasado, lo que implicó un descenso del 12%, cuatro puntos por encima de la baja que sufrieron las importaciones.

Así, el superávit comercial se contrajo más del 40% (-u$s1.600 millones) respecto del mismo período de 2013.

Incluso, según datos publicados este viernes, las ventas al exterior cayeron un 9% interanual, mientras que las compras a otros países retrocedieron un 16%, en momento de fuerte control de cambios por parte del Gobierno para combatir la fuga de capitales.

Lo más preocupante es que las exportaciones de productos industriales, que son las que más deberían haberse beneficiado con el nuevo dólar de $8,4, vienen barranca abajo: acumulan una caída del 12% y de los 14 principales productos, que explican más del 90% de los envíos al mundo, 12 de ellos exhiben tasas negativas de variación.

Al respecto, Francisco Gliemmo, presidente de la Unión Industrial del Gran La Plata (UIGLP), señaló que "a pesar de la devaluación de enero, el país perdió competitividad y hasta se exporta menos".

Al trazar una radiografía por rubros, el más emblemático sin dudas es el automotriz, que recibió lo peor del salto cambiario: los precios de los autos en pesos se dispararon, por el alto contenido importado, y así las ventas se desplomaron. Como contrapartida, el dólar de $8 no ayudó a impulsar las exportaciones porque el principal mercado es Brasil, que está afectado por una desaceleración de su economía.

Así, durante los cinco primeros meses del año, el sector acumula desplomes de entre el 22% y el 24% en materia de producción, ventas al mundo y patentamientos.

"Soy escéptico sobre el rol que juega el tipo de cambio en el corto plazo. En menos de un año es muy difícil ver una respuesta positiva en las exportaciones, más cuando hay un contexto inflacionario como el actual. El factor que más impulsa las ventas al exterior pasa más por la performance de nuestros socios, especialmente Brasil, que no está atravesando por un buen momento", sintetizó Cohan.

Además, aún considerando la variable cambiaria, la ecuación tampoco es favorable para la Argentina: bajo la óptica de Javier González Fraga, ex presidente del Banco Central, "este año terminaremos con 50% de devaluación y 35% de inflación, esto es una mejora de 15 puntos de competitividad, pero que está lejos de los 40 puntos que nos separan de Brasil".

En el caso de las exportaciones de servicios, que tras el 2001 se dispararon gracias al tipo de cambio alto, el escenario actual no es el más positivo.

Según destacaron a iProfesional desde la Cámara Argentina de Centros de Contacto (CACC), en lo que va del año la industria de los call center "no generó ningún empleo".

"La Argentina ya perdió su posicionamiento en el mundo. Desde 2009 que vienen bajando las exportaciones sistemáticamente. De hecho, hoy se están vendiendo pocos servicios al exterior. Lo que ganás con el tiempo, lo perdés en un segundo. Por eso la devaluación de enero no ayudó a que el sector ganara más mercados", sintetizaron desde la entidad.

En el plano interno, entre los rubros más castigados, está el de línea blanca, que prácticamente no exporta y depende completamente de las ventas domésticas. Dado que hay productos, como los lavarropas, cuyos costos están explicados entre un 40% y un 50% por insumos importados, esto derivó en que el salto del dólar pegara de lleno en los precios de venta al público, a lo que se sumó la limitación en los planes de cuotas.

Así, la demanda de artículos del hogar, según reconocieron a iProfesional desde Garbarino, acumula una caída cercana al 25% en lo que va del año.

Sin margen para otra devaluación

Al trazar un diagnóstico, Jorge Todesca, titular de la consultora Finsoport, criticó los pobres resultados logrados tras el salto del dólar: "El 75% de la devaluación se fue a precios. Es decir, ha sido bastante inútil para corregir los valores relativos entre los productos nacionales e importados".

En este sentido, es de los que cree que no hay margen para resolver los problemas de competitividad por la vía cambiaria mientras exista déficit en las cuentas públicas.

Otro de los economistas que se mostró crítico ante la posibilidad de que el Gobierno repita la experiencia de enero, fue el polémico ex ministro Domingo Cavallo, para quien si hoy la administración K quisiese subir el dólar oficial a un nivel cercano al del paralelo, "eso adelantaría los tarifazos, que todavía están pendientes, pero serían mayores a la propia devaluación".

Acto seguido, advirtió que una fuerte depreciación de la moneda local podría generar "una explosión inflacionaria".

Devaluaciones menos efectivas

Entre los analistas emerge una certeza inquietante: se terminó el margen para hacer "devaluaciones exitosas".

"La devaluación de enero permitió algún desahogo, pero la inflación desde entonces está erosionando rápidamente esa ganancia de competitividad", apunta Muñoz.

El economista sostiene que hay algo aun peor: la evidencia de que una nueva devaluación tendría un efecto casi nulo.

Su afirmación es inquietante, porque abundan los diagnósticos respecto de que el dólar debería cotizar bien por encima de su nivel actual.

De hecho, tras la sentencia adversa que tuviera el país en su litigio con los fondos buitres, el tipo de cambio para diciembre en el mercado de futuros ya se ubica en los casi $10, aun con intervención del Banco Central para moderar la suba.

Y surge allí la pregunta del millón: ¿cómo hace para subir el precio del billete verde un país que ya no tiene margen para "devaluaciones exitosas"? ¿Acaso está condenado a sufrir los efectos del atraso cambiario sin poder hacer nada?

Los economistas apuntan a que el error consiste en buscar una solución cambiaria a un problema cuyo origen está en otro lado. Y apuntan sus miradas al rojo fiscal.

Todos los planes económicos del último medio siglo terminaron en crisis, y todos están estrechamente asociados con la necesidad de tener que financiar al fisco.

Y la razón por la cual es difícil que una devaluación sea exitosa es porque cada vez hay menos crédito al que el Estado pueda recurrir. Y esta situación tiende a complicarse tras la decisión de la Corte Suprema de Estados Unidos.

"Como la base monetaria es menor respecto de la economía, entonces el efecto de una devaluación desaparece más rápido", concluye el economista José Luis Espert.